Cantar un himno, orar con más fervor y esperar el consuelo de un ángel... Esto hace el Hijo de Dios cuando sufre antes de su muerte
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| Carl Bloch | Public Domain |
El
beato Fulton Sheen, sacerdote muy querido y popular de la televisión de los
años 50, una vez expuso lo que Jesús
enfrentó en el Huerto de Getsemaní. En esa noche oscura se ven en
profundidad las dos naturalezas distintas de Jesucristo (humana y divina):
Uno puede
adivinar vagamente el horror psicológico de las etapas
progresivas de miedo,
ansiedad y dolor que postraron [a Jesús] antes de recibir un
solo golpe.
Se ha dicho que los soldados
temen mucho más a la muerte antes de la hora cero del ataque que en el fragor
de la batalla…
¿Falta de fe?
Ahora bien, si alguna vez has luchado con las emociones enumeradas
anteriormente (miedo, ansiedad y tristeza), probablemente estés familiarizado
con los comentarios hirientes que suelen hacer los amigos bien intencionados.
«Ten fe», siempre es el que me ha dolido más, aunque seguro que
siempre se ha ofrecido con amabilidad.
Sin embargo, este «consuelo» presupone que mi angustia
proviene de la falta de fe; o que si estoy
dotada con la cantidad perfecta de fe, mi ansiedad de alguna manera
desaparecerá.
Es por eso que nunca olvidaré la reivindicación que sentí hace
años durante una meditación a las 3 a.m. sobre la agonía de Jesús en el Huerto
de los olivos.
«¡Jesús tenía una fe perfecta!», pensé. «Él sabía que
la resurrección estaba a la vuelta de la esquina, ¡pero sus poros todavía
rezumaban sangre!».
Jesús y yo
Pero, ¿cómo puedo comparar la angustia de Nuestro Señor por su
inminente crucifixión con mis propias pruebas?
La agonía de Jesús obviamente no se parecía a ninguna
otra. Sin embargo, san Pablo describe la vida de un cristiano como «crucificada con Cristo«. También habla de
«compartir el sufrimiento de
Jesús y recibir su consuelo«.
Así que en adelante, tomé algunos consejos sobre cómo manejar la
ansiedad de Nuestro Señor en la noche en que fue traicionado:
Primero, canta un himno
Solo hay un pasaje de las Escrituras donde se menciona que Jesús
cantó una canción, y es justo antes de que sus amigos lo abandonaran:
«Entonces
cantaron un himno y salieron al Huerto de los Olivos [Getsemaní]».
Marcos 14,26
Los eruditos de hoy podrían darnos una buena idea de lo que Jesús
habría cantado, basado en el ritual judío de la Cena de Pascua.
Al igual que el pueblo judío, encuentro que los Salmos son los
mejores himnos de consuelo.
«Como anhela la cierva estar junto al
arroyo, así mi alma desea, Señor, estar contigo«… es al que me
he aferrado, siempre lo tarareo al primer indicio de nerviosismo, en silencio
cuando hay otras personas cerca, pero muy alto cuando estoy solo en el
auto.
San Agustín dijo «quien canta reza dos veces». Y prometo que tener
un himno para los momentos de ansiedad es un ancla poderosa y estabilizadora.
Luego, ora ‘más fervientemente’,
especialmente para aceptar la voluntad de Dios
Si realmente vamos a «orar sin
cesar«, debe haber muchos niveles diferentes de oración.
Hablo con Dios todo el día, a menudo mientras lavo los platos o
doblo la ropa. Pero nada alivia mi alma y me prepara para una mejor noche
de sueño que pasar de 15 a 20 minutos en una forma más profunda de oración
meditativa cada noche.
Es entonces cuando por lo general estoy plagada de tristeza por
el pasado y experimento pensamientos acelerados sobre
el futuro.
En estos momentos, a menudo pienso en Jesús en Getsemaní, que «…en
su angustia, oraba más intensamente» (Lucas 22,44).
Por esta razón, me esconderé de mi familia detrás de una puerta
cerrada. Me
arrodillaré y hablaré francamente con Dios, con mis propias palabras,
enumerando cada dilema que me aqueja.
Luego, después de cerrar la boca y escucharlo en silencio durante
un rato (porque
la oración es más a menudo que Dios nos haga cambiar de opinión,
que nosotros cambiemos la suya), terminaré rezando el rosario,
siempre con la intención de que se me dé la gracia para acoger la Divina
voluntad de Dios:
«…Padre mío,
si es posible, apártese de mí de este cáliz pero no se haga lo que yo
quiero, sino lo que quieres tú»
Mateo 26, 39
Por último, espera que Dios envíe un ángel para consolarte
(adelante, pide uno)
Hay una famosa pintura del artista del siglo XIX Carl Heinrich
Bloch titulada Ángel con
Jesucristo antes del arresto en el Huerto de Getsemaní.
Esta pintura representa Lucas 22,43, donde Dios envía un ángel
para consolar a Jesús. Me encantan tantos detalles de esta ilustración,
pero mi parte favorita es cómo el ángel sostiene la mano de Jesús, levantándola
en oración.
«¡Envíame a tu ángel!», le rogué a Jesús la otra noche,
pidiendo específicamente al mismo que lo consolaba. De inmediato, me imaginé dos
brazos poderosos rodeándome, como en la pintura.
El momento fue un gran avance, aunque estoy bastante segura de que
la ansiedad es una cruz que podría llevar toda mi vida. Pero como Jesús, no tengo que llevarla sola. Y con la ayuda
de su gracia, esta carga se hace más ligera cada día.
Sarah Robsdottir
Fuente: Aleteia






