La última voluntad de Matilde, una mujer de Barbastro (España), hizo que sus bienes fueran para Manos Unidas, la oenegé de la Iglesia Católica
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| Javier Cuadrado -Manos Unidas. |
Esta es una historia de amor
a 1.853 kilómetros de distancia. Y sin conocerse.
Matilde era una profesora de
escuela en Barbastro (España). Había dedicado toda su vida a la
enseñanza y le preocupaba ver a millones de niños y niñas en el mundo que no
tienen la opción de recibir la más mínima educación. Ese problema tiene grandes
dimensiones en países como la India, por ejemplo.
Antes de morir, Matilde pensó que
lo que había ganado a lo largo de su vida podía contribuir a cambiar la vida de
otros. Y así lo dispuso: hizo un testamento solidario. Es decir, destinó todo sus bienes
al mantenimiento de un proyecto de inserción socioeducativa para niñas de la
calle en Varanasi, una ciudad del norte de la India.
Este ejemplo es uno de los
muchos, gracias a Dios, que se producen anualmente. Alguien que fallece pero
hace que su última voluntad mire hacia los más desfavorecidos. Son historias de
amor… y sin conocerse. Un amor que en muchos casos solo ve Dios.
Miles de niños huérfanos y vagabundos
En el caso de Varanasi(en hindi y más conocida como Benarés en español),
la ciudad presenta un alto nivel de pobreza, que afecta a miles de niños y
niñas huérfanos que vagabundean por la calle y duermen en cualquier lugar.
Toda su jornada transcurre pidiendo limosna, vendiendo agua o jabón, limpiando
zapatos. Esta situación y el hecho de que no tengan una familia que cuide de
ellos hace que con frecuencia caigan en la delincuencia y en la droga, o que
sean víctimas de mafias que los conducen (a ellas sobre todo) a la prostitución.
En este contexto, la salud de los
pequeños es muy precaria. Con frecuencia sufren desnutrición o se contagian de
enfermedades que merman su esperanza de vida. La muerte infantil alcanza cifras
estremecedoras.
Manos Unidas, la
entidad de la Iglesia Católica, trabaja en muchos países del mundo. En India,
lleva años sosteniendo el proyecto de alfabetización de niñas en Varanasi.
El testamento de Matilde llegó como un tesoro que permite seguir el trabajo y
que vayan viéndose los frutos. Se ha creado un centro de acogida donde las
niñas pueden vivir lejos de los peligros y se las forma para que puedan
integrarse en el sistema de educación formal.
Una decisión eficaz
El testamento solidario es una fórmula
sencilla que ayuda a cambiar la vida de muchas personas. Como Manos
Unidas, hay otras organizaciones sin ánimo de lucro que pueden ser
beneficiarias de un testamento solidario. Todos conocemos alguna entidad
de la que hemos visto su labor de ayuda: la Iglesia es un modelo de referencia
en este sentido a lo largo de los siglos.
Pero si no se tiene conocimiento
directo de alguna de esas entidades y alguien está pensando en la posibilidad
de dejar todo o parte de sus bienes a alguna labor benéfica, existe la
plataforma HazTestamentoSolidario.org.
A través de ella se puede dejar el testamento a la oenegé de la Iglesia
Católica.
HazTestamentoSolidario.org aglutina
a 23 entidades a través de las cuales se puede canalizar la última voluntad de
una persona que quiere ayudar a los demás hasta el último instante de su vida y
más allá.
Es posible que la pandemia haya
marcado un antes y un después en la cuestión de los testamentos. En 2019 y 2020
se produjo un número muy alto de defunciones y muchas personas, ante la
posibilidad de morir de covid-19, se plantearon cuestiones como hacer
testamento. ¿A quién quiero dejar mis bienes una vez haya fallecido?
Confiando en la labor de la
Iglesia
En la Iglesia Católica, siempre
hay escasez de manos y de recursos para cubrir todas las necesidades que
presenta el mundo. Algunas entidades a las que se puede destinar el testamento
solidario pueden ser, por ejemplo, Caritas, Obras Misionales Pontificas y Manos Unidas (esta
última a través de la plataforma Haz Testamento Solidario).
En España, en 2021 se recibieron
a través de la plataforma 33,8 millones de euros, que fueron distribuidos a la
entidad que decidía quien hizo testamento. Manos Unidas recaudó 10,7
millones de euros. Un factor importante es que esta oenegé católica
lleva más de 60 años a pie de obra, es decir, trabajando en realidades
constatables, en 60 países. La confianza es mayor porque está probada y
quien hace testamento siempre quiere dar el mejor fin posible a lo que ha
logrado -y ha mantenido- seguramente con esfuerzo.
Alberto Mora, responsable de
Herencias y Legados de Manos Unidas valora como muy positivo el aumento de
testamentos recibidos en el último año: “Supone un incremento del 140%
frente a los ingresos de 4.616.752 euros derivados del testamento
solidario en 2020”.
“La pandemia ha hecho que los últimos años hayan sido
tiempos de gran tristeza y de muchas pérdidas -explica Mora-. Y en medio de ese
dolor, los españoles han demostrado que, a pesar de las circunstancias, seguimos
demostrando solidaridad y empatía con las personas que necesitan nuestro apoyo”.
“Y esto ha llegado hasta el punto de que cada vez son más las personas que
desean ayudar más allá de su vida…», asegura Alberto Mora.
«Resulta curioso –explica Mora-
que un gran porcentaje de las personas que nos han dejado testamento en 2021 no
eran socias de Manos Unidas. En ocasiones, son personas que han colaborado,
pero de manera anónima, que conocen nuestra Campaña o nuestras actividades,
pero no son socias o no tienen una aportación periódica, lo que demuestra la
confianza que nuestra organización genera en la sociedad».
¿Cómo hacer un testamento
solidario?
Para realizar un testamento
solidario, el ciudadano solo tiene que mencionar a una ONG como heredera de
parte de su patrimonio o bienes. Las organizaciones pueden recibir dinero en
efectivo (un porcentaje sobre el valor del patrimonio o un importe en
concreto); valores financieros (acciones, fondos de inversión); bienes muebles
(joyas, mobiliario); y bienes inmuebles (pisos, casas, terrenos).
«En 2021, en Manos Unidas
–informa Mora- los bienes que hemos recibido provenían principalmente de
valores, inmuebles y dinero en efectivo, por este orden».
Dolors Massot
Fuente: Aleteia






