Una actividad de verano para modelar almas que tengan sentido crítico, crezcan en amor a la Verdad y vivan ancladas en el Evangelio
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Miriam Esteban |
«Llevar almas de joven a Cristo,
inyectar en los pechos la fe, ser apóstol o mártir acaso mis banderas me
enseñan a ser». Así entonaban su himno los jóvenes en la fiesta del 50º
aniversario del Campamento
Pío XI, que se celebró el pasado sábado 25 de junio en la diócesis de
Cuenca (España).
Y lo que estaba claro es que
estas palabras se han hecho carne durante estos cincuenta años.
Este campamento para niños y
jóvenes nace en el año 1972, impulsado por Don Gratiniano Checa, consiliario de
la Juventud de Acción Católica de Cuenca.
Con la mirada siempre puesta en
el cielo, su principal meta ha sido formar y evangelizar a la juventud para
acercar sus almas a Dios.
Y así lo demuestran de manera
clara la exposición histórica explicativa y los diferentes testimonios que
tuvieron lugar durante el acto del 50º aniversario.
Desarrollo integral
Se trata de un campamento que
ejerce la gran misión de vigorizar las fuerzas apostólicas.
Su eje principal es siempre la
Santa Misa,
que se complementa con formación cristiana profunda, deporte,
música, imposición de escapularios, momentos de oración, actos a
María, juegos, fuego de campamento, marchas…
Es decir, conviven en el
campamento una parte formativa, una espiritual y una lúdica, pero siempre buscando
el desarrollo integral de la persona en un encuentro con Dios, consigo mismo y
con los demás.
Bodas de oro de una gran familia
En la jornada del 50º aniversario, a través de un programa rico, festivo y
lleno de agradecimiento, se pudo apreciar cómo este campamento se ha convertido
en una gran familia, arraigada y construida en el seno de la Iglesia.
Este campamento lo organiza el
instituto secular Servi
Trinitatis, que también lleva a cabo actividades de este tipo en Argentina
y Venezuela gracias a sus sacerdotes misioneros.
Durante la jornada, hubo un
momento especial para dar gracias a Dios y recordar a los que han
contribuido en el crecimiento del campamento y siguen en la vida terrenal así
como los que brindan su ayuda ya desde la vida eterna.
Mi impresión durante toda la
jornada del sábado fue que el Campamento Pío XI supone un gran apoyo para
los que somos padres en la tarea de educar a los niños y jóvenes.
Pues el fundamento del campamento
es modelar almas que tengan sentido crítico, crezcan en amor a la
Verdad y vivan ancladas en el Evangelio.
Igualmente se educa en el acompañamiento
a los que no piensan igual, siempre desde el entendimiento y partiendo del
diálogo, sembrando paz, alegría y siendo apóstoles.
En otras palabras, allí está
Dios.
Y no solo por estar presente en
la Santa Eucaristía dentro de la capilla, sino por estar presente en cada una
de las personas del campamento.
Escuela de oración
La fiesta terminó con la Santa
Misa celebrada por el obispo de Cuenca, don José María Yanguas Sanz, y
concelebrada por otros diez sacerdotes, uno de los cuales había sido ordenado
esa misma semana.
El estribillo del himno compuesto
para la ocasión del 50 aniversario muestra su espíritu:
Atan corazones a la eternidad
Son la suave brisa del amor de Dios
Siembran con su ejemplo el amor a la verdad.
Forja de virtudes, almas en unión
Manos en cadena, lazos de amistad
Es el campamento escuela de oración
Para que gozosos en el cielo sin final
Gritemos ¡siempre unidos! Junto a Dios
Miriam
Esteban Benito
Fuente: Aleteia