Una invitación a mirar la cruz para contemplar, aprender y experimentar el amor transformador de Dios
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| Los santos ángeles se encuentran alrededor de la cruz y hay una poderosa razón |
Nos
acercamos a celebrar el tiempo más sagrado e importante, por lo menos para el
mundo católico, y es la Semana Santa o Semana Mayor, como también se le conoce.
A lo largo de la Cuaresma nos hemos
venido preparando con ayuno, oración y limosna, para disponer
nuestros corazones y recibir las gracias que la pasión,
muerte y resurrección de Nuestro Señor nos quiere dar.
En estos días previos a este gran misterio de amor de Dios hacia
el hombre, te
invito a mirar al árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación
del mundo.
La cruz es, aún hoy en día, un escándalo al que ocultamos los ojos o
volteamos la cara. Simplemente no la queremos ver, no la
entendemos.
Y sin embargo, iremos a proclamar “Fulget
crucis mysterium” (Resplandece el misterio de la cruz).
Ese misterio de amor debe
resplandecer en cada una de nuestras vidas y ha de
brillar en nuestros corazones.
Un misterio cósmico
La cruz es un misterio que, como lo ha dicho el Papa Benedicto
XVI, abarca el cielo y la tierra.
Es un misterio cósmico, y en este sentido
abarca a toda la creación: visible e invisible, a ángeles y
hombres.
La cruz ha sido llamada desde antiguo como el
verdadero árbol de la vida. Parece un contrasentido, que
en el madero donde hay dolor, sufrimiento, muerte, sea, al mismo tiempo, el
árbol de la vida.
Y es que precisamente el árbol de la cruz remite a ese árbol que
menciona el libro del Génesis, el árbol de la vida y el árbol del
bien y del mal.
Lo que el demonio te dice sobre la cruz
Del árbol del bien y del mal, por insinuación del ángel caído, el
diablo y Satanás, Adán y Eva son seducidos. Y cometen el primer pecado, el
pecado original.
Hoy día esa voz seductora continúa presentando la
cruz como lo que no es. El demonio sigue alentando a
comer y disfrutar de todos los placeres y excesos sin
límites ni medidas ni mandamientos.
De esta manera, la cruz se presenta como un impedimento a
este anhelo por vivir a plenitud que hay en el hombre.
La cruz habla de sacrificio, cuando lo que
el hombre quiere es disfrutar y vivir; la cruz habla de pobreza y
despojamiento cuando el hombre lo que quiere es la riqueza
y el poder. Se quiere gozar de la vida, sin restricciones y sin renuncias.
Ante el vacío y la muerte, la ayuda de los
ángeles de la vida
Conocemos
las consecuencias de
escuchar esta voz seductora: la muerte. Esta vida sin
restricciones ni límites, sin sacrificios, no lleva sino al abismo de un vacío,
cuya recompensa no es otra que la muerte.
Son estos ángeles caídos los que traen la muerte.
Jesús mismo habla de ellos al decir que son homicidas desde el principio.
Es un momento dramático para la humanidad, en el que Adan y Eva
son expulsados del paraíso, se pierde la amistad con Dios y entra la muerte,
solo para nombrar algunas de las consecuencias dejadas por el pecado original.
Pero en ese momento vienen en ayuda del hombre los ángeles de
la vida. Ellos traen consuelo y esperanza al
hombre.
El gran consuelo
De
acuerdo con la leyenda de “la vida de Adán y Eva”, libro apócrifo, cuando Adán
cae enfermo y se acerca a morir, Eva envía a su hijo Set a buscar el árbol de
la vida.
Pero no puede encontrar el camino de regreso, y en ese momento el arcángel San Miguel sale
a su encuentro. Y, si bien es cierto, le anuncia que Adan moriría, también le anuncia
un gran consuelo.
El arcángel le habría dicho que después de 5.500 años, vendría el Rey bondadoso, Cristo, el Hijo de Dios. Y ungiría con el óleo
de su misericordia a todos los que creyeran en él:
“El óleo de
la misericordia se dará de eternidad en eternidad a cuantos renaciesen por el
agua y el Espíritu Santo. Entonces, el Hijo de Dios, rico en amor, Cristo,
descenderá en las profundidades de la tierra y llevará a tu padre al Paraíso,
junto al árbol de la misericordia”.
Los santos ángeles de la vida nos traen esa buena nueva, hay un
consuelo para la humanidad que busca la vida.
El sorprendente poder de
Dios
Esa
vida se encuentra ya no en el árbol del bien y del mal del Paraíso, sino en el
árbol al cual ha subido el Salvador, Nuestro Señor Jesucristo.
Y es de este árbol de donde viene la palabra de la vida y
ya no de la muerte. No viene la palabra de la tentación, sino del poder
salvador del amor de Dios.
De ahí que estos ángeles de la vida muestren y conduzcan siempre
hacia ese madero de la misericordia, en la cual el hombre encuentra esa vida
plena y alcanza la libertad que tanto anhela.
Si el árbol del bien y del mal fue la derrota para el hombre y el
triunfo del tentador, del demonio, este otro árbol, el madero de la Cruz,
será la victoria para
los ángeles y los hombres.
Por qué los ángeles rodean
la cruz
San Germán de Constantinopla en un sermón sobre la
Cruz exclama que los serafines vuelan
formando la figura de una cruz y cantando sin cesar himnos de victoria.
Este mismo padre de la Iglesia, señala que los ángeles suben y
bajan en torno a la cruz.
Todos los santos ángeles se
encuentran alrededor de la cruz. Y la razón es que allí está el que
está está por encima de toda potestad y principado angélico. Allí
está su señor y Creador, el Rey de la gloria: Jesús de
Nazaret.
Acércate al lugar de
salvación
Por
esta razón, entre
más nos acerquemos a la cruz, los ángeles tienen un mayor poder de influencia
sobre nuestra vida. Porque la Cruz es, como dice san Pablo,
fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Co 1,24).
En una antigua homilía pascual, un obispo se refería de esta
manera a la Cruz:
El eje del universo
La cruz se ha convertido en el eje
del universo, donde ángeles y hombres contemplamos, aprendemos y experimentamos
esta gran obra de amor transformador de Dios.
Un amor que expulsa todo temor, que crea una vida nueva. Y los
anhelos de inmortalidad y una vida plena se realizan.
Desde aqui, deseo a todos una feliz pascua de Nuestro Señor
resucitado. En unión con nuestros buenos ángeles proclamemos con gran alegría y
agradecimiento:
Fernando
Cárdenas Lee, Foyer de Charite
Fuente: Aleteia






