Su discurso de 2008 en el parlamento australiano sacudió millones de conciencias
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Gianna Jessen, durante una entrevista que le hizo en 2018 el pastor y ex candidato presidencial Mike Huckabee en la televisión cristiana TBN. |
Abortada en el séptimo mes de embarazo por una madre de 17
años a la que le aconsejaron la inyección de una solución salina en el útero, Gianna Jessen nació, a pesar de todo, el 6 de abril de
1977. Le quedaron graves
secuelas, que le obligan a caminar con la ayuda de aparatos ortopédicos;
pero al mismo tiempo ese intento de aborto le dejó una desenfrenada pasión por
la vida, la libertad de ser políticamente muy incorrecta y una fe granítica:
"Mi vida nunca ha sido simple, pero no quiero una vida simple, la quiero extraordinaria",
expresa a Valerio Pece en
una entreviste en Il Timone:
-Gianna, ¿qué pensó tras la
histórica derogación de la sentencia Roe vs. Wade, que ha eliminado el
"derecho al aborto"?
-Nunca me olvidaré de ese día, me alegré y me conmoví, también
porque nací bajo esa maldita ley. Ahora es tarea de cada estado elegir qué
quiere hacer respecto al aborto; hay gobernantes verdaderamente malvados que
trabajan para que se aprueben leyes más horribles y salvajes. No me gustaría
estar en su piel cuando se encuentren ante Dios. Creo que la derogación de la sentencia es
un milagro, siento que detrás está la mano de Dios, porque estoy firmemente
convencida de que el
aborto es un batalla espiritual.
-Parece que los demócratas
no se han tomado bien la decisión del Tribunal. El diputado Eric Swalwell ha
creado incluso un anuncio electoral sobrecogedor titulado "Lock her
up" ["Encerradla"], en el que una mujer es arrestada delante de
su familia mientras cenan bajo la acusación de haber interrumpido su embarazo.
-Conozco a Eric
Swalwell y no me sorprende su denigrante campaña publicitaria,
realizada para convencer a la gente de que los provida quieren encarcelar a las
mujeres que abortan. ¡Ninguna de las personas que conozco quiere hacer esto!
Estamos aquí, y permaneceremos aquí, para cuidar de las familias y las mujeres en crisis. Somos
personas correctas, nos interesa ayudar a quien está en dificultad. Pero la
táctica de la izquierda siempre es la misma: manipular a las masas y llevarlas a creer cosas
realmente falsas. ¿Quiere la verdad? En mi opinión, Swalwel es un desastre
total.
-Y sin embargo, en las
elecciones de mitad de mandato del pasado mes de noviembre, a pesar de las
expectativas, los conservadores arrasaron. ¿Cuál es su juicio sobre el
resultado de esa votación?
-Para responder tengo que remontarme hasta las elecciones
presidenciales de noviembre de 2020 porque, en mi opinión -y hay muchas pruebas
que la sostienen-, esas elecciones le fueron robadas al presidente Trump. Es obvio que los
principales medios de comunicación no apoyan esta visión, pero yo creo que a
partir de ese momento los estadounidenses ya no son verdaderamente libres y no
tienen voz. Por consiguiente, hasta que la cuestión de la deshonestidad de las elecciones
no se afronte de manera correcta, no volveré a fiarme de nuestro sistema,
porque creo que nuestras
voces han sido silenciadas.
-Es una acusación grave.
-Si creyera que Biden ha
ganado de verdad con honestidad las elecciones, estaría dispuesta a reconocerlo
de inmediato. Lo he hecho en otras elecciones, aceptando un resultado que no me
gustaba. Pero como soy
cristiana, quiero la verdad, prescindiendo del hecho de que el resultado me
guste o no.
-Me imagino que esta postura
le habrá atraído muchos enemigos.
-No me importa. Sin embargo, quiero dejar clara una cosa: creo en
la libertad y creo en este fantástico y maravilloso experimento que son los
Estados Unidos de América, creo en la que era la visión de nuestros padres
fundadores. Pero la corrupción le
ha robado a la gente la voluntad y la voz, por lo que pido que esta situación
se supere por la gracia de Dios, para poder ser muy pronto libres de nuevo.
Sencillamente, no creo que en este momento los estadounidenses lo sean, y esto
me rompe el corazón.
-En Europa, uno de los pocos
Estados que defienden la vida que nace es Hungría, donde se ha aprobado una ley
que obliga a la mujeres que quieren abortar a escuchar antes de hacerlo el
latido del corazón del feto. ¿Qué piensa de esto?
-¡Brava, Hungría! Bravissima!
¡Es magnífico! Hay algunos estados de mi país que tienen leyes similares, que
prevén que la mujer emotivamente implicada, por lo tanto vulnerable, escuche el
latido del corazón de su hijo aún no nacido. Una vez hecho este gesto, la mujer
casi siempre decide tenerlo. Ese
latido de vida crea entre la madre y el hijo un momento hermosísimo, único,
a menudo el inicio de un amor. Es algo que debería hacerse en todas partes.
-Y sin embargo, más de un
político europeo ha definido a Hungría como "una no democracia" y esa
ley como "horripilante". ¿Cómo explica estas reacciones?
-Me dan ganas de reír. Que alguien diga que es "horripilante" el hecho de que una madre escuche el latido del corazón de su hijo es la cosa más absurda que he oído nunca. Hacer un drama de un pequeño corazón que late es ridículo. Si acaso ¡es lo más bello del mundo!... En realidad, esto demuestra el miedo que tienen a la verdad. Lo repito: el único modo de explicar una ira semejante es que sea de naturaleza demoníaca, dado que ellos aman la muerte mucho más que a los niños no nacidos.
-"Hombre, estas hecho para
cosas grandes, para defender a las mujeres y a los niños...". ¿Sabe que su
discurso en el Parlamento australiano ha sido incluido en muchos libros
escolares de religión católica?
-Para mí es algo increíble, porque en ese momento no sabía que lo estuvieran
grabando. No sabía que vuestros libros invitan a ver ese vídeo. Esto me
llega al corazón porque amo mucho a los italianos. Sabe, mi vida a menudo es
una batalla en muchos frentes, por lo que noticias de este tipo son, para mí,
muy alentadoras.
-¿Era un discurso preparado o
estaba en "estado de gracia"?
-Soy cristiana
evangélica, por lo que sencillamente, cada vez que hablo, le pido a Jesús que me ayude, que
me muestre qué tengo que decir. Recuerdo que, en la primera parte del evento,
la sala estaba casi vacía, por lo que, al no tener ni idea de lo que iba a
decir, me aliviaba el hecho de poder irme deprisa. Pero, de repente, se llenó y me
puse en Sus manos, segura de que pondría en mis labios las palabras justas.
-Tan justas que llevaron a
millones de visualizaciones en YouTube.
-No actúo, soy una persona libre que quiere llegar a personas de
verdad, para enseñarles que solo hay libertad en Cristo. Mi deseo más grande es glorificar
a Jesús en mi vida, no me importa el precio que esto pueda tener. Por ahora
está siendo alto, pero creo que nada es imposible para Dios. Yo no tenía que
nacer y en cambio vivo lo
imposible, esto ya me hace muy feliz.
-¿Ha perdonado a su madre?
-Sí, he
perdonado a mi madre biológica y se lo he dicho. Siento compasión por las mujeres
que han abortado. Nunca me olvidaré de una mujer de Roma que me abrazó.
Sacó una ecografía y me dijo: "Este es mi hijo, al que aborté hace siete
años". El suyo era, literalmente, un llanto incontrolable. Intenté decirle
que había sido perdonada mediante la sangre derramada de Jesucristo y que podía
ser libre. Creo con firmeza en esta realidad. Pero, al mismo tiempo, creo que
nunca me podré olvidar de su llanto.
-En Italia, la primera mujer
presidente del Consejo de Ministros ha afirmado que no intervendrá sobre la ley
194, pero que se comprometerá a hacer respetar los artículos que son
normalmente ignorados, esos que hablan sobre las medidas de ayuda a la
maternidad. ¿Cuál es su opinión al respecto?
-Respecto a Giorgia
Meloni, me ha impresionado mucho lo que he visto hasta ahora. Sin embargo,
sobre el aborto, no creo que sea bueno tener ambigüedades de ningún tipo acerca de los niños no
nacidos. No debería haber espacio para las dudas cuando se trata de defender a
los inocentes. No
estamos hablando de detalles, sino de la vida o la muerte de un ser humano
indefenso.
-Volviendo a su país, ¿cuál
es el pulso de los Estados Unidos post-pandemia?
-Es difícil responder por un país que tiene 380 millones de
habitantes. Puedo decir que hay tanta censura que si yo no creyera en Dios me sentiría muy
descorazonada. Deseo ver justicia y piedad, quiero ver cómo prevalece la
bondad, quiero ver a hombres valientes, a personas no dominadas por el miedo. Pienso
que el miedo les roba a
las personas su vida, de modo que a veces no se las percibe.
-¿Cómo salir de este estado
de depresión en el cual parece que también Europa ha caído?
-Es sencillo: nos asustamos y nos retraemos, olvidándonos de que tenemos a Dios
de nuestra parte, a Aquel que nunca pierde una batalla y que nos ha
prometido que estará con nosotros "hasta el final de los tiempos". Es
nuestra tarea combinar una enorme ternura y una valentía indestructible, y
defender todo lo que es bueno,
justo y recto, sin modificar nuestras ideas basándonos en los vientos
cambiantes y en la agenda de la corriente dominante. Estamos aquí para ser sal y luz del mundo, nada
menos.
-Muchos analistas dicen que
estamos al borde de una guerra mundial. En su opinión, ¿cuál es el verdadero
estado de salud del presidente de Estados Unidos de América?
-No conozco sus verdaderas condiciones psicofísicas, puedo solo
decir que su estado de salud me
asusta. No digo nada más.
-En Italia la quieren mucho.
¿Cree que volverá a hacer otra gira-testimonio como la que hizo en 2017 -que
tuvo mucho éxito- y que la llevó a las ciudades italianas más importantes?
-Me alegra saber que mi amada Italia me quiere. En realidad, tengo
en marcha veinte proyectos a la vez, pero me gustaría volver a hablar a los
italianos, espero que pueda ser pronto. Mientras tanto, con la ayuda de Dios,
trabajo sobre mí misma y me repito continuamente: "No puedes cambiar el mundo si te pareces a él".
El célebre e impresionante testimonio de Gianna Jessen en el Queen's Hall del parlamento de Victoria, en Melbourne (Australia), el 8 de septiembre de 2008. Subtitulado en español.
Traducido por Helena Faccia Serrano.
Fuente: Religión en Libertad