El Papa Francisco envió un mensaje por los 30 años del Fórum Internacional de Acción Católica
| El Papa Francisco. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
En el pidió “trabajar por la
fraternidad y la amistad social para reconstruir el mundo herido”, y exhortó a
no ceder a la tentación de encerrarse y esperar escondidos tiempos mejores,
sino ser una Iglesia en salida y recordar “de dónde venimos, cuál es nuestro
origen, conocer el corazón de la madre que un día nos dio a luz”.
En la carta, el Papa Francisco
destacó la figura del Cardenal Eduardo Pironio, quien aseguró que era “un
soñador profundo que dio el inicio y el aliento a la creación de este foro” y
que fue “un hombre de raíces profundas, de memoria anclada en el dinamismo de
la historia como un Kairos, tiempo fuerte de salvación, tiempo de trabajo, prueba,
purificación y esperanza. Amó la Acción Católica y creyó en su vocación
laical misionera”.
Aunque habló de épocas de “luces
y sombras, momentos de profunda desorientación” en la historia de Acción
Católica y de la Iglesia, el Papa animó a no caer en la tentación de encerrarse
y esperar escondidos tiempos mejores, sino a recordar “de dónde venimos, cuál
es nuestro origen, conocer el corazón de la madre que un día nos dio a luz”.
“La gran tentación en los
momentos de crisis o dificultad es encerrarse para cuidar lo poco que se tiene,
esperando, escondidos y acariciando recuerdos, la llegada de tiempos mejores.
La parábola de los talentos es un fiel reflejo de lo que sucede cuando esta
tentación se instala y se transforma en un modo de ser, de estar en el mundo
viviendo la realidad de una irrealidad”, señaló.
El Papa dijo que “para no
sucumbir a la tentación, para no olvidarnos de quienes somos y hacia dónde
vamos: se nos hace imprescindible recordar una y otra vez -como lo hacía el
pueblo de Dios en el desierto con la promesa que el mismo Yahveh le había
hecho- de dónde venimos, cuál es nuestro origen, conocer el corazón de la madre
que un día nos dio a luz”.
Por eso, destacó que la finalidad
de Acción Católica “es la de la misma Iglesia: la evangelización”, por lo que
su “carisma propio” es “no tener nada propio sino prestar disponibilidad a
todas las necesidades de la Iglesia en cada lugar”.
“Como Iglesia, experimentamos
que, con la fuerza del Espíritu necesitamos dar una respuesta aquí y ahora a
los gritos del mundo” y para escucharlos animó a “ser Iglesia en salida que se
acerca samaritanamente a cada hombre y a cada mujer que sufre en su carne o en
su espíritu el dolor de este tiempo”.
De esta manera, el Papa Francisco
planteó al Forum Internacional de Acción Católica el “desafío” de “descubrir
cada vez más y de un modo más fuerte por dónde pasa la vida y la historia de
nuestros pueblos, sin prejuicios, sin miedos, sin clasificaciones y sin
sentirnos reguladores de la fe de nadie”.
Y les invitó a “estar allí, por
dónde van sus intereses, sus preocupaciones, sus heridas más profundas y sus
angustias más grandes. Sabemos que no hay mayor pobreza que no tener a Dios”,
“ese es el lugar y el pueblo donde la Acción Católica debe realizar su
misión”.
Es decir, “tender puentes y crear
comunión” manteniendo la “comunión con la pastoral diocesana y sus pastores,
una formación que se experimente en clave misionera”.
“La Acción Católica no debe
formar para el cristiano futuro, sino que debe y necesita acompañar el proceso
de fe del cristiano presente, de acuerdo a las características propias de la
etapa de la vida en la que se encuentra”, aseguró.
También les agradeció el trabajo
realizado durante estos 30 años en “todas las iniciativas solidarias y de
acompañamiento a las diócesis más periféricas, especialmente las del tercer
mundo donde soy consciente que la presencia de la Acción Católica es
fuertemente misionera y sostiene el trabajo de las iglesias locales”.
El Papa terminó alentando a los
participantes del Forum Internacional a trabajar con “urgencia” “por la
fraternidad y la amistad social como medios de reconstrucción de un mundo
herido”; y “que siembren en los corazones de todos que la auténtica
espiritualidad cristiana es la que se hunde en el deseo de santidad y este es
un camino que arranca en las bienaventuranzas y que se realiza desde Mateo 25;
amando y trabajando por nuestros hermanos más sufrientes” y por último les
alentó a que “el espíritu que anime todos sus proyectos y trabajos sea, el de
ser una Iglesia en salida que vive la dulce y confortadora alegría de
evangelizar; y que se note”.
Por Blanca Ruíz
Fuente: ACI Prensa





