«Estas orientaciones, estas líneas de acción, son un ejercicio espléndido de diálogo, de colegialidad interna, de camino juntos. Estamos llamado a vivir en un permanente discernimiento»
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Revista Ecclesia |
Con estas palabras comenzaba el
secretario general de la Conferencia
Episcopal Española, Luis Argüello, la presentación de las líneas
de acción de la Casa de la Iglesia para los próximos cuatro cursos.
El obispo auxiliar de Valladolid
ha expresado que este camino «que hemos hecho juntos» es una llamada a «vivir
en un discernimiento de lo que el Señor nos pide en cada momento, y en concreto
en este de nuestra historia, que exige nuevos análisis y nuevas síntesis. Desde
la propuesta del Papa Francisco, debemos situarnos en la sociedad española
y en la Iglesia».
Un momento histórico, un cambio de época
Por eso, ha proseguido, «miramos
al contexto actual de los cambios y transformaciones con preocupación y al
mismo tiempo con benevolencia una sociedad que vive como si Dios no existiera.
Es la raíz profunda de lo que luego los analistas dibujan como la gran
desvinculación». Una desvinculación de uno mismo y del otro, «haciendo fácil la
ruptura de cualquier alianza o vínculo. Una desvinculación del mismo Dios», ha
sostenido.
Esa desvinculación «es la que
hace fácil la ruptura con cualquier vínculo, fruto del que nace la desconfianza
y el enfrentamiento». Por eso, «aceptar un vínculo fundante, aceptar los dones
recibidos, genera confianza. La creencia religiosa, el reconocimiento de que
Dios es Amor nos convoca a la relación fraterna, a una propuesta integral de
economía, de sistema político, de antropología y a la comprensión y de la
familia y sus vínculos».
Por eso, ha lamentado que se
utilice «el enfrentamiento como estrategia» atacando a esos vínculos de la
familia y a la propia familia como institución. «Como Iglesia, nos despistamos
al pensar que los temas de defensa de la vida y de la familia corresponden a
una carpeta diferente a la factura de la luz», ha añadido.
«A veces podemos ser progres o
conservadores en una de las carpetas y lo contrario en otras, cuando en
realidad la propuesta que nace de la fe y la que se ve en la cultura dominante
es una propuesta integral», ha insistido el secretario general.
«Acoger desde el diálogo y la
escucha, desde el amor y la verdad»
Argüello ha reconocido que no es
fácil, ya que la cultura dominante que impera en la sociedad presenta «esos
pretendidos nuevos que por el contrario hunden sus raíces en la existencia
humana, por eso los jóvenes se sienten atraídos». Ante ello, el secretario ha
presentado «el gran reto»: «Acoger a quienes tienen esas inquietudes desde el
diálogo y la escucha, desde el amor y la verdad».
Todos queremos la solución del
dolor y de la muerte «aunque se busque a veces la solución del dolor por el
camino de aniquilar al que sufre o vencer a la muerte convocando los grandes
poderosos del mundo a los mejores científicos para vencer a la muerte en este
proyecto llamado transhumanista, que quiere quitar al hombre y su dignidad del
centro mismo de la historia».
Por el contrario, ha explicado,
la propuesta es «amar a la persona en la verdad de lo que es, de su
diversidad, no es fobia sino la fuente misma de una acogida amorosa, un amor de
la verdad. Amor y verdad son inseparables, y una verdad sin amor es un
fundamentalismo desarmado».
La propuesta constructivista
También ha hablado de las nuevas
leyes «que exponen una propuesta constructivista en la pedagogía y
antropología», haciendo referencia al sistema educativo de «pedagogía
constructivista».
Por eso, matizaba, «cambiar las
legislaciones respecto al aborto, las familias, respecto a la comprensión de lo
humano es un proyecto global acompañado por series de televisión, por ídolos
deportivos y musicales, propuestas que empapan todo lo cotidiano. ¡Cómo no
denúncialo!», se ha preguntado.
A partir de ahí, el obispo
auxiliar de Valladolid ha invitado a testimoniar que «la Historia está
sostenida y que la Tierra está habitada por un rostro que nos ha regalado su
nombre. Pese a las dificultades ambientales o internas, que las llamamos falta
de comunión, tenemos que salir a la plaza pública con la comunión en lo
esencial y rompiendo con la mundanidad».
Luis Argüello ha concluido la
presentación de las líneas de acción como «un esfuerzo de transparencia, de
purificación, de prevención y acompañamiento que nos llama a la conversión
pastoral poniendo el acento en proyectos apostólicos y evangelizadores».
«No es fácil evangelizar»
Por su parte, el presidente de
la Conferencia
Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan
José Omella, ha comenzado el acto reconociendo «que no es fácil evangelizar»,
pero que «este trabajo fruto de un ejercicio de discernimiento compartido por
los obispos, los órganos colegiados de la CEE y sus colaboradores para
aproximarse a la realidad social y eclesial y sugerir unas orientaciones pastorales
que nacen después de varios meses de diálogo».
Porque tal y como ha explicado,
«una de las preocupaciones que tenemos es cómo transmitir el Evangelio en el
mundo de hoy, y conociendo y analizando nuestra sociedad de hoy, vemos sus
valores y deficiencias».
Ante ello, el cardenal Omella ha
animado a «ser valientes» y «no acobardarse» para «seguir dando testimonio de
la fe en Jesús, no tanto con las palabras, sino con los hechos. ¿Cómo vivimos
la solidaridad, la acogida, los valores morales frente a una sociedad que
promueve otros? Ese testimonio es el que da frutos», ha matizado el cardenal.
Por último, el presidente de la
Conferencia Episcopal ha llamado a la sociedad a no doblegarse porque «a veces
somos un poco cobardes y tenemos que ser valientes, decir con normalidad lo que
uno piensa porque públicamente nos da vergüenza. Yo soy lo que soy. No
doblegarse a la moda».
Fuente: Revista Ecclesia