Joven y catequista pidieron ayuda al Papa Francisco ante los problemas más grandes que tienen que enfrentar en la República Democrática del Congo
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Papa Francisco escucha a joven en República Democrática del Congo. Foto: Vatican Media |
Estos testimonios fueron compartidos
este 2 de febrero, durante el emotivo encuentro del Santo Padre con miles de
jóvenes y catequistas reunidos en el Estadio de los
Mártires de Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo.
República Democrática del Congo.
En primer
lugar, David, lamentó la falta de paz en el este de la República Democrática
del Congo que “está en guerra desde hace varios años, con
graves consecuencias para nuestra formación y educación en la vida y en la fe”.
“Nosotros, los jóvenes, no tenemos paz… Muchos
de nosotros somos reclutados a la fuerza por grupos armados”, lamentó el joven.
Además,
David indicó que “en el país, muchos jóvenes viven en la indiferencia y el
egoísmo, hacen cálculos y planes para sus propios intereses” y reconoció que
muchos “siguen
creyendo en la brujería y recurren al fetichismo en
tiempos difíciles y de prueba”.
Luego, el
joven advirtió que “muchas personas son víctimas del odio y la división, incluso tribal”
y añadió que “también hay jóvenes que son víctimas de las drogas”.
Asimismo, David resaltó que “el sistema de dote corre
a veces el riesgo de convertirse en una especie de compraventa de mujeres,
para beneficio económico de sus familias de origen”.
En esta
línea, el joven lamentó que “las mujeres jóvenes son discriminadas
culturalmente, a pesar de que a menudo son ellas las que soportan la carga
familiar”.
“Queremos
construir un mundo mejor, pero la crisis social, política y económica nos
desestabiliza. Queremos trabajar, pero el desempleo nos invade”, afirmó.
Finalmente, el joven dijo al Papa que quieren “construir nuestra Iglesia y
nuestra sociedad congoleña en la justicia y la reconciliación, pero tenemos la
tentación de buscar solo nuestro propio interés, en detrimento de los demás”.
“Creemos en
Dios, pero permítenos confesarte, Padre Santísimo, que el
espíritu del mundo nos mata”, indicó.
Por su parte, Olivier describió que
“la catequesis siempre ha sido considerada por la Iglesia como una de sus tareas
primordiales”.
“En África, y por tanto también en
nuestro país, la vida de fe se transmite o se bloquea, en gran medida, según el
testimonio, el celo y la preparación de los catequistas”, relató.
Sin embargo,
el catequista reconoció que tienen muchos desafíos, entre ellos “el peso de la
cultura, la invasión de las redes sociales, la
insuficiencia de personal formado y económicamente capaz de aportar esta
contribución".
Además,
advirtió "el éxodo de jóvenes y
adultos hacia lo sensacional y la vida fácil, la difícil situación
socioeconómica, el poderoso crecimiento de nuevas comunidades religiosas y de
religiones que predican el odio”.
“Frente a
todos estos retos, hacemos nuestro trabajo con fervor, valor y
sacrificio”, concluyó Olivier.
Por Mercedes de la Torre
Fuente: ACI Prensa