El Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Mons. José Gomez, invitó a los fieles a cultivar en Cuaresma la virtud de la prudencia, definida por San Agustín como la “regla recta de la acción”
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El Prelado hizo esta invitación
en una columna publicada en marzo de 2020, en la que recordó que la prudencia,
junto con la justicia, la fortaleza y la templanza, forman las virtudes
cardinales o fundamentales, “que desempeñan un papel realmente crucial en
nuestro carácter”.
El presidente de la USCCB recordó
la parábola de las vírgenes prudentes que estuvieron preparadas para recibir al
novio, y alertó que la sociedad secular “enseña una sabiduría mundana que
define la realidad según términos terrenales, materiales, que no hacen
referencia a los valores espirituales, a Dios o a los propósitos que Él tiene
para nuestra vida”.
En
cambio, indicó, la sabiduría de Cristo “va en contra de la sabiduría del mundo.
La prudencia nos ayuda a resistir la tentación de pensar del modo que piensa el
mundo”.
“Si queremos llegar al Cielo,
tenemos que vivir de una manera que nos lleve allí. Como Jesús lo dijo, ningún
rey que desee construir una torre o pelear una batalla empieza sin un plan o
sin haber hecho cálculos en vistas al resultado”, añadió el Prelado.
“Nosotros también tenemos que
hacer evaluaciones y juicios. Debemos hacer ciertas cosas y de evitar hacer
otras. Y para eso necesitamos la prudencia”, afirmó.
Por ello, Mons. Gomez invitó a
los fieles a practicar estos cinco consejos para crecer en la prudencia:
1. Reflexionar sobre nuestro
propósito en la vida
Es importante reflexionar
frecuentemente sobre el propósito de nuestra vida, que es llegar a ser santos,
pareciéndonos más y más a Jesús, y hacer la voluntad de Dios y no la nuestra.
Para esto, es útil leer con frecuencia el Sermón del Monte. Este es el plan
para la vida cristiana y nos recuerda nuestro llamado a ser santos como Dios es
santo.
2. Evaluar todo a la luz de
Cristo
Algunas sencillas reflexiones y
preguntas pueden ayudarnos a crecer en la prudencia: ¿Qué es lo correcto? ¿Qué
es lo más acorde con mi identidad como hijo de Dios creado para amarlo y para
amar a mi prójimo como a mí mismo? ¿Qué quiere Dios en este momento?
3. Practicar el pensar antes de
actuar
Desarrollar el hábito de pensar
antes de actuar y no de responder simplemente cuando las cosas suceden. Debemos
tomar el tiempo de pensar en las posibles implicaciones y resultados de las
diferentes formas de actuar.
4. Recordar que ser prudente es
ser audaz, no temeroso
No confundir la prudencia con el
miedo, con la excesiva precaución o con la inacción. La prudencia requiere que
nos mantengamos firmes en lo que los santos llaman “el deber del momento”. Y la
prudencia frecuentemente nos hará audaces y atrevidos porque la prudencia nos
muestra lo que es correcto y cómo lograrlo.
5. Buscar buen consejo con
humildad
La prudencia también implica el
ser lo suficientemente humildes como para buscar un buen consejo. Nos exige
mirar hacia adelante y también mirar hacia atrás. La persona prudente examinará
honestamente la experiencia pasada y aprenderá de ella, para poder comprender
mejor qué hacer y qué no hacer en el futuro.
“Pidámosle a nuestra Santísima
Madre María que nos ayude a crecer en la prudencia esta semana, en lo que vamos
siguiendo a su Hijo en este recorrido de la Cuaresma”, culmina su columna Mons.
Gomez.
La columna completa se puede leer AQUÍ.
Fuente: ACI Prensa





