El Papa Francisco creó este viernes 26 una comisión para evaluar cómo la Iglesia en Italia está implementando la reforma del proceso de nulidad matrimonial que introdujo en 2015
Papa Francisco. Crédito: Vatican Media |
Esta comisión pontificia ha sido
establecida con una carta apostólica motu proprio en la que explica
que da el paso de “apoyar directamente a las Iglesias que están en Italia en
recibir la reforma del proceso canónico para los casos de declaración de
nulidad del matrimonio, dando un nuevo impulso a la aplicación del motu
proprio Mitis Iudex”.
Una declaración de nulidad, a
menudo denominada “anulación”, es la decisión de un tribunal de que un
matrimonio no cumplió con las condiciones requeridas para que sea válido de
acuerdo con la ley de la Iglesia.
Mitis Iudex Dominus Iesus (“El
Juez apacible, nuestro Señor Jesús”), emitido en 2015, hizo cambios en el
derecho canónico para simplificar el proceso con el cual los tribunales
eclesiásticos evalúan las solicitudes de declaración de nulidad de matrimonios.
El texto también enfatizó el papel del obispo local.
El Papa Francisco pidió a la
nueva comisión que sugiera "todo lo que se considere oportuno y necesario
para apoyar y ayudar a la fructífera continuación de la reforma".
Concluirá con la elaboración de un "informe detallado" sobre la
situación en Italia.
Refiriéndose al Sínodo de la
Familia de 2014, el Pontífice dijo que el nuevo paso era necesario para
permitir que las diócesis italianas “se muestren a los fieles como madres
generosas en un asunto estrechamente vinculado a la salvación de las almas,
como pedía la mayoría de mis hermanos en el episcopado en el Sínodo
Extraordinario sobre la Familia”.
El motu proprio fue
publicado días después de la reunión privada del Papa con los obispos italianos
en Roma, donde Francisco anunció la creación de la comisión.
Según una fuente, el Papa dijo
que quería "ayudar a los obispos a actuar como jueces", refiriéndose
al énfasis puesto en Mitis Iudex de que el prelado es "el juez
de los fieles confiados a su cuidado".
El Papa Francisco hizo un
comentario similar en su discurso a los funcionarios del Tribunal de la Rota
Romana para la inauguración del año judicial en enero. “Aprovecho esta
oportunidad para exhortar a cada obispo, constituido por Cristo Padre, Pastor y
Juez en su propia Iglesia, a estar cada vez más abierto al desafío de este
tema”, expresó entonces.
En su discurso, el Papa explicó
que “se trata de perseguir y completar con tenacidad un necesario camino
eclesiológico y pastoral, encaminado a no dejar a la sola intervención de las
autoridades civiles a los fieles que sufren por juicios no aceptados pero
soportados”. Francisco reconoció que la reforma, "especialmente el breve
proceso, ha encontrado, y todavía encuentra, mucha resistencia".
“Debo confesar que después de su
promulgación recibí muchas cartas, no sé cuántas, pero muchas. Casi todos eran
abogados que estaban perdiendo a sus clientes. Y está el problema del dinero.
En España dicen: 'Por la plata baila el mono': el mono baila por dinero. El dicho
es claro’", añadió.
“Y lamentablemente esto también:
en algunas diócesis me he encontrado con la resistencia de algunos vicarios
judiciales que, quizás, perdieron algo de poder con esta reforma, porque se dio
cuenta de que el juez no era él, sino el obispo”, indicó.
Ya en 2016, el Papa manifestó su
preocupación por la implementación de las reformas en Italia, cuando estableció
un grupo de trabajo bilateral sobre la reforma, compuesto por expertos del
Vaticano y la Conferencia Episcopal Italiana.
Italia tiene una fuerte tradición
de tribunales regionales establecidos después del motu proprio Qua cura de
Pío XI de 1938. Mitis Iudex derogó elementos de Qua cura, lo que
llevó a los obispos italianos a pedir una aclaración.
La Rota Romana emitió un
vademécum a las diócesis italianas para que se establezcan tribunales
diocesanos "lo antes posible".
Junto con la solicitud de
tribunales más pequeños, el Papa pidió en Mitis Iudex que los
procesos sean gratuitos; pero a los obispos italianos les preocupaba que la sustitución
de los 15 tribunales regionales del país por más de 220 tribunales diocesanos
fuera económicamente inviable.
El nuevo motu proprio subrayó
que, si bien el derecho canónico permite que un obispo diocesano tenga acceso a
otros tribunales, “esta facultad debe entenderse como una excepción y, por lo
tanto, todo obispo que aún no tenga su propio tribunal eclesiástico debe buscar
fundar uno o al menos esforzarse por hacerlo posible ".
Agregó que “el ímpetu reformador
del proceso matrimonial canónico, caracterizado por la proximidad, celeridad y
gratuidad de los procedimientos; pasa necesariamente por una conversión de
estructuras y personas ".
Traducido y adaptado por Eduardo
Berdejo. Publicado originalmente en CNA.
Fuente: ACI Prensa