Los miembros de la Fundación italiana Arché junto a su fundador, el padre Giuseppe Bettoni, se reúnen con el Pontífice en la Sala Clementina del Vaticano
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El Papa con algunas madres y niños de la Fundación Arché. (Vatican Media) |
Pasado mañana la Fundación Arché
inaugurará una casa en Roma que albergará una nueva comunidad. Ha sido este el
motivo principal por el que el Papa se ha reunido con los miembros de dicha
fundación esta mañana en la Sala Clementina del Vaticano. “Que sea un lugar
donde se viva el estilo de Dios, que es cercanía, ternura y compasión. Y que la
estructura esté siempre al servicio de las personas, no al revés” ha sido el
deseo que el Santo Padre ha expresado a sus miembros, a la vez que daba sus
agradecimientos por dicha obra, tanto por parte suya, como por parte de la
diócesis de Roma.
Entre los agradecimientos,
Francisco se ha dirigido al fundador, Don Giuseppe Bettoni, para elogiar su
trabajo durante estos treinta años, desde que comenzó su compromiso de acoger a
las madres con hijos: “Lo has llamado "Arché", que recuerda el
origen, el principio, y sabemos que en el principio está el Amor, el amor de
Dios. Todo lo que es vida, todo lo que es bello, bueno y verdadero viene de
ahí, de Dios que es amor, como la vida humana viene del corazón y del vientre
de una madre, y como Jesús, que es el Amor hecho carne, vino del corazón y del
vientre de una madre” ha dicho el Papa.
Un signo de esperanza
“En esta lógica – ha continuado
el Santo Padre – al principio están los rostros: para ustedes son los rostros
de esas madres y niños que han acogido y ayudado a liberarse de las ataduras de
la violencia y el maltrato. Incluso las mujeres migrantes que llevan en sus
carnes experiencias dramáticas”. Es por ello que el Papa describe a las
comunidades de acogida de la fundación como un signo de esperanza: “en primer
lugar para estas mujeres y sus hijos, pero también son un signo de esperanza
para vosotros mismos al compartir vuestras vidas con ellos; y para los
voluntarios, los jóvenes, las parejas jóvenes que en estas comunidades
experimentan el servicio no sólo para los pobres – una cosa muy buena – pero
mas bueno es con los pobres”.
El icono de una Madre y un Niño
“El icono de la Madre y el Hijo
es tan familiar para nosotros los cristianos, y para ustedes no se ha quedado
sólo en una imagen bonita: la han traducido en una experiencia concreta, hecha
de historias y rostros concretos” ha asegurado el Papa. De hecho – ha concluido
– “esto significa ciertamente problemas, dificultades, penurias... Pero al
mismo tiempo significa alegría, la alegría de ver que el compartir abre caminos
de libertad, renacimiento y dignidad”.
Mireia Bonilla – Ciudad del
Vaticano
Vatican News