Décimo día: Explicación de las letanías
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| Aciprensa |
Mater purissima
Madre purísima. Cuando
se dice que María no tiene mácula, se quiere decir que está exenta, por
privilegio único, pero conveniente, del pecado original, porque Dios no debía
permitir que su incomparable Madre fuese infectada un solo instante con la
mancha del pecado. Nació para aplastar a la serpiente infernal. ¿Podía comenzar
siéndole sumisa?. Cuidémonos de pensar que María haya pecado en Adán, ya que
este sentimiento sería igualmente injurioso a la gloria del Hijo de Dios
que deshonrarlo por la pureza de su madre que niega su consentimiento
para efectos del misterio de la encarnación que le anunció el enviado e Dios,
que después que ella hubiese comprendido, por las palabras del ángel, que
convirtiéndose en madre de Dios no tenía nada que temer por su pureza.
Mater castíssima
Madre castísima. Hay que
convenir que le príncipe de los Apóstoles haya tenido grandes privilegios; pero
Jesús no permitió que ningún discípulo que no fuese virgen reposara sobre su
seno durante la Cena, y penetrara en el secreto de los misterios más ocultos,
Si el Salvador favoreció a san Juan más que a todos los otros discípulos, en
virtud a su gran pureza, ¡con qué abundancia de favores y gracias debió estar
prevenida María, cuya pureza permanece intacta e inviolable en el seno de su
admirable fecundidad.
Ejemplo
San Luís Gonzaga, clérigo menor
de la Compañía de Jesús, no esperó los progresos de los años para elevarse a las
más sublimes virtudes. El voto de virginidad que le había inspirado, a los
nueve años, su amor a María, fijó en él por siempre las miradas benéficas
de la Reina de los corazones puros. Unos de los favores más privilegiados que
recibió fue ignorar toda su vida las rebeliones de la carne que humillan a los
más grandes santos, y no aprobar nunca esos pensamientos inoportunos que son el
objeto casi continuo de sus combates. Consumido de perfección antes de entrar
en los ejercicios del noviciado, fue modelo de sus maestros y mereció pronto
coronar con una santa muerte una vida del todo angélica.
Pongamos nuestra pureza bajo la protección de la Santísima Virgen, recurramos a ella en el momento de la tentación.
Fuente: ACI Prensa






