Desde el primer momento, la familia afrontó la enfermedad con la Eucaristía diaria
Pía buscó contagiar a su familia y conocidos de fe y optimismo. |
En octubre de 2018, la pequeña Pía Urmeneta supo que estaba
gravemente enferma. Un agresivo
cáncer invadía a la niña de doce años ante la sorpresa de su familia,
originaria de Chile. Su madre, Constanza Alva, ha contado a Razón
en Cristo la historia de “un ángel caído del cielo” que desde
el primer momento supo cómo hacer
frente al dolor: la oración era su mejor arma.
Una familia cimentada en
la fe
“Fue una noticia muy desafiante para toda la familia. Nos cambió
las vidas”, confiesa Constanza. “Desde ese momento le dije a Pía que enfrentásemos ese desafío con la Eucaristía
diaria, que nos daría las fuerzas para sobrellevarlo”.
“Era tan cierto, y me caló tan hondo… Desde ese momento, toda mi oración fue dirigida a ese
punto. Pasara lo que pasase, iba a ser lo mejor para nosotros”.
Constanza cuenta que pese al dolor y al sufrimiento, sobrellevaron
la noticia gracias a que su
familia estaba firmemente asentada en la fe.
“Desde pequeña la veníamos cultivando en familia. Es algo que no se improvisa. No
es que llegue el cáncer y de repente tengamos que rezar y confiar. Nos
llevó a sorpresa, pero no es que empezásemos a creer: la fe es un camino a cultivar cada día”.
Mil avemarías de regalo,
"la mejor herramienta"
Desde el primer momento, la pequeña luchó por mostrar alegría y decisión. “En la
primera quimio, ella tenía el pelo largo y decidió cortárselo por sí misma,
feliz de poder donarlo. Siempre con una sonrisa, empezó a hacer sus pañuelos, y sus hermanos
se raparon el pelo para empatizar con ella”.
Tras la segunda sesión, una sorpresa llenó de alegría a la
familia. “Volvimos a casa y nos
encontramos con mil grullas, colgando del techo de la casa y su cuarto. Cada grulla era un avemaría hecha
por las madres del colegio de Pía”.
Aquel episodio hizo que la familia se sintiese envuelta en la
oración de la comunidad. “Es la
mejor y única herramienta para sobrellevar el dolor o el sufrimiento”,
cuenta la madre.
“El poder de Pía” era la oración
Tras enterarse de lo ocurrido, parte de su familia de Estados
Unidos comenzó a hacer chapas de solidaridad con la niña, recordando la
necesidad de la oración. “Empezó a fabricarse en todos los sitios donde estaba
nuestra hija”, en apoyo a Pía y a la oración de la familia.
Durante dos años y medio, la familia recuerda “un camino bonito,
de fe y espontáneo”. Y a Pía, en medio del sufrimiento, “como una chica normal, siempre coqueta, conjuntando el pañuelo
con sus vestidos”.
En la foto de curso de 2019, la joven fue con su pañuelo y
encontró que todos los compañeros de curso, incluso su profesor, hicieron lo
mismo.
La familia recuerda con impacto “la empatía, la compañía y la comunidad de aquellos días”.
“Ahí nos
dimos cuenta de que a pesar del dolor y del sufrimiento, lo más importante
que pudimos vivir con nuestra cruz como familia es que el amor siempre es más fuerte.
Es lo que sentimos con la oración, con tanta generosidad del día a día, con los
pequeños milagros a cada momento… Uno ve el crucifijo y no contempla el dolor
de Dios, sino el gran amor que tuvo por nosotros”.
Buscó "ser un
ángel" y la felicidad de los que la rodeaban hasta el último momento
Conforme se acercaba la Cuaresma, su estado empeoró. “Ya no podía caminar, pero siempre
luchaba por estar con una sonrisa, rezando, y sin perder la esperanza de un
milagro”, relata la madre.
“Pía quería dejar huella, y pudo despedirse. Dijo que en su funeral quería a
todos de blanco, que no quería a nadie triste, que llevásemos flores
blancas… fue algo precioso poder vivir una cosa tan sagrada”, relata su madre.
En marzo, cuando la joven ya no podía caminar, acudió un sacerdote
a impartir la extremaunción y acompañarla.
“¿Cómo voy a saber cuándo es el momento?” le preguntó. “Dios Padre
va a venir a llevarte con Él entre sus brazos”, respondió el sacerdote.
“Entonces, ¿ya estoy lista
para ser un angelito?”, le preguntó a su madre.
“Todo el
mundo tiene dolor”, concluye Constanza, “pero cuando uno lo lleva de la mano de Dios, descubre
que es la única forma de llevar
la cruz. Ella se quedó tranquila,
en paz”.
El movimiento "Pia
Power"
Durante la enfermedad, la familia Alva comenzó un movimiento en
redes sociales para inspirar a las personas a superar las dificultades
vitales como lo hizo Pía: con fe, positividad y enfoque en el momento presente.
“Luchar contra el
dolor con amor, con oración, con comunidad, con fuerza”. Es la esencia que
se quiere transmitir desde "Pia Power", según declaró su
familia a The Tablet. “Esa es su
historia. Luchó hasta el final y de una manera tan hermosa, tan acompañada
de amor, de oración, de fe, de fuerza”.
El movimiento está marcado por alfileres rosas con la etiqueta
“Pía Power” en letras negras que se superponen levemente a una grulla de papel
blanco. Ahora están en todo el mundo. Su familia también usó una cuenta de Instagram, para
documentar el viaje de Pía e inspirar a otras personas.
Fuente: ReL