El Papa invitó a caminar juntos “apoyándonos recíprocamente, como lo hicieron los Magos”
Papa Francisco en vísperas de la conversión de San Pablo. Crédito: Daniel Ibáñez/EWTN News/Vatican Pool. |
El Papa Francisco presidió este
25 de enero el tradicional rezo de las Vísperas en la Basílica de San Pablo
extramuros de Roma con motivo de la fiesta de la Conversión de San Pablo y de
la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos y destacó
el testimonio de esperanza de los cristianos en Medio Oriente.
El Santo Padre señaló que “estos
hermanos y hermanas nuestros tienen muchos desafíos difíciles que afrontar y,
sin embargo, con su testimonio nos dan esperanza, nos recuerdan que la
estrella de Cristo sigue brillando en las tinieblas y no se apaga”.
Este testimonio, continuó, nos
muestra “que el Señor desde lo alto acompaña y alienta nuestros pasos.
Alrededor de Él, en el cielo, brillan juntos, sin distinciones de confesión,
muchísimos mártires, que nos indican a los que estamos en la tierra, un
camino preciso, el de la unidad”.
Al inicio de
la celebración, el Santo Padre rezó en silencio ante la tumba de San
Pablo acompañado por el presidente del Consejo Pontificio para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, Cardenal Kurt Koch y de dos
representantes de otras confesiones cristianas: el metropolitano ortodoxo
Polykarpos Stavropoulos, del Patriarcado Ecuménico de Italia y Malta; y el
obispo anglicano Ian Ernest, representante personal del arzobispo de Canterbury
ante la Santa Sede.
Tras la oración de las Vísperas
entonadas por un coro de monjes Benedictinos y por el coro de la Capilla
Sixtina, el Pontífice pronunció su homilía,
basada en el tema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022
“Nosotros hemos visto aparecer su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo”.
En esta línea, el Papa invitó a
caminar juntos “apoyándonos recíprocamente, como lo hicieron los Magos”,
porque “el Señor quiere que confiemos los unos en los otros y que caminemos
juntos, a pesar de nuestras debilidades y nuestros pecados, a pesar de los
errores del pasado y las heridas recíprocas”.
Luego, el Santo Padre alentó a
seguir también nosotros “la estrella de Jesús” y añadió: “no nos dejemos
deslumbrar por los resplandores del mundo, estrellas esplendentes pero
fugaces”.
“No sigamos las modas del
momento, meteoros que se apagan; no caigamos en la tentación de brillar con
luz propia, o sea de encerrarnos en nuestro grupo y salvaguardarnos a nosotros
mismos”, animó.
“Que nuestra mirada esté fija en
el cielo, en la estrella de Jesús. Sigámoslo a Él, a su Evangelio y a su
invitación a la unidad, sin preocuparnos de lo largo y difícil que será el
camino para alcanzarla plenamente”, exhortó.
Para ello, el Santo Padre instó a
pedir al Señor “la valentía de la humildad, único camino para llegar a
adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar” y lamentó “¡Cuántas
veces el orgullo ha sido el verdadero obstáculo para la comunión! Los Magos
tuvieron el valor de dejar en casa prestigio y reputación, para abajarse en la
pobre casita de Belén; fue así como se llenaron de una inmensa alegría”,
advirtió.
Dones de los Magos
Asimismo, el Papa reflexionó
sobre el significado de los dones que entregaron al Niño Jesús los Magos, que
“simbolizan lo que el Señor quiere recibir de nosotros”.
En primer lugar, el Santo Padre
dijo que “a Dios hay que ofrecerle el oro, el elemento más valioso, es decir,
se le da el primer lugar”.
“Es a Él a quien debemos mirar,
no a nosotros; a su voluntad, no a la nuestra; a sus caminos, no a los
nuestros. Y si el Señor está realmente en el primer lugar, entonces nuestras
opciones, incluso las eclesiásticas, ya no pueden basarse en las políticas del
mundo, sino en los deseos de Dios”.
Además, el Papa explicó que el
incienso “nos recuerda la importancia de la oración, que sube a Dios como
perfume agradable” por lo que invitó “no nos cansemos, pues, de rezar los
unos por los otros y los unos con los otros”.
Después, el Santo Padre dijo que
“la mirra, que se usará para honrar el cuerpo de Jesús depuesto de la
cruz, nos recuerda la necesidad de cuidar la carne sufriente del Señor,
desgarrada en los miembros de los pobres” y pidió “sirvamos a los necesitados,
sirvamos juntos a Jesús sufriente”.
Por último, el Papa señaló que
este año el subsidio de oración lo preparó el Consejo de las Iglesias de Medio
Oriente, una región que “nos hace pensar también en los cristianos que viven
en varias regiones diezmadas por la guerra y la violencia” y destacó su
testimonio de esperanza.
Por su parte, después del rezo de
las Vísperas, el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la
Unidad de los Cristianosss, Cardenal Kurt Koch, agradeció al Papa por presidir
este momento de oración ecuménica.
Al comentar el tema de la Semana
de Oración por la Unidad de los Cristianos 2022, el Cardenal Koch resaltó que,
así como “los Magos de Oriente se pusieron en marcha y siguieron la estrella
que anunciaba el nacimiento del Señor”, también nosotros cristianos
“compartimos y profesamos la creencia común de que la verdadera luz brilló en
Jesucristo”.
“Del mismo modo, los cristianos
también podemos avanzar en el camino de la unidad si no seguimos nuestras
‘propias estrellas personales’, sino volviéndonos juntos hacia la luz que se
nos ha dado en Jesucristo”.
Finalmente, el Pontífice impartió
su bendición y saludó a algunos de los representantes de las diversas
confesiones cristianas presentes en la Basílica de San Pablo y
a los monjes benedictinos de la abadía de San Pablo.
Por Mercedes de la Torre
Fuente: ACI Prensa