«Así no podemos seguir, vamos a tener que cerrar», denuncian los titulares de algunos colegios. La aportación voluntaria de las familias desciende por la crisis y la Administración «no compensa los gastos»
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Esta escuela de las Hijas de la Caridad pasará a la red pública. Foto: Prensa Consorcio de Educación de Barcelona |
«Nuestros centros dependen en un
porcentaje importante de la colaboración de las familias, pero como la crisis
les está afectando mucho y la Administración no compensa lo que dejan de
aportar, eso hace que muchos centros tengan bastantes problemas para salir
adelante», afirma Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Católicas.
La plataforma que agrupa a los
centros concertados de ideario católico en España celebró hace pocos días su
asamblea anual, en la que un nutrido grupo de titulares de los centros
denunciaron que «el impacto económico no recuperado de la pandemia, las
dificultades económicas de las familias, la inflación, los costes de la
energía, etc. están provocando un escenario donde los centros deben redoblar su
eficiencia en la gestión».
«Nuestros
colegios dependen de las familias para parte de su sostenimiento –explica
Huerta–. Nos gustaría que no fuera así, pero, a día de hoy, eso hace que la
financiación de los centros sea insuficiente. Es algo que venimos reclamando a
las administraciones desde hace mucho tiempo, pero ahora con la crisis la
situación se ha agravado».
El secretario de EE. CC. entiende
que «la aportación de las familias es voluntaria, y siempre han sido muy
generosas, pero si se ven apretadas por el aumento de los costes de la energía,
por la crisis, por el paro… al final el primer gasto que reducen es el
voluntario».
Esta decisión es «totalmente
comprensible, no les salen las cuentas», pero afecta de modo directo a los
centros concertados. «La administración solo cubre el 60 % de los gastos de los
colegios, lo cual no está en línea con sus necesidades reales», lamenta Huerta.
Por ello, desde Escuelas Católicas hacen un llamamiento a las administraciones
educativas para que asuman «su compromiso de financiar adecuadamente» el coste
efectivo del puesto escolar, porque a día de hoy «no compensa los gastos» de
los centros.
Como salida a esta situación,
Pedro Huerta reclama la convocatoria de la comisión que estudia el puesto
escolar, que lleva sin reunirse desde el año 2011: «A pesar de que ya han
pasado dos leyes de enseñanza en España, hemos pedido al Ministerio de
Educación su convocatoria, pero siempre sin respuesta. La respuesta debería ser
mucho más ágil porque las condiciones económicas de las familias y de los
centros en España cambian constantemente, y se debería tener en cuenta el coste
real de cada puesto escolar».
Cambios de titularidad en
Barcelona
Esta situación es algo que, en
cambio, no afecta tanto a los centros públicos, «que también están
infrafinanciados», pero ellos no tienen el sistema de financiación de los
concertados, cuya situación «es mucho más sangrante» e incluso pone en cuestión
su viabilidad en zonas más deprimidas y en entornos rurales.
El secretario general de Escuelas
Católicas reconoce que «continuamente me están llegando noticias de centros que
se plantean cerrar aulas si la situación sigue así. Lo que más repiten es: “Así
no podemos seguir, vamos a tener que cerrar”. Es una medida drástica, pero no
tienen otra opción en el horizonte».
Ante este drama, Huerta menciona,
por ejemplo, el cambio de titularidad de tres centros concertados en el centro
de Barcelona. Vinculados a las Hijas de la Caridad, las dificultades económicas
han hecho que este año hayan pasado a la Generalitat y al Ayuntamiento de la
Ciudad Condal. Al cambiar la titularidad, perderán su ideario e incluso su
nombre religioso: el colegio Marillac será el Institut Escola Sicília; el
Sagrada Familia pasará a llamarse Institut Escola Londres, y el Sagrat Cor será
Institut Escola Aldana. Para Huerta, esto es un ejemplo de la «asfixia
económica» a la que los centros concertados son sometidos por la
Administración, «y que no se hace a los públicos».
Juan Luis Vázquez
Díaz-Mayordomo
Fuente: Alfa y Omega