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27.2.22
MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS (III)
El gran valor del tercer
mandamiento de la Ley de Dios: "Santificarás las fiestas en nombre de
Dios"
Revista Ecclesia
Principalmente
en estos días de fiesta se nos manda como obra de culto asistir devotamente a
la Celebración Eucarística
El
tercer mandamiento de la Iglesia
Católica es: "Santificarás las fiestas en nombre de Dios".
Este mandamiento nos manda
honrar a Dios con obras de culto en los días de fiesta.
La Biblia narra la
obra de la creación en seis “días”. Al concluir "vio
Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno (...)
Y bendijo
Dios el día séptimo y lo santificó, porque ese día descansó Dios de toda la
obra que había realizado en la creación".
Los
días de precepto
En
la ley antigua los días de fiesta eran los sábados y otros días particularmente
importantes para el pueblo hebreo; en la nueva ley los días de fiesta son
los domingos y otras festividades establecidas por la Iglesia.
Además
del domingo, los principales días de precepto son Navidad, Epifanía,
Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa
María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San
José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, Todos
los Santos.
La
propia palabra "domingo" significa Día del Señor, en lugar del
sábado, porque en tal día resucitó Jesucristo. El
sábado representaba el final de la Creación; el
domingo representa el inicio de la “Nueva Creación” que ha tenido lugar con la Resurrección de
Jesucristo.
Principalmente
en estos días de fiesta se nos manda como obra de culto asistir
devotamente al santo sacrificio de la Misa.
Recibir
los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía
El
cristiano santifica las fiestas en varias maneras: asistiendo a la Doctrina
cristiana y a los divinos oficios, recibiendo los sacramentos de la Penitencia y de la
Eucaristía y ejercitándose en la oración y en obras de caridad con el
prójimo. La Iglesia concreta el tercer mandamiento del Decálogo con el
siguiente precepto: "El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen
obligación de participar en la Misa"
Trabajando
el día de fiesta se comete pecado mortal; pero excusa de culpa grave la
brevedad del tiempo que se emplea.
Se
permiten en los días de fiesta las obras que son necesarias a la vida o al
servicio de Dios y las que se hacen por causa grave, pidiendo licencia, si se
puede, al propio párroco. Se prohíben en las fiestas
las obras serviles para que podamos atender mejor al culto divino y a la
salvación de nuestra alma y para descansar de nuestras fatigas.