Hay que llegar antes, y con más intensidad, que las redes sociales
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Los sacerdotes Silva, Bronchalo y Doménech hablan sobre transmitir la fe a los hijos en casa |
¿Cómo pueden los padres de hoy transmitir la fe cristiana a sus
hijos, sometidos a un entorno a menudo indiferente o muy hostil a la religión?
Es la pregunta que abordan en profundidad Patxi Bronchalo, Jesús Silva y Antonio Maria Domenech, los
tres sacerdotes de Red de Redes, el programa de
catequesis en YouTube de la ACdP.
Cada familia deberá encontrar su estilo, pero siempre implicará que los padres demuestren
ser coherentes en sus actos con lo que "predican", priorizar algunas
cosas (como el comer juntos en familia o salir juntos a actividades) frente a
otras (como el exceso de tiempo ante las pantallas) y tener conciencia de que hoy la fe cristiana y su estilo de vida
son contraculturales.
“Se ha roto la baraja”
Bronchalo, Silva y Domenech arrancan planteando la premisa: “Hoy
se ha roto la baraja, ya
no estamos en la cristiandad y no podemos pensar que la transmisión de la fe se
va a realizar culturalmente”, asegura Bronchalo.
Silva coincide en que antes se daba por supuesto que el hijo
recibiría una cultura cristiana, pero que ya no es así. “Tenemos que partir de
cero y educar a nuestros hijos en que lo que van a vivir es contracultural en la sociedad”,
añade.
El peligro de no ser
coherentes
“Los hijos tienen dos cámaras que están apuntándonos
constantemente”, recuerda Bronchalo, refiriéndose a la mirada de los niños, y
dice que, por tanto, “la coherencia es muy importante”.
Advierte, en esta línea, de que no sirve de nada estar hablando de
caridad todo el día pero luego rechazar a quien te pide un favor, o llevar a
los niños a la Iglesia pero luego despotricar de alguien en la mesa. “Si les
enseñan algo desviado, tú lo vas a desmontar, pero si no eres coherente…”,
plantea.
Domenech añade que “se empieza por muy poco”. “Hay padres que dejan de ir a misa
un domingo, y eso le está enseñando a los hijos que ir a misa es relativo;
desmonta la escala de valores que están formando”, dice.
Pone otro ejemplo: ¿irás de vacaciones donde sabes que no podrás
ir a misa? ¿O te aseguras de evitar esos sitios? “A tus hijos entonces se les
queda en la cabeza que la
misa es tan importante que incluso justifica no visitar un país”, dice.
Un tiempo de sembrar y un
tiempo de rezar
Silva distingue dos etapas en la relación con los hijos. “A partir
de cierta edad, cuando ya
son mayores, hay que tener cuidado con no convertirnos en unos pesados,
porque se ponen una tapia y ya no escuchan”, señala.
A los padres que sufren por tener hijos alejados de la fe les
dice: “Tú ya has sembrado lo
que tenías que sembrar; ahora te queda rezar y, de vez en cuando, invitarle”.
“Mi madre nos decía ‘Ya te he explicado todo lo que hay; el día
del Juicio Final no podrás alegar ignorancia’”, recuerda Domenech.
Pero la cosa es distinta con hijos pequeños. "No dejes de poner los
fundamentos, de sembrar las semillas, por todos los medios que puedas”,
destaca Silva: leyendo la Biblia, llevándoles a misa, rezando con ellos…
“Es importante no
inculcar solo conocimientos, también experiencias, como llevarles
frente a Jesús sacramentado, ponerles
música cristiana, sumergirles en el arte cristiano… y contarles testimonios
de personas cuya vida ha cambiado por encontrarse con
Jesucristo”, dice el sacerdote.
“Es bueno rezar
todos juntos; enseñarles a tratar a Dios como una persona viva”, coincide
Bronchalo.
Domenech apunta un matiz: “A veces insistimos en llenar la vida de
cosas y no en llenar las cosas de vida”.
Para proteger: hablar mucho,
y pronto, con los hijos
"Muchas veces a través de los medios se nos cuela la cultura
anticristiana, y aquí mi primer consejo es hablar mucho con los hijos, mucho;
es una inversión”.
“Yo diría también que hay que llegar antes”, apunta Silva, “porque los chavales van a tener acceso a
redes sociales, a Tik Tok… y hay que ir un paso por delante, explicar
a tus hijos lo que hay, ‘en internet te van a decir tal, y tú tienes que saber
tal’”.
Particularmente preocupa a Silva el acceso a la pornografía o
a imágenes eróticas, muy sencillo a través de redes sociales. “Hoy la mayor
parte de jóvenes -lo sé porque se lo he preguntado- no se alejan de la Iglesia
por un problema profundo de fe o una discusión teológica, sino porque les han vendido que el sexo es lo
más grande a lo que aspirar y que la Iglesia quiere que no lo tengas…
Cuando pierdes la moral, pierdes la fe”, reflexiona.
Poder comer juntos, y hablar
Bronchalo recuerda los pasajes del Evangelio donde Jesús aparece comiendo con
publicanos y pecadores. Señala que es muy importante que una familia
pueda comer unida en torno a una mesa con regularidad. Comer juntos, dice, es “el altar
sagrado de toda familia”, el lugar donde reunirse y compartir. “Hay
que cuidar esos espacios privilegiados”, dice, y evitar que estén marcados por
la televisión o el móvil.
El capítulo termina con tres recomendaciones. Domenech recomienda conocer la vida de san Isidro
Labrador, “que supo dejar el trabajo por estar con Dios, ¡y es que
a veces le damos más importancia que a Él!”.
Silva recomienda el catecismo para jóvenes YouCat y su
complemento, el DoCat, con
propuestas enfocadas a la práctica.
Y Bronchalo, la película de Juan Manuel Cotelo Tengamos la fiesta en
paz que se puede ver en Netflix.
Jesús M.C.
Fuente: Religión en Libertad