"Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba. Conserva recto tu corazón y sé decidido, no te pongas nervioso cuando vengan las dificultades", dice la Biblia
| SB Arts Media | Shutterstock |
«¡Aclame al Señor la tierra entera, sirvan al Señor con alegría,
lleguen a él, con cánticos de gozo!».
Salmo 100
Todos, en algún momento de nuestras
vidas atravesamos situaciones muy difíciles, para las que
no estamos preparados y no sabemos cómo salir de ellas.
No creas que por escribir mis libros y estos artículos en Aleteia me
veo libre de ellos. Al contrario, soy probado a menudo con más fuerza y rigor.
Estoy claro en esto: “Somos discípulos
de un crucificado, no esperes que te traten mejor que a Él.”
Incomprensiones y sufrimientos
El mundo no comprende a los seguidores
de Jesús. ¿Quién puede comprender eso de perdonar siempre, sobre todo a tus
enemigos? No es un plato fácil de pasar. A veces el daño que nos hacen es tan
grave que cuesta muchísimo perdonar y olvidar.
Igual ocurre con los malos momentos. Suelen ser inesperados y nos
llenan de tribulación y pena.
Para mí la Biblia es una fuente inagotable de respuestas. Cada vez
que tengo dudas, busco en la Biblia que tengo en casa, al lado de mi cama, al
alcance de la mano. Y luego reviso el Catecismo de la Iglesia católica.
La prueba
Recuerdo hace unos años que atravesé
una situación muy desagradable. Me acusaban injustamente y yo
rezaba y le decía a Dios: “Trato de servirte, ¿por qué me ocurre
esto? No tiene sentido».
Salí al patio interior de mi casa y me senté en una banca a rezar
el Rosario,
la oración más cristocéntrica que existe.
¡Fue increíble! A medida que rezaba me inundaba una gran
paz y podía pensar con serenidad. Ahora sabía lo que debía
hacer y quién tenía las respuestas que necesitaba.
Acudí a mi Biblia en busca de una
solución. Lo que encontré me dejó de una pieza, maravillado,
arrepentido de haberme quejado tanto:
«Si
te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba. Conserva
recto tu corazón y sé decidido, no te pongas nervioso cuando vengan las
dificultades. Apégate al Señor, no te apartes de él; si actúas así, arribarás a
buen puerto al final de tus días. Acepta todo lo
que te pase y sé paciente cuando te halles botado en el
suelo. Porque, así como el oro se purifica en el fuego, así también los que
agradan a Dios pasan por el crisol de la humillación. Confía en él y te cuidará;
sigue el camino recto y espera en él”.
Eclesiástico
2, 1-6
La oración te lleva a confiar
Ahora lo comprendía todo. Acepté los
sufrimientos y los ofrecí a Dios por la conversión de los pecadores, por
aquellas personas que injustamente querían lastimarme.
“Señor”, le
dije, “Confiaré en ti”.
Al final todo se solucionó de la mejor
manera. Fue una experiencia de fe, maravillosa, de la que extraje una gran
enseñanza.
¿Puedo pedirte
un favor? Reza por nosotros. En Aleteia rezamos
por ti y tus necesidades.
¡Dios te bendiga!
Claudio de Castro
Fuente: Aleteia





