Sheila Morataya propone ser más conscientes de todo lo que obramos con la respiración. Cuidarla es cuidarte a ti misma y ser conscientes de cómo Dios nos cuida
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Shutterstock - Antonio Guillem. |
«Respira».
Mi paciente está teniendo un momento de intensa conmoción emocional y la invito
a respirar
suave y profundamente.
«Respira», nos dice el dentista en el consultorio a punto de
ponernos la anestesia.
«¡Respira!». Ya casi nace… Te encuentras en el hospital, tu hijo
va a nacer. La respiración suave, controlada y profunda se hace necesaria.
Y esta época del año, la más esperada para cientos de
millones, entre los cuales estamos tú y yo, y después de una pandemia que nos
quitó la libertad, nos encuentra llenos de reuniones, celebraciones por
doquier: en casa de mi tía, en casa de la abuela, con los hermanos…
Además, desde
los primeros días de diciembre, dedicamos tiempo a la compra de regalos y la
decoración de la casa.
Todas estas acciones, la mayoría de las personas las viven bajo un
paso estresante.
Inconscientemente apretamos los músculos del cuerpo, caminamos agitadamente,
corremos. Se nos olvida respirar.
Por ello, respira. Respira. Respira.
Recuerda que debes respirar y que es
importante que lo hagas bien.
El doctor
John Kabat–Zin es un médico pionero en el arte de
respirar correctamente. Es fundador del Center for Mindfulness
in Medicine, Health Care and Society, asociado a la facultad de medicina de la
Universidad de Massachusetts.
Es el creador de la técnica de
reducción del estrés (REBAP) que ayuda a la persona a aprender a respirar
de forma consciente en su vida diaria. Su programa ha
ayudado a millones de personas en diversos países en el mundo pues por medio de
una respiración adecuada se baja el nivel de estrés, se combate el dolor
crónico y se fortalece el sistema inmunológico. Esto está muy bien, los
cristianos podemos decir que…
Respirar es llenarse de Dios
En el libro de Isaías 11, 2 leemos:
«Sobre él se posará el espíritu
del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y
fortaleza.»
Notemos cómo se menciona la palabra espíritu tres veces. Esta
palabra en hebreo es rúah. También puede significar viento o
aliento. ¿Acaso en medio de tanto ajetreo, celebración y compromisos no
anhelamos también un momento de respiro?
Quizá el respiro que no se ha tenido todo el año. Parecemos todos
haber retomado el mismo ritmo frenético que
llevábamos antes de la pandemia. Te pasará lo mismo a ti. Has vuelto a la
normalidad y esto quiere decir levantarse a una hora fija, preparar las
loncheras de los niños, alistarse para la universidad… Bajar y subir las gradas
en el centro comercial donde se encuentra el supermercado. Ir corriendo a
misa. Caminar agitada con las bolsas del super que se caen… y ya casi sin
aliento, te sientas y por fin inhalas profundo.
La mayoría de las personas respiramos automáticamente, no es que
realmente recordemos que debemos respirar. ¿Qué pasaría si pensaras que en
cada respiración te llenas de Dios?
Aprender a respirar para orar mejor
Este pasaje de la escritura puede servirnos en estos días de
agitación, dispersión y ruido para llevarlo a la oración y
prepararse conscientemente para el diálogo con Dios con un ejercicio
de respiración como el siguiente:
Siéntate en una postura digna, con la espalda erguida.
Cierra los ojos e inhala profundo por la nariz y exhala largamente
por tu boca.
Ahora inhala suave y profundo por la
nariz y exhala suave y lento por la nariz.
Enfócate en tu respiración al inhalar y al exhalar.
Observa cómo se expande tu pecho y tu abdomen al inhalar y cómo se
contrae al exhalar y se libera. Inhala profundo. Exhala pausado.
Enfócate solamente en tu respiración y siente como todo tu cuerpo
se tranquiliza.
Siente como el Espíritu de Dios habita
en ti.
Respira y deja que Dios te posea
El monje y teólogo del siglo V, san Juan
Casiano, ofreció una traducción más apasionada de este versículo de
Isaías. En lugar de decir que el Espíritu viene a posarse sobre el Mesías
prometido, San Casiano lo traduce como que el Espíritu lo llenará. Además
invita el santo a reflexionar lo siguiente:
«También para nosotros, este aliento,
este Espíritu Santo no es un escudo, sino algo que nos penetra tanto que nos
posee por completo».
Respirar hoy está de moda
Se ofrecen talleres, certificaciones y retiros exclusivamente para aprender a
respirar.
Se respira y se hacen pausas de respiración para llenar los
pulmones de aire fresco, puro y limpio para inmediatamente expulsar todas
las toxinas, el estrés, la ansiedad, el dolor, aquello que ya no se necesita en
el cuerpo.
La respiración, hoy, es uno de los
grandes pilares del bienestar. La ciencia de la salud mental lo
ha comprobado: respirar correctamente previene ataques de ansiedad.
Es una de las mejores maneras de regular el sistema nervioso central en
momentos de estrés. Es de gran beneficio para aquellas personas que padecen
enfermedades autoinmunológicas. ¡Qué bueno!
Los cristianos podemos aprender a respirar correctamente para
entrar en una mejor conexión con Dios. Dios impregnándome de su naturaleza y
activando mi respiración segundo a segundo. Pidamos a Él
que en medio de todo el ajetreo que trae el Adviento, seamos capaces de
respirar sobrenaturalmente.
Fuente: Aleteia