Publicado el texto del Mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2022 inspirado en la exhortación de San Pablo a los gálatas: “Es un tiempo favorable para la renovación personal”
| Antoine Mekary | ALETEIA |
El papa Francisco insiste que la Cuaresma es un tiempo favorable
para la renovación personal y comunitaria que conduce a los fieles hacia la
Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.
Este 24 de febrero de 2022 ha sido publicado el Mensaje del Papa para la
Cuaresma 2022 sobre el tema: «No nos cansemos de hacer el bien; porque
si no desistimos, a su tiempo cosecharemos». Ya que tenemos la oportunidad,
hagamos el bien a todos» (Gal 6,9-10a). (Gálatas 6:9-10a).
“Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos
bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa. Con la pandemia hemos
palpado nuestra fragilidad personal y social”, escribe.
La Cuaresma es un
tiempo favorable “para que la verdad y la belleza de nuestra vida”.
«Quien se encuentre perdido, engañado por las seducciones del
maligno, que no tarde en volver a Él, que «es rico en perdón» (Is 55,7)»,
afirma.
Durante la Cuaresma – escribe – “estamos llamados a responder al
don de Dios acogiendo su Palabra «viva y eficaz» (Hb 4,12)”.
Un mensaje para nuestro tiempo: “Uno de estos modos es el riesgo
de dependencia de los medios de comunicación digitales, que empobrece las
relaciones humanas”.
La cosecha
“La escucha asidua de la Palabra de Dios nos hace madurar una
docilidad que nos dispone a acoger su obra en nosotros (cf. St 1,21), que hace
fecunda nuestra vida”.
Sembrar el bien no debe verse como un peso, sino como una gracia
con la que el Creador quiere que estemos activamente unidos a su magnanimidad
fecunda, insistió el Papa.
¿Y la cosecha? Francisco propone que el “primer fruto del bien que
sembramos lo tenemos en nosotros mismos y en nuestras relaciones cotidianas,
incluso en los más pequeños gestos de bondad”.
En Dios no se pierde ningún acto de amor, por más pequeño que sea,
no se pierde ningún «cansancio generoso» (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium,
279).
Al igual que el árbol se conoce por sus frutos, insiste en que
“servir a Dios”, liberados del pecado, “hace madurar frutos de santificación
para la salvación de todos (cf. Rm 6,22)”.
La cosas buenas son como pequeños frutos. “Precisamente sembrando
para el bien de los demás participamos en la magnanimidad de Dios”
“Sembrar el bien para los demás nos libera de las estrechas
lógicas del beneficio personal y da a nuestras acciones el amplio alcance de la
gratuidad”, agrega el Papa.
Entonces, el Papa invita a una visión espiritual de este tiempo de
oración y de ayuno que es tradición, acompañada de la Palabra de Dios que
“ensancha y eleva aún más nuestra mirada”, para buscar el «tesoro en el cielo»
(Lc 18,22; cf. 12,33).
Gastar la vida por los demás. Entonces, Francisco recuerda que
“Jesús usa la imagen de la semilla que muere al caer en la tierra y que da
fruto para expresar el misterio de su muerte y resurrección (cf. Jn 12,24)”.
«No nos cansemos de hacer el bien»
Francisco cita a Benedicto XVI (Spe salvi, 3; 7): “Frente a la
amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los
retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros
medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista
y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás”.
Efectivamente, incluso los mejores recursos son limitados, «los
jóvenes se cansan y se fatigan, los muchachos tropiezan y caen» (Is 40,30).
Sin embargo, Dios «da fuerzas a quien está cansado, acrecienta el
vigor del que está exhausto. […] Los que esperan en el Señor renuevan sus
fuerzas, vuelan como las águilas; corren y no se fatigan, caminan y no se
cansan» (Is 40,29.31)”.
Por tanto, el Obispo de Roma, insiste, que la Cuaresma nos llama a
poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor (cf. 1 P 1,21).
Oración y ayuno
El Papa recordó que la oración y el ayuno son instrumentos para
combatir el mal porque durante la pandemia aprendimos que “nadie se salva solo,
porque estamos todos en la misma barca en medio de las tempestades de la
historia. No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida”.
Respecto al ayuno, insistió, “que la Iglesia nos pide en Cuaresma
fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado”





