Mons. Munilla viajó a Roma el pasado 5 de enero para participar en el funeral de Benedicto XVI que el Papa Francisco presidió en la Plaza de San Pedro del Vaticano
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| Obispo Mons. José Ignacio Munilla. Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa |
El obispo español José Ignacio Munilla
señaló que “los dones intelectuales” de Benedicto XVI “siempre fueron puestos
al servicio de una verdad” y aseguró que el motor de toda su vida “ha sido el amor”.
Momentos después de que el Papa Emérito fuera enterrado en las
grutas vaticanas, ACI Prensa conversó con Mons. José Ignacio Munilla, Obispo de
Orihuela-Alicante (España), acerca del legado y la figura de Benedicto XVI, a
quien definió como “la sombra de Dios Padre” en la tierra.
Mons. Munilla viajó a Roma el pasado 5 de enero para participar en el funeral de Benedicto XVI que el Papa Francisco presidió en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Contó que durante el funeral dio gracias a Dios por la
paternidad de Benedicto XVI e hizo una ofrenda al Señor por su vida, “pidiendo
que lo lleve con Él al cielo, y pidiendo que nos dé padres que prolonguen la
sombra de Dios en la tierra”.
“Para mí ha sido un momento entrañable e inolvidable”,
confesó el obispo español.
Acoger el legado de Benedicto XVI
Respecto al legado del Papa Emérito, Mons. José Ignacio Munilla
destacó que “entre la gran sabiduría del Papa Benedicto, creo que hay una obra
que es emblemática, que posiblemente fue una de las que mayor difusión tuvo:
Informe sobre la fe”.
A continuación, sugirió que este libro, publicado en 1985,
debería ser “reeditado y difundido”, porque hace “un análisis muy concienzudo,
muy certero, de la crisis de la fe por la influencia del
liberalismo”.
Además, explicó que la difusión de este texto, “de máxima actualidad”,
debería hacerse “justo ahora mismo, con el reto al que se enfrenta la Iglesia,
donde vemos lo que ha sucedido en el Sínodo alemán”.
“Existe un riesgo grande de que el influjo de ese Sínodo alemán
pueda contaminar al Sínodo de la Iglesia general”, advirtió Munilla.
Además, subrayó que Benedicto XVI alertó en su testamento
espiritual acerca de la influencia de la teología liberal, “que hace que
perdamos el depósito de la tradición”.
También aconsejó a las personas del sector de la educación introducir
en los primeros cursos de la enseñanza universitaria católica la lectura de
otro libro de Joseph Ratzinger: “Introducción al cristianismo”.
En este sentido, mencionó también el Catecismo de la Iglesia
Católica, que se promulgó bajo el pontificado del Papa San Juan Pablo II, y
recordó que “quien estuvo en toda su elaboración fue Joseph Ratzinger”.
Para Mons. Munilla, no se puede entender bien el Concilio
Vaticano II sin el Catecismo de la Iglesia Católica. “Creo
que es la gran joya que San Juan Pablo II y Benedicto XVI han dejado para la
Iglesia”, aseguró.
“Jesús, te amo”
Mons. José Ignacio Munilla recordó emocionado las últimas
palabras de Benedicto XVI: “Jesús, te amo”, y explicó que le recordaron la
frase de San Juan de la Cruz: “Al atardecer de la vida, te examinarán del
amor”.
“Estoy convencido de que Benedicto XVI ese examen del amor lo ha
probado con sobresaliente cum laude, porque yo creo que en toda su vida el
motor de la misma ha sido el amor”, sostuvo.
“Él ha sido una persona -continuó Mons. Munilla-, a la que Dios
le dio unos dones intelectuales excepcionales”.
“Pero sus dones intelectuales han sido siempre puestos al servicio de una
verdad unida al amor”, explicó.
Para el Prelado, “la herejía de nuestro tiempo es precisamente
la contraposición de la verdad y la caridad. ¡Como si Benedicto XVI fuese el
Papa de la verdad, pero no de la caridad!”.
“No existe contraposición entre verdad y
caridad: una caridad sin verdad es falsa; y una verdad sin
caridad, igualmente”.
Por ello, Mons. Munilla aseguró que el hecho de “que el Papa
teólogo, el Papa de la fe, muera diciendo, ‘Señor, yo te amo’, es la
culminación que nos lo explica todo”.
“Jesucristo es la Verdad. Y Jesucristo es el Amor. Y
quienes le servimos, tenemos que hacernos visualizar, testificar, esa
conjunción de verdad y caridad”, destacó a continuación.
JMJ Madrid 2011: Jesús expuesto en la tormenta
Cuando Benedicto XVI viajó a Madrid en 2011 para la Jornada Mundial
de la Juventud (JMJ), el Obispo Munilla era el responsable en España de la
pastoral juvenil.
“Puedo dar testimonio de que en los encuentros que tuve,
digamos, con motivo de la organización de aquella Jornada Mundial de la
Juventud, vi a alguien que tenía verdaderamente la ilusión de que los jóvenes
se encontrasen con Jesucristo”.
Además, afirmó que “Benedicto XVI pasará a la historia por
exponer el Santísimo Sacramento para la adoración de toda
aquella inmensa multitud”.
“Benedicto XVI creía en ello; creía que Jesús tenía que ser
expuesto ante los ojos de todos los hombres, de todos los jóvenes. Creía que la
exposición eucarística, la adoración eucarística, tenía que configurar los
encuentros de las Jornadas Mundiales. Y lo hizo. ¡Y vaya si tuvo éxito!”,
exclamó.
También recordó que “aquella noche, con aquella tormenta
increíble, ¡se hizo un silencio! Cuando la lluvia y los rayos callaron,
solamente estaba Jesucristo, la custodia. Fue inolvidable”.
Más tarde, tomando como ejemplo el
lema de Benedicto, Cooperatores Veritatis (Colaboradores de la Verdad), Mons.
José Ignacio Munilla resaltó que “quien cree la verdad, necesariamente tiene
que ser humilde”.
“Sostuvo la Iglesia con su silencio”
El Obispo Munilla evocó las palabras
del Papa Francisco al anunciar que la salud de Benedicto XVI había empeorado:
“Sostiene la Iglesia con su silencio”.
Para el
Prelado, las personas mayores “están en la cruz ofreciendo sus vidas al
Padre. Y es cuando son verdaderamente fecundas”.
“La fecundidad en la vida no viene de
nuestras fuerzas humanas, sino viene de nuestro acto de abandono en las manos
del Padre que nos hace fecundos”, subrayó.
“Reinar
es sacrificarse, y sacrificarse es reinar. Y yo creo que
esto lo ha hecho Benedicto XVI en toda su vida. Reinar, es decir, gobernar,
tener responsabilidades en la vida, es sacrificarse”, puntualizó.
“El Papa Benedicto sostuvo a la
Iglesia en medio de ese momento de agonía, en sus últimos momentos de vida, en
el máximo momento de debilidad. Pero estoy convencido de que Dios le
ha permitido ganar muchas almas para Él en el momento cumbre de su vida”,
aseguró.
Por último, invitó a pedir a Benedicto
XVI “por la Iglesia, para que seamos -como decía él en su testamento
espiritual- firmes en la fe y no nos dejemos engañar”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa






