Denuncian en un documento que es «un problema social relacionado con profundas y permanentes carencias estructurales»
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| Abilio Martínez, obispo responsable de la Pastoral del Trabajo, con periodistas en la CEE. Foto: Fandiño |
La
Iglesia está preocupada por las muertes en el trabajo. En el último año, ha
organizado jornadas específicas sobre esta cuestión, se ha reunido
con empresarios y organizaciones empresariales e inspira a cristianos que a
título personal se involucran en asociaciones de ayuda a víctimas.
Que
esta cuestión es un problema creciente, no solo lo dice la Iglesia, también las
cifras. En 2022, perdieron la vida en el entorno laboral más de 800 personas en
nuestro país, una cifra que se acerca al centenar (96) en los dos primeros
meses de este año, según el Ministerio
de Trabajo.
Por
eso, la Subcomisión de Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal
Española (CEE), y dentro de ella el Departamento de Pastoral del Trabajo, ha
vuelto a alzar la voz para denunciar que estas muertes «son ignoradas,
normalizada e invisibilizadas» con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la
Salud en el Trabajo, que se celebra cada 28 de abril.
«Este
problema no aparece en nuestras conversaciones ni en las noticias de los
informativos. Vivimos de espaldas a una tragedia que tampoco está presente en
las agendas políticas», recoge una nota de la citada subcomisión, presentada
este miércoles.
El
encargado de exponerla ha sido Abilio Martínez Varea, obispo de Osma-Soria y
responsable de la Pastoral del Trabajo a nivel nacional, que ha recalcado que
«los trabajadores son personas y por eso no podemos normalizar lo que no puede
ser normal. Es una realidad que se da todos los días y no podemos resignarnos a
ello». En su opinión, es importante visibilizar esta situación, pues «la vida
es lo más sagrado que tenemos». En este sentido, ha dicho que una implicación
en esta tarea es «una apuesta por la vida, una manera de defender la vida».
En
el texto, los obispos se afirma que la falta de salud laboral «tiene que ver
mucho con la calidad del puesto de trabajo, con los ritmos de producción
impuestos en él, con las condiciones objetivas del trabajo o con el
incumplimiento de la legislación en materia de prevención de riesgos
laborales». Y continúan: «Es un problema social relacionado con profundas y
permanentes carencias estructurales, que reclama respuesta y soluciones
concretas y eficaces».
En
este sentido, Martínez Varea ha detallado las orientaciones que recoge el
documento para actuar ante la siniestralidad laboral e implicar a personas e
instituciones: descubrir, visibilizar y denunciar situaciones de sufrimiento
para concienciar a la sociedad y poner a disposición de las víctimas los
recursos necesarios; acompañar y escuchar a las víctimas; potenciar el
asociacionismo; apoyar la labor de sindicatos y organizaciones empresariales;
reclamar a las administraciones públicas que velen por el cumplimiento de la
legislación y favorecer el encuentro y el diálogo entre los agentes sociales.
Fran Otero
Fuente:
Alfa y Omega






