El Papa Francisco alentó a los jóvenes y catequistas a cuidar la alegría y a no dejar “que se apague”, porque “Jesús cree en ustedes y no los dejará solos”
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El Papa Francisco en la República Democrática del Congo. Foto: Vatican Media |
Así lo expresó el Santo Padre ante los más de 65 mil fieles
reunidos este 2 de febrero en el Estadio de los Mártires de Kishasa, la capital
de la República Democrática del Congo.
“Queridos amigos, jóvenes y
catequistas, les agradezco lo que hacen y lo que son, su
entusiasmo, su luz y su esperanza”, les dijo el Papa durante un
emotivo y colorido encuentro que estuvo animado por bailes, cantos, ovaciones y
aplausos.
En esta línea, el Santo Padre
les aconsejó: “No se desanimen nunca. Jesús cree en ustedes y no los dejará
solos. La alegría que tienen hoy cuídenla y no dejen que se
apague”.
Al pronunciar su discurso,
el Pontífice tuvo que interrumpir varias veces el texto previsto para dialogar
con la multitud que participó con aplausos, ovaciones y cantos.
En una ocasión, los
miles de jóvenes gritaron “no a la corrupción” ante las
autoridades civiles presentes.
Además, el Papa
los invitó a tomar la mano de la persona que estaba a su lado para destacar la
importancia de la comunidad, de ser una sola Iglesia.
En otro momento, el Santo Padre pidió
guardar un minuto de silencio para recordar a las personas que nos han ofendido
y pedir al Señor el poder perdonarlas.
Consejos para la vida
En ese escenario el Papa Francisco sugirió cinco consejos para la vida, que
comparó con los dedos de la mano y calificó como “ingredientes para el futuro”:
la oración, la comunidad, la honestidad, el perdón y el servicio.
Oración
Sobre el primero, recordó que la
oración “hace latir la vida”. Por eso es el primer ingrediente, “el más
esencial, porque nosotros solos no somos capaces”.
“La oración es ‘el agua del alma’,
es humilde, no se ve, pero da vida. Quien reza, madura interiormente y sabe
levantar la mirada hacia lo alto, acordándose que fue hecho para el cielo”,
señaló.
Comunidad
Luego, el Santo Padre destacó la
importancia de la comunidad, alentándolos a que “no dejen que su juventud se
estropee por la soledad y el aislamiento”, así como también advirtió sobre la
confusión en las redes sociales debido a que “la virtualidad no basta”.
“Siéntanse una única Iglesia, un
único Pueblo… Eres indispensable y responsable para tu Iglesia y tu país; perteneces
a una historia más grande, que te llama a ser protagonista, creador de
comunión, defensor de fraternidad, indómito soñador de un
mundo más unido. En esta aventura no están solos, toda la Iglesia, esparcida
por el mundo, los apoya”, destacó.
Honestidad
En tercer lugar, el Papa Francisco
resaltó la importancia de la honestidad, porque “ser cristianos es testimoniar a Cristo.
Por tanto, el primer modo para hacerlo es vivir rectamente, como Él quiere”.
“Eso significa no dejarnos enredar en
los lazos de la corrupción. El cristiano no puede más que se honesto, de lo
contrario traiciona su identidad. Sin honestidad no somos discípulos ni testigos
de Jesús; somos paganos, idólatras que adoran su propio
yo en vez de adorar a Dios, que usan a los demás en lugar de servirlos”,
advirtió.
Para ello, el Santo Padre dijo que
para “vencer el cáncer de la corrupción” es necesario hacer el bien, por lo que
los animó a transformar “el mal en bien, el odio en amor, la
guerra en paz”.
“No
te dejes vencer por el mal, no creas en las tramas oscuras del dinero,
que te hundirán en las tinieblas. Ser honestos es resplandecer en el día, es
difundir la luz de Dios, es vivir la bienaventuranza de la justicia: vence al
mal, haciendo el bien”, pidió.
Perdón
Asimismo, manifestó que “para crear un
futuro nuevo necesitamos dar y recibir perdón. Esto es lo que hace el
cristiano: no ama solo a aquellos que lo aman, sino que sabe detener con el
perdón la espiral de las venganzas personales y
tribales”.
En este sentido, el Santo Padre
explicó que “las grandes metas de la vida, el amor en primer lugar, pasan a
través de la fragilidad, el esfuerzo y las dificultades. Estos deben vivirse,
afrontarse con paciencia y confianza, sin abrumarse por problemas inútiles”.
“Perdonar
quiere decir saber empezar de nuevo. Perdonar no significa
olvidar el pasado, sino no resignarse a que se repita. Es cambiar el curso de
la historia. Es levantar al que ha caído. Es aceptar la idea de que nadie es
perfecto y que no sólo yo, sino que todos tienen el derecho de empezar de
nuevo”, indicó.
Servicio
Finalmente, el Papa Francisco recordó
que “la pequeñez, el hacerse pequeño, es lo que atrae a Dios” y añadió que
“es hermoso servir a los demás, hacerse cargo, hacer algo gratuitamente, como
lo hace Dios con nosotros”.
“Yo quisiera agradecerles, queridos
catequistas, porque para muchas comunidades ustedes son vitales
como el agua; háganlas crecer siempre con la limpidez de su
oración y de su servicio”.
El Santo Padre reconoció que en la vida “frecuentemente el desorden crea
atascos y bloqueos inútiles, que hacen perder tiempo y energías, y alimentan
la rabia”. Sin embargo, destacó que “nos hace bien, en cambio, aun en la
confusión, tener en el corazón y en la vida puntos fijos,
direcciones estables, para dar comienzo a un futuro distinto, sin perseguir los
vientos del oportunismo”.
“La República Democrática del Congo espera de sus manos un
futuro distinto, porque el futuro está en sus manos. Que su país vuelva a
ser, gracias a ustedes, un jardín fraterno, el corazón de paz y de libertad
de África”, concluyó el Pontífice.
Al finalizar este emotivo encuentro,
el Papa Francisco rezó el Padre Nuestro e impartió la bendición en francés.
Por Mercedes de la Torre
Fuente: ACI Prensa