El resucitado actúa en todo tiempo y lugar dentro de nosotros
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Quinta predicación de Cuaresma del cardenal Raniero Cantalamessa (Vatican Media) |
“El Resucitado
obra ahora en la Iglesia y en el mundo, habiendo sido constituido Hijo de Dios
con poder según el Espíritu de santificación, en virtud de la resurrección de
entre los muertos”. Lo dijo el cardenal Cantalamessa, en su última predicación
de Cuaresma, hoy sin la presencia del Papa Francisco quien se encuentra
recuperándose en el Hospital Gemelli de Roma
En su quinta y última
predicación de Cuaresma el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa
pontificia, partiendo de la cita de san Juan en la que se lee: “En el mundo
tendrán tribulación, pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo”, recordó a miembros
de la Curia Romana – en esta ocasión sin la presencia del Papa Francisco quien
se encuentra recuperándose en el Hospital Gemelli de Roma – que “estas son
algunas de las últimas palabras que Jesús dirige a sus discípulos antes de
despedirse de ellos”.
Se trata de
palabras no habituales dirigidas a los que se quedan, porque el Señor está a
punto de partir. De ahí que añada: “No los dejaré huérfanos: volveré a ustedes”
(Jn 14,18).
Tras
explicar el significado de "volveré a ustedes", cuya “respuesta está
presente, como una especie de tema recurrente, en los discursos de despedida
del Evangelio de Juan”, el predicador afirmo que “es bueno escuchar de una vez
los versículos en los que el tema se convierte en la nota dominante”,
haciéndolo “con la atención y la conmoción con que los hijos escuchan la disposición
del padre respecto al bien más preciado que está a punto de dejarles”:
“Yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para
que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo
no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque
mora con ustedes (14, 16-17)”
El
Espíritu de Cristo
De manera
que, prosiguió diciendo el purpurado, “la respuesta de la Escritura es que el
Espíritu Santo, con la redención, se ha convertido en el Espíritu de Cristo; es
el modo en que el Resucitado obra ahora en la Iglesia y en el mundo, habiendo
sido constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santificación, en
virtud de la resurrección de entre los muertos" (Rm 1, 4).
“Debemos liberarnos por completo de una visión de la
Iglesia formada gradualmente que se ha vuelto dominante en la conciencia de
muchos creyentes”
“¿Qué
significa esta visión cuando se aplica a la Iglesia?, preguntó el predicador,
respondiendo “que Cristo fundó la Iglesia, la dotó de todas las estructuras
jerárquicas y sacramentales para su funcionamiento, y luego la dejó,
retirándose a su cielo en el momento de la Ascensión”.
“Como alguien que empuja un pequeño bote hacia el mar
y luego se aleja de la orilla”
Sin
embargo, destacó que “Jesús ha subido a la barca y está dentro”. Y añadió que
“con cada nueva tempestad, incluida las que estamos viviendo, repite lo que
dijo a los apóstoles en el episodio de la tempestad calmada: ‘¿Por qué tienen
miedo, gente de poca fe?’ (Mt 8,
26). Acaso ¿no estoy yo aquí con ustedes? ¿Puedo hundirme yo?”.
“¿Puede el que creó el mar hundirse en el mar?”
El cardenal
Cantalamessa dijo haber observado “con alegría que en el Anuario Pontificio,
bajo el nombre del Papa, sólo figura el título de ‘Obispo de Roma’; porque
“todos los demás títulos: Vicario de Jesucristo, Sumo Pontífice de la Iglesia
Universal, Primado de Italia, etc.”. Y manifestó que le parece “correcto,
especialmente en lo que se refiere al Vicario de Jesucristo".
El
resucitado actúa en todo tiempo y lugar dentro de nosotros
“Vicario es
alguien que toma el lugar del jefe en su ausencia – dijo el purpurado – pero
Jesucristo nunca se ausentó y nunca se ausentará de su Iglesia. Con su muerte y
resurrección se convirtió en ‘cabeza del cuerpo que es la Iglesia’ (Col 1,
18) y seguirá siéndolo hasta el fin del mundo. Él es el verdadero y único Señor
de la Iglesia”.
También
recordó que “cuando decimos de Jesús que está ‘espiritualmente’ presente, esta
presencia espiritual no es una forma menos fuerte que la física, sino
infinitamente más real y eficaz. Es la presencia del resucitado que actúa en el
poder del Espíritu, en todo tiempo y lugar, y que actúa dentro de nosotros”.
“Si en la
situación actual de creciente crisis energética se descubriera la existencia de
una nueva fuente de energía inagotable – prosiguió diciendo el cardenal
Cantalamessa – y si finalmente descubriéramos cómo usar la energía solar a
voluntad y sin efectos negativos, ¡qué alivio sería para toda la humanidad!”.
La
Iglesia tiene una fuente de energía inagotable
“Pues bien, la Iglesia tiene, en su campo, una fuente
de energía inagotable similar: el ‘poder de lo alto’ que es el Espíritu Santo.
Jesús podría decir de él: ‘Hasta ahora nada han pedido en mi nombre. Pidan y
recibirán, para que su gozo sea completo” (Jn 16, 24)”
Por otra
parte refirió que en el Antiguo Testamento “la palabra de Dios, una vez
pronunciada, vuelve a ser activa y actual cada vez que se vuelve a proclamar”.
Y recordando que “Jesús le dijo a Pedro: ‘Sobre esta piedra edificaré mi
iglesia’ (Mt 16,
18). Él no dijo: ‘Edificaré mis Iglesias’. Debe haber entonces un sentido en el
que lo que Jesús llama ‘mi Iglesia" abarque a todos los creyentes en él y
a todos los bautizados”.
“Quien cree en el Hijo de Dios, también cree en el
Padre y en el Espíritu Santo. Es muy cierto lo que se ha repetido en varias
ocasiones: Es más importante lo que nos une que lo que nos divide’”
Tras
destacar que “no faltan signos alentadores: uno de los más evidentes es precisamente
la búsqueda de la unidad entre los cristianos”, recordó que “hay una liberación
del Espíritu de Dios que da una gran esperanza".
Después de
haber comentado la profecía de Hageo recordó su nombramiento, en 1980, como
predicador de la Casa pontificia y se encontró ante el Papa para comenzar su
primera Cuaresma. De manera que aquella palabra volvió a resonar dentro de él,
“no como una cita y un recuerdo, sino como una palabra viva para ese momento”.
Conté lo que había hecho ese día de Octubre en la Plaza de San Pedro. Por esa
razón, volviéndose hacia el Papa que en aquel tiempo seguía el sermón desde una
capilla lateral, repitió con fuerza las palabras de Hageo: “Ánimo, Juan Pablo
II, ánimo cardenales, obispos y pueblo de Dios: y a la obra porque yo estoy con
ustedes, dice el Señor. Mi Espíritu estará con ustedes".
“Hoy me atrevo a proclamar nuevamente esa palabra,
sabiendo que no es una simple cita, sino una palabra siempre viva que vuelve a
cumplir cada vez lo que promete. ¡Ánimo, pues, Papa Francisco! Ánimo, colegas
cardenales, obispos, sacerdotes y fieles de la Iglesia católica y al trabajo,
porque yo estoy con vosotros, dice el Señor. ¡Mi Espíritu estará ustedes!”
El
predicador concluyó deseando al Santo Padre, y a los venerados padres, hermanos
y hermanas, una Santa Pascua de paz y de esperanza.
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