Dios quiere que te salves, depende de ti hacerlo
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“Todavía
tenéis tiempo para no acabar en el infierno. Es lo que os espera si continuáis
por este camino. Todavía tenéis tiempo para no acabar en el infierno. Es lo que
os espera si continuáis por este camino”
Papa
Francisco 21 de marzo 2014
Me gusta leer los comentarios de nuestros sacerdotes en las redes
sociales. Nos instruyen, ayudan a acrecentar nuestra fe y nos orientan.
Hace unos días leí una frase de un sacerdote, el padre Jorge Enrique Mújica,
que llamó mi atención y me ha dejado reflexionando sobre la eternidad, nuestra
salvación la perdición eterna.
“Cuando alguien te invite a pecar y diga la frase: «la vida es
corta, hay que vivirla», tú contéstale: «el infierno es eterno y hay que
evitarlo».
Hablemos del más allá
Me hizo recordar lo poco que hablamos de algunos temas en nuestra
Iglesia, como la existencia del demonio y el infierno, antes un tema muy común.
Parece que hablar de estas verdades asusta, incomoda y es mejor
no pronunciarlas, o decirlo con sutileza.
Curiosamente Jesús lo mencionaba abiertamente. Nos dice el Catecismo de
la Iglesia Católica (1034):
Jesús habla con frecuencia de la «gehenna» y del «fuego que nunca
se apaga» (cf. Mt 5,22.29; 13,42.50; Mc 9,43-48)
reservado a los que, hasta el fin de su vida rehúsan creer y convertirse, y
donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo (cf. Mt 10,
28). Jesús anuncia en términos graves que «enviará a sus ángeles […] que
recogerán a todos los autores de iniquidad, y los arrojarán al horno ardiendo» (Mt 13,
41-42), y que pronunciará la condenación:» ¡Alejaos de mí malditos al fuego
eterno!» (Mt 25,
41).
Está en tus manos
Dios quiere que te salves, depende de
ti hacerlo.
Sor Lucía en Fátima, san Juan Bosco, santa Teresa de Ávila, santa
Faustina y muchos otros santos vieron el infierno, aterrador, de espanto, y
escribieron sus visiones para alertarnos. Existe, el infierno existe y es un
lugar terrorífico, no caigas allí.
Santa
Teresa escribió sobre su visión, este es un pequeño extracto:
“Sentí un
fuego en mi alma. Mis sufrimientos corporales eran insoportables. He padecido
los sufrimientos más dolorosos en esta vida… sin embargo, todos estos eran nada
en comparación con lo que sentí entonces, sobre todo cuando vi que no habría
ninguna interrupción, ni ningún fin a ellos”.
Recuerdo
hace años una charla del Padre Jorge Loring, autor del libro Para
Salvarte. Contaba lo siguiente:
“Si ves a una
persona parada sobre un charco de agua y cerca de él hay un cable activo de
alta tensión a punto de caer sobre el agua y electrocutarlo, ¿qué haces? Por
supuesto, le adviertes que tenga cuidado, le señalas el peligro. Para eso me
hice sacerdote, para advertir a todos cuanto pueda del peligro que corren sus
almas cuando viven en pecado mortal”.
Últimamente es lo que procuro hacer con mis escritos, advertirte,
señalarte el peligro. Pero al final, eres tú quien debe decidir qué hacer, ¿te
salvas o te condenas? Está en tus manos.
Mientras tengas vida, puedes reconciliarte con Dios
y salvarte para toda la eternidad.
¡Ánimo! No te pierdas una maravillosa eternidad al lado de Dios
por un puñado de alegrías terrenales que son pasajeras.
¡Sálvate! Aún estás a tiempo.
Claudio de Castro
Fuente: Aleteia