El obispo de Orihuela-Alicante ofrece una bella reflexión sobre las nuevas realidades eclesiales
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Monseñor Munilla se encontró con las comunidades neocatecumenales de Alicante, su nueva diócesis. |
Monseñor José Ignacio
Munilla está conociendo la diócesis de Orihuela-Alicante, de la
que es su obispo desde que tomara posesión el
pasado mes de febrero. En este recorrido el pasado 1 de mayo tuvo un encuentro
con los miembros del Camino
Neocatecumenal en una celebración en la que participaron cientos
de personas y que se celebró en la parroquia de San Francisco de Asís de la
ciudad de Alicante.
Las comunidades neocatecumenales, presentes en un número muy
importante en el levante español, presentaron esta realidad eclesial al obispo
Munilla, que a su vez les ofreció una interesante reflexión sobre los carismas, que aunque
dirigido a este grupo en concreto, es válido para cualquier movimiento o nueva
comunidad.
“¿Qué veo aquí? Veo que la Iglesia es
apostólica, como decimos en el Credo, y también que la Iglesia es carismática,
las dos cosas al mismo tiempo. Está fundada sobre los apóstoles, pero al mismo
tiempo el Señor en ese envío del Espíritu es muy libre para suscitar carismas”,
comenzó monseñor Munilla.
Y así recordó a los presentes, entre los que había numerosos
matrimonios con hijos y jóvenes, que el Camino Neoocatecumenal es en sí mismo
un carisma, “un don del
Espíritu Santo que Él ha suscitado para el bien del conjunto de la Iglesia y
no sólo” para los miembros de este grupo.
El nuevo obispo de Orihuela-Alicante destacó que “la Iglesia tiene esos dos pulmones,
el apostólico y el carismático”, e incidió en que ambos deben “respirar al
unísono”, de lo contrario se genera un problema
Para mostrar de una manera más gráfica esta idea habló de la famosa fotografía en
la que aparecen San Juan Pablo II y Santa Teresa de
Calcuta, en la que dados
de la mano la religiosa ayudaba al Papa a bajar unas escaleras.
“Era una imagen en la que se ve como si la iglesia carismática fuese más ágil que
la Iglesia apostólica, pero no se soltaban de la mano”, explicó Munilla, que
dijo que a veces los carismas pueden parecer correr más pero no pueden ir al
margen de los pastores.
De este modo, agregó que “la Iglesia apostólica y la carismática están llamadas a darse
gracias mutuamente, a darle gracias a Dios porque exista el don de los
apóstoles para acompañar a los carismas, para discernirlos, para animarlos,
para corregirlos, para impulsarlos… y para reconocer como el Espíritu Santo
suscita dones”.
"Doy gloria a Dios por
este carisma"
Ante los cientos de miembros de las comunidades neocatecumenales
el obispo dijo que había una cosa “obvia” y era que “Dios ha bendecido un carisma que dio a Kiko y a Carmen”, iniciadores
de esta realidad presente a día de hoy en 134
países.
¿Por qué lo cree así Munilla? En su opinión, “o bien uno es ciego
o está cegado, o si no tiene que dar gloria a Dios por cómo ha bendecido al Camino Neocatecumenal como
un carisma que ha descubierto el don del Espíritu para todo el pueblo de Dios”.
¿En qué se nota que este carisma ha sido bendecido por Dios?
Igualmente, el prelado vasco citó varios aspectos:
-En primer lugar por su “fidelidad”.
-Otro “signo” que destacó fue “la transmisión de la fe en el seno de la familia”.
- Un tercer aspecto del que habló fue “la apertura a la vida”. Visiblemente contento, Munilla dijo
a los numerosos niños presentes en dicho encuentro: “vosotros existís porque habéis nacido en el Camino
Neocatecumenal. Si vuestros padres no hubiesen recibido esta llamada a
la apertura a la vida no existiríais”.
Pese a estas grandes bendiciones de las que habló, el obispo de
Orihuela-Alicante les instó a no ufanarse de sus grandes obras, de tantas
vocaciones y tantos hijos. “Estemos contentos porque nuestros nombres estén
inscritos en el Libro de la Vida. La gloria es de Él, de Dios. Vanidad, cero. ¿Qué
méritos tenemos nosotros sino el haber sido elegidos inmerecidamente? Es
importante reconocer la bendición de Dios y que seamos muy humildes”, dijo a
los miembros de las comunidades.
Y agregó: “como representante de la Iglesia apostólica doy gloria a Dios por este carisma.
La Iglesia se siente muy contenta reconociendo el don del espíritu en
vosotros".
Un peligro y una oportunidad
Sin embargo, el que fuera obispo de San Sebastián alertó que el demonio siempre ha intentado
“enredar” en la relación entre la Iglesia apostólica y la carismática, que
no siempre ha sido sencilla.
Según Munilla, “a veces al pulmón apostólico le cuesta reconocer
el don del Espíritu y a veces el pulmón carismático puede tener el problema del particularismo o
sectarismo y el no estar plenamente confiado a la Iglesia apostólica”.
Y precisamente en un tiempo en el que la Iglesia de Occidente
sufre una sangría ve el momento ideal para superar todas estas dificultades.
Así lo argumentaba: “cuando en la Iglesia éramos muy fuertes y grandes era muy
fácil que hubiese celos y divisiones entre nosotros, pero cuando vemos el
rostro de la secularización y cómo avanza una visión materialista de la vida
donde ser cristianos es más heroico,
es el momento de la comunión en el seno de la Iglesia. Si no lo entendemos
es que estamos tontos”:
Por ello, consideró que sólo en “comunión” se puede abordar el
tremendo reto al que se enfrenta la Iglesia. El número de matrimonios
cristianos se hunde, no se bautiza a los hijos… “Ante esta realidad –subrayó Munilla- la exigencia de la
comunión es clave”.
"¿Qué os pide la
Iglesia?"
Dirigiéndose directamente a todos los presentes en este encuentro
les preguntó: “¿qué os pide la Iglesia?”. Sin andarse por las ramas respondió:
“lo más específico de un laico es la inserción en el mundo, ser fermento de Cristo haya donde estéis: en tu instituto,
en tu puesto laboral, en la política, en el deporte…. Lo primero es
ser fermento, florecer donde habéis sido plantados, no asustarse, ser testigos
donde estéis”.
A la vez, el obispo vasco les recordó: “la Iglesia os necesita
para evangelizar”. Y dio un consejo a todos: “tened mucha devoción a la escoba. Tened siempre la
prontitud de ofreceros como un tiro para los servicios más humildes, como fray
Escoba”.
Además, exhortó a servir peleándose por los puestos más humildes,
es decir, “siempre
sirviendo, siempre atentos a quien sufre, preocupándonos por él, mostrando
misericordia. Tened esa conciencia de cómo poder llegar a los últimos”.
Antes de terminar José Ignacio Munilla aseguró que el signo de que
alguien “está bien asentado en un carisma que ama es que admira los demás carismas, no sólo
el suyo”, lo que definió como “la gran sinfonía de los carismas”.
“El ‘En ti confío’
es el resumen de todo. Dios nos guía, va por delante de nosotros, abre
el camino. (…) Confiad en Él, en Ti confío, en Ti confío, confiad en su
voluntad”, concluyó.
Javier Lozano
Fuente: ReL