El Santo Padre explicó que, como María, no se deben desalentar ante esta situación que podría ser su “escándalo del pesebre”
Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El Papa Francisco recibió esta mañana en el Palacio Apostólico del Vaticano
a una delegación de emprendedores de Francia, a quienes ofreció algunas
reflexiones ancladas en el Evangelio para ser “líderes
según el corazón de Dios”, en medio de mundo competitivo, marcado también
por el individualismo y la indiferencia.
En su discurso, el Santo
Padre explicó dos pares de conceptos que “parecen estar siempre en tensión,
pero que el cristiano, ayudado por la gracia, puede unificar en la propia vida:
ideal y realidad; autoridad y servicio”.
Esto, dijo, con la
intención de “ayudarlos a desarrollar su papel de líderes según el corazón de
Dios”.
“Esperamos que todo vaya
bien y luego llega, como un rayo en el cielo sereno, un problema inesperado. Y
se crea un doloroso choque entre la expectativa y la realidad”, dijo el Santo
Padre en esa ocasión.
El Papa resaltó en su
discurso hoy el desafío de luchar por el bien común, acatando “obligaciones de
los sistemas económicos y financieros actualmente vigentes, que con frecuencia
parecen olvidar los principios evangélicos de la justicia social y de la
caridad”.
“Imagino que a veces, su
encargo les pesa, su conciencia entra en conflicto cuando el ideal de justicia
y de bien común que imaginaron no se ha podido realizar; y que la dura realidad
se les presenta como una ausencia, un revés, un remordimiento o un shock”.
El Santo Padre explicó
que, como María, no se deben desalentar ante esta situación que podría ser su
“escándalo del pesebre” y, como ella, deben custodiar y meditar en el corazón
para seguir adelante.
“Custodiar es acoger,
pese a la oscuridad y en la humildad, las cosas difíciles de aceptar que
no hemos querido, que no pudimos impedir, no buscar camuflar o ‘trucar’ la
vida, o fugar de las propias responsabilidades”.
Y meditar, resaltó el
Papa Francisco, es “en la oración, unificar las cosas bellas y feas de
las que está hecha la vida, para entender mejor su relación y sentido en la
perspectiva de Dios”.
Sobre el segundo
binomio, “autoridad y servicio”, el Pontífice recordó que Jesús les dijo a los
Apóstoles que quien quiera ser el primero, debe ser el último y servidor de
todos.
“La misión del
dirigente cristiano se parece, en muchos aspectos, a la del pastor, de quien
Jesús es modelo, y que sabe ir delante de la grey para indicar el camino,
sabe estar en medio para ver lo que sucede y sabe ir atrás para asegurarse que
ninguno pierda el contacto”, dijo el Papa Francisco.
“He exhortado con
frecuencia a los sacerdotes y obispos a tener ‘olor a oveja’, a insertarse en
la realidad de cuantos les han sido confiados, conocerlos, hacerse cercanos a
ellos. ¡Creo que este consejo vale también para ustedes!”.
Por ello, el Papa alentó
a los emprendedores a ser cercanos “a quienes colaboran con todos ustedes en
todos los niveles: a interesarse en sus vidas, a darse cuenta de sus
dificultades, sus sufrimientos, sus inquietudes, pero también sus alegrías,
proyectos y esperanzas”.
“Ejercer la autoridad
como un servicio requiere compartirla. También aquí, Jesús es nuestro
maestro, cuando manda a los discípulos en misión dándoles su misma autoridad”.
El Santo Padre resaltó
asimismo que “el dirigente cristiano está llamado a considerar con atención el
lugar asignado a todas las personas de su empresa, también aquellas cuyas
obligaciones podrían parecer de menor importancia, porque cada uno es
importante a los ojos de Dios”.
Francisco reconoció
luego que “el Evangelio puede ser exigente y difícil de poner por obra en un
mundo profesional competitivo. Sin embargo, los invito a tener la mirada fija
en Jesucristo, con su vida de oración y ofreciendo el trabajo cotidiano”.
“Él ha experimentado en
la cruz el amor hasta el final, cumpliendo su misión hasta dar la vida. También
ustedes tienen que tomar sus cruces, pero confíen: Él nos ha prometido
acompañarnos ‘hasta el fin del mundo’”.
Para concluir, el Santo
Padre animó a “no dudar en invocar al Espíritu Santo para que guíe sus
decisiones. La Iglesia necesita su testimonio”.
Por Walter Sánchez Silva
Fuente: ACI Prensa