El general francés Pierre de Villiers, ex JEMAD, figura nacional y un católico firme
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Pierre de Villiers ha sido uno de los militares franceses más importantes en las últimas décadas |
El general Pierre
de Villiers es toda una institución en Francia. Amado por los soldados
decidió dimitir como jefe del Estado Mayor de la Defensa por sus discrepancias
con Macron. Padre de seis
hijos y católico de fe firme, este alto mando militar que ha liderado
importantes misiones internacionales proviene de la
Vendée, la región francesa en la que humildes agricultores y nobles, unidos
por su fe católica, lucharon juntos contra los abusos de la Revolución
Francesa, y acabaron siendo víctimas de un
genocidio.
Resulta llamativo que un general católico y de la Vendée haya sido el alto
mando del Ejército de la republicana y laicista Francia.
Por su visión de la realidad francesa debido a su experiencia como
militar así como su propia vida es un referente para muchos, sobre todos cuando los cimientos de su país están
siendo zarandeados por los ataques yihadistas que durante los últimos
años se han producido en territorio nacional.
Un militar de prestigio, católico y con las cosas claras
Hermano de Philippe
de Villiers, conocido político conservador y fundador del parque temático Puy du Fou, el
general destaca un elemento que tiene en su vida: “esta fuerza para saber de
dónde soy y hacia dónde voy es una gracia formidable porque la necesidad de
arraigo, que la globalización individualista niega por ideología, es profunda
en el hombre. Es la
necesidad de sentido, trascendencia y esperanza. Por eso vengo de una
tierra, la Vendée, que lleva consigo el vivo recuerdo de las guerras y que, al
mismo tiempo, clama la necesidad de superar el odio y la reconciliación”.
“La fe católica me fue transmitida en mi infancia con un sentido
de servicio y entrega, que son sus elementos esenciales. Este es
el camino hacia la verdadera felicidad que mis padres pudieron mostrarme”,
contaba en una entrevista con La
Vie. Ya como marido y padre tuvo claro que “la transmisión de
la fe estaría en el corazón de nuestro hogar. Mi mayor orgullo hoy, mi alegría
como padre, es que mis seis hijos han guardado el tesoro de su educación
cristiana”.
Su maduración de la fe
En esta experiencia de fe, De Villiers afirma que no es “un gran
espiritual ni un contemplativo: me acerco a Dios por la acción, en particular
por relacionarme con los demás. Muy modestamente y por coherencia, siempre he tratado de
encarnar mi fe practicando la caridad fraterna, con especial atención a los
más frágiles, los heridos, los enfermos”.
“Personalmente, mi
relación con Dios ha madurado en escenarios de guerra y en contacto con la
muerte, los heridos y las familias en duelo. De Kosovo a Bataclan, pasando
por Afganistán, una Palabra inspiró, apoyó, fortaleció mi compromiso: “No
hay mayor amor que dar la vida por los amigos” (Juan 15,13)”,
considera.
Por todo lo que ha vivido y conocido en esta Francia tan peculiar,
laicista pero con católicos de fe profunda también, se muestra tan preocupado con la deriva actual de
su país y su respuesta al yihadismo y al islamismo radical que campa a
sus anchas por su tierra.
La complicada situación
francesa
En una entrevista con Famille
Chretienne, el que fuera jefe del Estado Mayor habla del
atentado en Niza y asegura que "es un acto de guerra que tiene como objetivo la existencia
misma de nuestra nación y nuestra civilización cristiana”. Por ello, cree
que “a raíz de este acto atroz quiero decir: ¡ya está bien! Hay que tomar el
control”.
En su opinión, “es hora de tomar medidas contundentes a largo
plazo. No es una cuestión
que afecte a las próximas elecciones, sino a las próximas generaciones.
Debemos unir a quienes quieren transmitir nuestra civilización y no dejarse
conquistar por el miedo. Porque el miedo es comienzo de la derrota”.
Sobre los ataques a católicos, como el de la basílica de Niza o el
del padre Hamel,
el general De Villiers tiene claro que han sido víctimas porque “los católicos practicantes simplemente
encarnan la civilización cristiana”. Lo explica asegurando que “esta
civilización es el objetivo preferencial de los terroristas islamistas que
quieren imponer un nuevo modelo de sociedad en torno a la sharia.
Están luchando contra el modelo occidental y su fundamento cristiano. Estado
Islámico ha sido derrotado, pero la ideología islamista todavía sueña con
establecer califatos. Repito,
su objetivo es borrar del mapa nuestra herencia judeocristiana”.
"¡No se detendrán!"
El análisis de este general católico francés es duro y directo: “¡No se detendrán! Creer
en una desaparición espontánea del terrorismo es un gran error analítico. Esta
guerra debe librarse, y como cualquier guerra será larga y difícil”.
Y añade que para luchar de manera efectiva con el islamismo
radical que atenta en Europa “debemos
acabar con esa ingenuidad y este pacifismo post 68 que aún existe. Estamos
en una guerra real. Por tanto, debemos cerrar filas y reconstruir el crisol
nacional para evitar que estos jóvenes que nos golpean sean cada vez más
numerosos”.
Esto debe hacerse, en su opinión también ayudando “a los más
vulnerables para que no caigan del lado equivocado. Hay distintos frentes para intentar trabajar: seguridad,
vivienda, educación…
En busca de lo verdadero, lo
bello y lo bueno...
El general Pierre de Villiers llama a defender “nuestros valores”
que unen su nación y que asegura que están presentes en la doctrina social de
la Iglesia: “confianza, fraternidad, coraje, perdón, benevolencia”.
Apuesta además por un equilibrio entre firmeza y humanidad. “No hay humanidad posible sin
firmeza ni firmeza sin humanidad. Esta es la clave para mí. Este
equilibrio entre los dos no es centrismo ni suavidad.
Sobre los jóvenes que caen en las garras del islamismo radical en
Francia y en otros países europeos. De Villiers los define como chicos “sin esperanza que son presa
fácil del salafismo y el islam radical”.
Ante una situación como esta es necesaria mostrar “auctoritas”, es
decir, autoridad. “Significa poder elevarse a algo más grande que está más allá
de nosotros. Por falta de autoridad, algunos jóvenes caen en la fascinación de
una ideología en la que la barbarie no es un simple medio sino un fin. Depende
de Francia saber ofrecer algo más. Yo propongo pasar de una sociedad de contramodelos a una de
modelos que nos eleven hacia lo bello, lo verdadero, lo bueno”.
Javier Lozano
Fuente: ReL