6 - Febrero. Lunes. Santos Pablo Miki y compañeros, mártires
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Evangelio según san Marcos 6,
53-56
Terminada la travesía, llegaron a
Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, lo reconocieron y se
pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba
Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o
aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les
dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que la tocaban se curaban.
Comentario
Le llevaban los enfermos
El evangelio de hoy se sitúa en
Genesaret, cuando Jesús ya está de lleno en lo que llamamos su vida pública,
cuando Jesús ya ha predicado su buena nueva en diversos lugares y ha curado a
bastantes enfermos. Su fama se ha extendido de un lado a otro. Y allí donde va
acuden muchos a él para escuchar su palabra y que cure a los enfermos.
En principio, lo que más
sobresale es la curación a los enfermos. “En la aldea o pueblo o caserío donde
llegaba, colocaban enfermos en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al
menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos”.
Bien sabemos que entonces y ahora
Jesús no busca solo la curación de los enfermos de sus dolencias físicas.
Busca, ante todo, para que sus oyentes “tengan vida y vida en abundancia”, que
acepten su evangelio, su buena noticia, cuyo núcleo está en el reino de Dios.
Busca que sus oyentes acepten a Dios como Padre y Rey y Señor de sus vidas. Que
le dejen reinar en sus corazones para que guíe todos sus pasos.
De esta manera, nuestro corazón
irá al ritmo del corazón de Jesús, y tendremos sus mismos sentimientos y sus
mismas actitudes. Es el milagro de la transformación del hombre viejo al hombre
nuevo. Cristo nos hace vivir mejor.
Fuente: Dominicos