La abadesa del Real Monasterio de Santa Clara de Carrión de los Condes participa en una videoconferencia sobre cómo es la Navidad en un monasterio de clausura
Juan Sisto | Fundación DeClausura |
¿Cómo se celebra la Navidad en un monasterio de monjas de
clausura? Muchas personas tienen curiosidad por saberlo, pero poquísimas serían
capaces de responder a esta pregunta.
Sor Micaela, abadesa del Real Monasterio de Santa Clara de Carrión
de los Condes, en la provincia española de Palencia, ha realizado un gesto sin
precedentes para compartir la manera en que su comunidad vive la celebración
del nacimiento del Hijo de Dios.
A sus 82 años y con un gran sentido del humor, la superiora ha
abierto la puerta de su monasterio a la Fundación DeClausura para
mantener una video conferencia con ochenta participantes, interesados en
conocer más y mejor la manera en que viven estas mujeres que han consagrado su
vida a Dios en la oración. El encuentro ahora puede seguirse por YouTube.
Momentos únicos de oración para
preparar la Navidad
En el encuentro, moderado por la periodista Blanca de Ugarte
Blanco, la religiosa reveló que, en Adviento, la comunidad de ese monasterio
prepara la Navidad con una tradición muy particular: cuarenta avemarías, elevadas
desde el 1 de diciembre hasta el día de Navidad.
Es decir, un total de mil avemarías y alabanzas que se le hacen a
la Virgen por haber sido elegida Madre de Dios.
A esta devoción, se le añade el rezo de las “jornaditas”,
tradición que comienza el 16 de diciembre y se vive diariamente hasta
Nochebuena: las monjas rememoran las nueve etapas de la Virgen María desde
Nazaret a Belén.
Es un acto de oración que la comunidad vive, en el coro. En los
primeros días, las religiosas visten las imágenes de María y san José con
vestiduras pobres, recordando el viaje que tuvieron que emprender con motivo
del censo.
Después, en Nochebuena, las monjas visten con telas más ricas a
los esposos de la Sagrada Familia para celebrar el momento de la Encarnación de
Dios.
¿Qué se come en Navidad en un monasterio?
Sor Micaela respondió también a la pregunta más sencilla, pero sin
duda más común: ¿qué se pone en la mesa de Navidad de un monasterio de monjas
de clausura?
En el caso de las Clarisas de Carrión de los Condes, respondió la
superiora, se sirven platos especiales, según lo que en la ocasión les regalen
los bienhechores del monasterio.
Este año, la Navidad será especial, dijo con una sonrisa, pues
toca cordero, regalo que les ha prometido un benefactor.
“Gracias a Dios hay mucha gente que quiere obsequiarnos y unas
veces te regalan el cordero. Otras veces nos han regalado un solomillo, que es
algo extraordinario, o para la Nochebuena, pescado… Unas veces te regalan una
dorada o una merluza, que la ponemos rellena”, explicó sor Micaela.
“Lo que no puede faltar es la sopa de almendra”, añadió la
superiora, prometiendo compartir la receta de este plato típico de la cocina
monacal a los seguidores de las redes sociales de la Fundación Declausura.
Los regalos…
El día de los regalos en la comunidad es el día de los Reyes
Magos, la solemnidad litúrgica de la Epifanía, el 6 de enero.
En ese día, reveló sor Micaela, “la madre superiora, en nombre de
la comunidad, siempre hace regalos a las monjas”.
Se trata de cosas necesarias: un par de sandalias, unos
calcetines, jabón, pasta de dientes… “Al fin y al cabo, es un regalo”,
reconocía la superiora.
Además, siguió revelando, la comunidad entera recibe regalos de
sus bienhechores: por ejemplo, una plancha, o una Thermomix.
En la mañana, en el día de Reyes, después de misa, las monjas
encuentran los regalos en el refectorio, el lugar más adecuado para compartir
la alegría.
Preparando los 800 años del belén de
San Francisco
La superiora invitó a los participantes a visitar el monasterio en
cualquier período del año para admirar su colección de 1987 belenes,
procedentes de todo el mundo.
Se trata de una iniciativa, indicó, que busca revivir la herencia
de san Francisco de Asís, de quien fue colaboradora santa Clara, la fundadora
de las Clarisas.
Reveló que en 2023 su comunidad organizará algo excepcional para
celebrar el ochocientos aniversario del primer belén organizado por el santo de
Asís en la localidad italiana de Greccio.
La idea de crear este museo de belenes fue precisamente de sor
Micaela, quien creó esta atracción “para ayudar a las misiones”, con donativos
de los visitantes.
Historia de un alma
Sor Micaela nació 1939 en la localidad galega de Ferrol. A los 19
años fue admitida en el convento de clausura de clarisas de Cantalapiedra,
donde estuvo 22 años, y donde emitió sus votos simples en 1960. En 1963,
profesó sus votos solemnes.
En 1979, le pidieron, junto con otras hermanas, que fuera a
fortalecer la Comunidad de Carrión de los Condes. Y en 1985 y comenzó su
andadura como abadesa.
Como buena gallega ha destacado por ser una gran defensora del
Camino de Santiago, siendo condecorada con la Enxebre Orde da Vieira.
De hecho, el monasterio constituye un punto estratégico del
Camino. En su hospedería se alojan cientos de peregrinos al año.
Peregrina a tierras guadalupanas
Esta comunidad de clarisas está compuesta por 12 monjas de
clausura, con edades comprendidas entre 22 a 89 años. Las más jóvenes tienen la
nacionalidad mexicana y las mayores, española.
En la videoconferencia, sor Micaela explicó que, debido a la falta
de vocaciones en España, hace 16 años, fue a México a buscar monjas con el
apoyo del entonces obispo don Rafael Palmero.
Las hermanas mexicanas vienen a esta comunidad a ayudar, pero no
todas se comprometen a quedarse. De este modo, no sorprende encontrar dentro de
la clausura muchas imágenes de la Virgen de Guadalupe, así como el cultivo de
chiles en el huerto del monasterio.
Vida diaria
La vida en el convento se resume en el “ora et labora”. Por este
motivo, las religiosas tienen diferentes oficios: sacristana, cronista,
encargada del obrador, de la cocina, portera, organista….
La vida en un convento está toda milimetrada, motivo por el cual
el oficio de campanera es muy importante: hay toques para la oración y para el
trabajo.
Sor Micaela explicó que san Pablo ya lo dijo con claridad: “el que
no trabaje que no coma”. Y mantener un convento como este, del siglo XIII,
requiere mucho trabajo.
Sor Micaela, sin ir más lejos, ha pasado por oficios
inimaginables: el telar, el cuidado vacas durante trece años, e incluso ha
conducido un tractor.
Es posible volver a ver el video del encuentro organizado por la Fundación DeClausura con Sor Micaela aquí: