Se le llama “marianos” a los dogmas que refieren a la Virgen María, y la Iglesia Católica los celebra cada año como Solemnidades, la máxima categoría litúrgica, e indica que los católicos deben participar de la Eucaristía
![]() |
Dogmas marianos. La Virgen María y el Niño Jesús. Crédito: Pixabay |
En mayo, mes dedicado por la
Iglesia Católica en honor a la Santísima Virgen María, los católicos en el
mundo suelen profundizar en su conocimiento y amor a la Madre de Dios, a través
de eventos formativos, el rezo del Rosario y la consagración a María.
Durante este tiempo especial,
algunos fieles que participan en catequesis, cursos o conferencias sobre temas
marianos, podrían escuchar o leer sobre los dogmas marianos sin un
conocimiento previo sobre el tema.
Es por eso que a continuación, te
explicamos de forma sencilla todo lo que un católico necesita
saber sobre los dogmas marianos:
1. ¿Qué es un dogma mariano?
Un dogma es una verdad de fe
absoluta, definitiva, infalible, irrevocable e incuestionable revelada por Dios
a través de la Biblia o
la Sagrada
Tradición. Luego de ser proclamado no se puede derogar o negar, ni por el
Papa ni por decisión conciliar.
Para que una verdad se torne en
dogma, es necesario que sea propuesta de manera directa por la Iglesia Católica
a los fieles como parte de su fe y
de su doctrina, a través de una definición solemne e infalible por el Supremo
Magisterio de la Iglesia.
Los dogmas más importantes se
refieren a Dios, Jesucristo, la Virgen
María, el Papa y
la Iglesia, la
creación del mundo, los sacramentos,
y todo lo relacionado al final de la existencia humana y el juicio final.
Se le llama “marianos” a los
dogmas que refieren a la Virgen
María, y la Iglesia Católica los celebra cada año como Solemnidades, la
máxima categoría litúrgica, e indica que los católicos deben participar de la
Eucaristía.
2. ¿Cuáles son los dogmas
marianos?
La Inmaculada Concepción
El dogma de fe de la Inmaculada
Concepción nos revela que, por la gracia de Dios, la Virgen María fue
preservada del pecado desde el momento de su concepción; es decir, desde
el instante en que María comenzó la vida humana.
La Virgen María es Inmaculada
gracias a Cristo su hijo, pues como Jesús iba a nacer de su seno, Dios la hizo
Inmaculada para que tenga un vientre puro donde encarnarse. Ella nunca se
inclinó ante las concupiscencias y su grandeza demuestra que como ser humano
era libre, pero nunca ofendió a Dios, y así, no perdió la enorme gracia que Él
le otorgó.
La Maternidad Divina
Este dogma es el fundamento del
culto mariano y señala que la Virgen María es verdadera Madre de Dios. Como
Jesús es hombre y Dios al mismo tiempo; es decir, una persona que integra estas
dos naturalezas, y la Virgen María es la madre de Jesús en su integridad,
entonces, ella es la Madre de Dios.
La Perpetua Virginidad
El dogma de la Perpetua
Virginidad es el más antiguo de los cuatro y señala que María fue Virgen antes,
durante y perpetuamente después del parto de Jesús, y fue mantenida así por
Dios hasta su gloriosa Asunción al cielo. María “es la Virgen que concebirá y
dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel”, señala la Biblia y el Concilio
Vaticano II.
La Asunción de la Virgen María
La Asunción es la celebración de
cuando el cuerpo y alma de la Virgen María fueron glorificados y llevados al
Cielo al término de su vida terrenal.
Esto quiere decir que por un
privilegio especial de Dios, María no experimentó la corrupción de su cuerpo y
fue asunta al cielo, donde reina viva y gloriosa, junto a Jesús. No debe ser
confundido con la Ascensión, la cual se refiere a Jesucristo.
3. ¿Quién aprobó los dogmas
marianos?
El dogma de la Inmaculada
Concepción fue proclamado por el Papa Pío IX en su bula Ineffabilis Deus
el 8 de diciembre de 1854. Desde entonces, la Iglesia Católica celebra cada 8
de diciembre la Solemnidad de la Inmaculada
Concepción de María.
“[…] la beatísima Virgen María
fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante
de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en
atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano […]”, dijo.
El dogma de la Maternidad
Divina fue proclamado por el Papa San Clementino I en el Concilio de
Efeso del año 431, quien declaró que sea anatema o excomulgado todo el que no
confiese que “la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne
al Verbo de Dios hecho carne”, Jesucristo.
Luego, fue proclamado por otros
Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla. El Concilio
Vaticano II indica que la Virgen es honrada bajo este título desde la
antigüedad y que los fieles acuden suplicantes a ella en todos sus peligros y
necesidades.
La Solemnidad de María, Madre de
Dios, se celebra el 1 de enero de cada año, y es la más antigua que se conoce
en Occidente.
Sobre el dogma de la Perpetua
Virginidad el Papa Juan Pablo II señaló en
1996, que “la fe expresada en los evangelios” sobre la virginidad de María “es
confirmada, sin interrupciones, en la tradición posterior”, y que las
definiciones de “los concilios ecuménicos y del Magisterio pontificio […] están
en perfecta sintonía con esta verdad”.
El santo dijo que el Concilio de
Calcedonia de 451, el tercer concilio de Constantinopla de 681 y otros
concilios ecuménicos como el Constantinopolitano II, Lateranense IV y
Lugdunense II, declaran a María “‘siempre virgen’, subrayando su virginidad
perpetua”.
“El concilio Vaticano II ha
recogido esas afirmaciones, destacando el hecho de que María, ‘por su fe y su
obediencia, engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin
conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo’”, agregó.
“Aunque las definiciones del
Magisterio, con excepción del concilio de Letrán del año 649, convocado por el
Papa Martín I, no precisan el sentido del apelativo 'virgen', se ve claramente
que este término se usa en su sentido habitual: la abstención voluntaria de los
actos sexuales y la preservación de la integridad corporal. En todo caso, la
integridad física se considera esencial para la verdad de fe de la concepción
virginal de Jesús”, precisó.
Sobre la Asunción de la Virgen
María, desde el año 1849 el Vaticano recibió peticiones para que la Asunción de
la Virgen sea declarada dogma de fe, y en 1950, el Papa Pío XII lo declaró
dogma en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus.
“[…] declaramos y definimos ser
dogma divinamente revelado, que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen
María, terminado el curso de su vida terrena fue asunta en cuerpo y alma a la
gloria celestial”, indicó.
El 15 de agosto, la Iglesia
Católica celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, para
conmemorar la feliz partida de María de esta vida y la Asunción de su cuerpo al
cielo.
Por Cynthia Pérez
Fuente: ACI Prensa