La jornada infantil de Obras Misionales Pontificias, que se celebra cada mes de enero, recaudó el año pasado más de 12 millones de euros, con los que se financiaron más de 2.500 proyectos
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| Obras Misionales Pontificias |
«La
Iglesia quiere ser familia para todos los niños del mundo; queremos que todos,
y sobre todo los que más sufren, sientan que la Iglesia les cuida, les
atiende y les da hermanos por todo el mundo que rezan por
ellos, que les quieren y que les cuidan». Así define el director nacional de
Obras Misionales Pontificias-España, el sacerdote José María Calderón, la
Jornada de la Infancia Misionera que la Iglesia celebra cada mes de enero.
Una jornada similar a la del Dómund, pero que pone el acento en la
capacidad de los más pequeños para convertirse en discípulos de Jesús para
otros niños. En los países de habla hispana, se celebra este domingo, 15 de
enero (allí donde no es tradición celebrar la visita de los Reyes Magos, la
Jornada se ha celebrado el día 6).
Cifras impresionantes
José María Calderón repasa para Aleteia los elocuentes números de
la campaña de 2022: «España fue en 2022 el país que más aportó a la campaña de
Infancia Misionera, con más de 2 millones de euros
recaudados (2.171.733,25€). Todo ese dinero se repartió en 35 países
diferentes. Y en todo el mundo, se recaudaron más de 12 millones de
euros (12.166.862,69€), que permitieron ayudar a más de 4 millones de
niños, repartidos en 1.118 territorios de misión, a
través de 2.577
proyectos relacionados con la educación, la salud, la
protección de la vida y la evangelización».
Alimentos, generadores eléctricos,
ayuda a embarazadas…
Generadores para tener luz en
internados de Nigeria; mobiliario y alimentos para escuelas en Uganda, o casas
de acogida para embarazadas en Tailandia son algunos de
los proyectos que se levantaron gracias a lo recaudado por la Infancia
Misionera. Una Jornada que custodia la niñez en todas sus etapas, incluso antes
del nacimiento: «En Sierra Leona -explica Calderón-, el país con mayor
mortalidad de madres gestantes y niños recién nacidos, la infancia misionera
ayuda a las madres para que no se complique la situación en el embarazo, para
que estén asistidas durante el parto, y para que se quedan en las misiones
durante los primeros meses, y así enseñarles a cuidar a sus hijos».
Y concluye: «Necesitamos niños misioneros, familias
misioneras, que ayuden a otros niños del mundo a recibir
el cariño y el cuidado de Dios a través de la Iglesia, rezando por ellos y
ayudándoles en lo que necesiten».
José Antonio Méndez
Fuente: Aleteia






