Su labor social fue más importante y significativa que sus escándalos
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Este 31 de agosto se cumplen 25
años de la muerte de quien fue la princesa de Gales. Su vida estuvo llena de
muchas controversias y, lamentablemente, algunos han preferido darle más
importancia a sus escándalos y momentos difíciles que a sus obras sociales.
Hoy la recordamos por las más de 100 obras de caridad con las que estuvo involucrada a lo largo de su vida y por su manera de aprovechar positivamente su influencia mediática para llamar la atención sobre causas importantes.
1. QUITÁNDOLE EL ESTIGMA AL VIH/SIDA.En los años 80, en pleno apogeo
del VIH, muchas personas -guiadas por la desinformación- creían que esta
enfermedad podía ser transmitida por un simple contacto físico, lo que generaba
un rechazo y discriminación muy fuerte hacia esos pacientes, incluso por parte
de familiares y amigos.
En 1987, Diana
fue la encargada de inaugurar un centro de atención a pacientes con VIH/Sida en
Londres, pero lo más significativo fue que estrechó la mano -sin guantes-
de un paciente. Esa fotografía dio la vuelta al mundo con toda la
intención de romper ese estigma. Diana fue la primera personalidad de alto
perfil en hacer esto.
En los años siguientes, Diana
continuó visitando centros de pacientes con VIH/Sida alrededor del mundo. En
una conferencia en 1991 afirmó: “El Sida no hace que las personas sean peligrosas
de conocer, así que puedes estrecharles la mano y darles un abrazo. ¡Dios sabe
cuánto lo necesitan! Además, puedes compartir sus casas, sus lugares de
trabajo, sus parques infantiles y sus juguetes. Todos debemos estar atentos a
las necesidades especiales de aquellos para quienes el Sida es la gota que
colma el vaso de una ya pesada carga de discriminación y desgracia”.
2. CAMINANDO SOBRE EL PELIGRO.
Muchas personas no se atreverían
a caminar sobre un suelo minado, Diana sí. El 15 de enero de 1997 (meses
antes de morir en un accidente de tráfico en París) caminó por un camino minado
en Angola usando tan sólo un visor y un chaleco a prueba de bombas. Ella había
leído que la mayor cantidad de amputados en el mundo estaba en ese país
africano, sobre todo, producto de las bombas que habían sido enterradas en
conflictos bélicos pasados y luego olvidadas.
Gracias a esa imagen de Diana, no
sólo logró recaudar muchísimo dinero para la organización Halo Trust (que se
encarga de eliminar escombros de las guerras, particularmente minas terrestres,
alrededor del mundo), sino que fue de gran influencia para que se firmara
el Tratado de Ottawa (poco tiempo después de su muerte), donde se
prohíbe la adquisición, producción, almacenamiento y utilización de las minas
antipersona.
3. UNA MANO PARA LOS LEPROSOS.
Aún después de su divorcio con el
príncipe Carlos, Diana continuó siendo patrona de La Misión de la Lepra en
Inglaterra y Gales hasta el día de su muerte.
En 1989, durante una visita a
Indonesia, fue filmada dándole la mano y tocando los vendajes de leprosos.
Su idea era despertar conciencia sobre la importancia de detectar esta
enfermedad a tiempo, informar que existe una cura desde 1981 y, que cuando está
siendo tratada, no es tan altamente contagiosa como se creía.
Durante su vida, la causa de esta
enfermedad de la piel fue muy importante para ella, y constantemente visitaba
centros de enfermos en Nepal, Zimbabue e India, países donde hay una alta tasa
de pobreza y, en consecuencia, la lepra tiene mayores índices de incidencia por falta
de higiene, hacinamiento y mala alimentación. “Estoy tratando de mostrar en una
simple acción que no se les denigra, ni se les repugna”, dijo Diana en una
ocasión.
4. LA PRINCESA DE LOS ABRAZOS.
Desde hace décadas la realeza
hacía labores de caridad y visitaba centros de enfermos o personas que
requerían ayuda de algún tipo. Pero Diana fue la primera en tocarlos. Ella sabía
el poder de un buen abrazo o la caricia de una mano amiga. Humanizó a la
monarquía. Nos recordó la importancia que también tienen los sentimientos y
ponernos en los zapatos de los demás. Y quizá una gran lección es esa: a
veces creemos que no podemos ayudar porque no tenemos la influencia o los
medios económicos para hacerlo, pero tan sólo acompañar o darle un abrazo
sincero a alguien es lo que más se necesita. El amor también cura, tanto en lo
físico como en lo mental.
5. PARA LOS SIN HOGAR.
Diana se convirtió en patrona de
Centrepoint, una organización que ayuda a jóvenes sin hogar, en 1992. Visitó
muchísimos refugios donde les dan comida, ropa y les tratan de conseguir
empleos. Llevó a sus hijos a varios de ellos, no sólo para abrirles los
ojos y vieran lo afortunados que eran, sino para que fueran de ayuda también en
el futuro. Gracias a la influencia de Diana, se ha logrado que más del 70% de
las personas que entran en esta organización logren un cambio positivo en sus
vidas.
Desde el 2005, el príncipe
William es el patrón de esta organización y ha colaborado con muchas otras
ONGs, sobre todo después de la pandemia, que lamentablemente incrementó los
índices de personas sin hogar por la crisis económica.
6. EMBAJADORA -NO OFICIAL- DE
CALCUTA.
Un lazo que nació desde el
respeto y el amor por los menos afortunados. La Madre Teresa de Calcuta y Diana no compartían la misma
religión y sólo se vieron dos veces en su vida, pero igual fue increíble la
conexión que ambas tuvieron (Diana hasta fue enterrada con un rosario que la
madre le obsequió) y lo que lograron comunicar juntas.
Para quienes no conocían a la
Madre Teresa y su labor con las Misioneras de la Caridad, Diana fue una gran
influencia mediática y ayudó a dar a conocer su enorme labor, generando así
posibles fuentes de ayuda para esta orden religiosa.
7. ANTE TODO, MADRE.
Además de todos sus esfuerzos
benéficos, si hay algo que no quedó en duda después de su muerte fue el
profundo amor que sentía por sus hijos William y Harry. No hubo título ni
controversia que estuviera por encima de ellos y más de una vez no le importó
romper algún protocolo para estar con sus hijos y disfrutar, por ejemplo, de
una carrera descalza en su escuela.
Diana, con los errores que
cualquier ser humano puede cometer, fue ejemplo de madre y, aunque la perdieron siendo unos adolescentes,
si hay algo que queda claro es que sus hijos jamás han dudado del profundo amor
que su mamá sentía por ellos y la gran admiración que aún sienten por ella.
Aunque destinados a un mundo con
muchas reglas y formalidades, les enseñó que igual pueden ser nobles, cercanos
y verdaderamente cumplir con su deber y vocación de servicio desde el corazón.
Adriana Bello
Fuente: Aleteia