El décimo mandamiento nos enseña a vivir desprendidos de los bienes materiales y a trabajar con diligencia
| Revista Ecclesia |
Según el Papa
Francisco, la clave reside en el verbo empleado: “No codiciarás”. Este verbo
refleja que es en el corazón del hombre donde nace la impureza y los deseos
malvados
El
décimo mandamiento de la Ley de Dios nos dice: "No codiciarás los bienes
ajenos". Pues el Señor ha dicho: "Donde [...]
esté tu tesoro, allí estará también tu corazón" (Mt 6, 21). Este
mandamiento nos
prohíbe el deseo desordenado de riquezas y la envidia de los bienes ajenos. Por
otro lado, nos
enseña a vivir desprendidos de los bienes materiales y a trabajar con
diligencia para mejorar nuestra situación actual con el corazón abierto a las
necesidades de los demás. El camino puesto por Dios
para que los hombres individuos, familias, pueblos y naciones lleguemos a la
felicidad con paz y amor en este mundo y en el Cielo es cumplir los Diez
mandamientos de la Ley de Dios.





