Con motivo de la fiesta litúrgica de la Ascensión del Señor, a realizarse el próximo domingo 21 de mayo, recordamos la profunda reflexión de un obispo español sobre qué es lo que celebramos los católicos en esa fecha
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Aciprensa |
En un video mensaje publicado con
ocasión de la celebración de la Ascención del Señor en 2022, el Obispo de
Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, recordó por qué en esta celebración
los católicos recordamos que “el Cielo es nuestra meta”.
La Solemnidad de la Ascensión se
celebraría este año el 18 de mayo, el jueves de la sexta semana de Pascua,
cuando se cumplen 40 días después de la Resurrección de Cristo, de acuerdo al
relato del Evangelio de San Lucas y los Hechos de los Apóstoles de la
Biblia. Sin embargo, su fiesta litúrgica se traslada al domingo séptimo de
Pascua, que en esta ocasión es el 21 de mayo de 2023.
En su video mensaje, Mons. Fernández
recordó que los católicos celebramos “la fiesta de la Ascensión de Jesucristo a
los cielos”, cuando “cuarenta días después de su resurrección, Jesús reunió a
sus Apóstoles y, delante de ellos, fue elevado al Cielo, hasta que lo perdieron
de vista”.
El prelado explicó que con su
Ascensión, “Jesús culminó su glorificación sentado a la derecha del Padre, como
Señor y juez, que vendrá glorioso al final de los tiempos, para juzgar a vivos
y muertos”.
En ese sentido, recordó en su
mensaje titulado “El Cielo es nuestra meta”, que “para un cristiano, mirar al
Cielo significa dirigir su corazón hacia esa situación feliz que Dios nos tiene
preparada para cada uno de nosotros, y en la que Jesús nos precede”.
Mons. Fernández recordó que
actualmente existen dos “obstáculos principales” que nos impiden mirar al cielo
como nuestra meta: el placer de la vida en la tierra, y las ideologías de base
marxista de nuestros tiempos.
Sobre el primer obstáculo, hizo
notar que “la vida placentera en este mundo nos hace olvidar el Cielo”, pues
“nos parece que estaremos mejor en la tierra disfrutando de lo que la vida nos
pueda ofrecer”.
“Si nos hablan del Cielo,
asentimos, pero pensamos que el Cielo puede esperar y ahora que nos dejen
disfrutar los bienes de la tierra. Una vida planteada en torno al placer no
tiene ningún interés por el Cielo; sólo se acuerda del cielo cuando llega la frustración
o la contrariedad”, explicó.
Mons. Fernández indicó que el
segundo obstáculo es “la visión materialista de la vida y de la historia, que
lleva a la negación de Dios y del Cielo” y que está presente en “el marxismo,
una de las ideologías imperantes en nuestros días”, donde se piensa que “hablar
del Cielo es como una evasión del compromiso por trasformar este mundo”.
Los marxistas, expresó,
consideran hablar del Cielo “como una alienación, como una rémora para el
desarrollo. Y a veces a los cristianos les atrapa esta ideología y les priva
del gozo anticipado del cielo que esperamos”.
En medio de esta realidad, el
prelado afirmó que la Ascensión del Señor al Cielo es una “fiesta de gozo para
el cristiano, porque sabe que el camino abierto por Jesús es la autopista por
la que hemos de caminar nosotros”.
Para los católicos, el “saber que
al final nos espera ese gozo, nos hace disfrutarlo ya desde ahora en
esperanza”, pues “la certeza de la vida más allá de la muerte, y de una vida
feliz con Dios para siempre, es un resorte continuo ante las dificultades de la
vida, que no faltan”, dijo.
En ese sentido, Mons. Fernández
afirmó que “en la fiesta de la Ascensión celebramos a Cristo”, cabeza de la
Iglesia y de la humanidad, pues lo que le pasó es “un anuncio y una primicia de
lo que sucederá en todos nosotros”.
El prelado subrayó que esto ya
sucedió con la Virgen María en su Asunción al Cielo en cuerpo y alma, fiesta
que celebramos el 15 de agosto. La Madre de Dios fue “glorificada incluso en su
cuerpo humano, como el nuestro”, y Ella “es adelanto de toda la humanidad, que
un día será glorificada como ella”, expresó.
Mons. Fernández apuntó asimismo
que antes de su Ascensión, Jesús les dice a sus discípulos: “Os conviene que yo
me vaya, porque si no me voy no puede venir a vosotros el Espíritu Santo”, y
explicó que la “ausencia visible y palpable de Jesús” es “un bien para
nosotros”, pues “el ayuno” a nuestros sentidos nos ayuda a profundizar en su
mensaje.
Cuando Jesús estaba físicamente
en la tierra, “sus contemporáneos vivían de lo que veían y oían de Él”, pero
“el plan de Dios, para aquellos contemporáneos y para todos nosotros, es que
todo eso quede interiorizado en nuestro corazón, y desde dentro vaya inundando
todas las zonas de nuestra vida, transfigurándolas”.
Finalmente, Mons. Fernández pidió
rezar por la Iglesia, en especial por los comunicadores, que también celebrarán
el domingo “la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales”, para que
“puedan relatar a los demás lo que han escuchado con el corazón”.
Por Cynthia Pérez
Fuente: ACI Prensa