La BAC publica «Están en ti todas mis fuentes», sobre su paso por Israel en 1963 y 1964
Carmen visitó Tierra Santa en 1963/64, allí recorrió los Santos Lugares, estudió las Escrituras y llegó a trabajar en casas de familias judías para poder mantenerse |
María del Carmen
Hernández Barrera (1930-2016) fue la coiniciadora del Camino Neocatecumenal junto
con Kiko Argüello.
Con él y con el padre Mario Pezzi formó
parte del Equipo Responsable Internacional de dicha realidad eclesial
hasta su fallecimiento en 2016.
A partir de enero de 2018, el equipo internacional se completó con
María Ascensión Romero,
después de que el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida así lo
solicitase, y como
establecen los Estatutos del Camino Neocatecumenal.
El pasado 4 de diciembre de 2022 se llevó a cabo en la
Universidad Francisco de Vitoria de Madrid el acto de apertura de la causa de
beatificación de Carmen Hernández, momento en el que Kiko hizo una interesante
intervención. A partir de entonces ya está permitido referirse oficialmente a Carmen como Sierva de
Dios.
Hasta la apertura de su causa, tres eran los libros fundamentales que se habían publicado relacionados con Carmen. El primero de ellos fue Diarios. 1979-1981, de su autoría. Publicado en 2017 por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC).
El siguiente libro lo publicó también la BAC en 2021 y tuvo por
título Carmen Hernández. Notas
biográficas. Fue escrito por Aquilino Cayuela y se presentó en
ese mismo año. El tercero, titulado La necesidad de la oración en el
pensamiento de Pío XII fue publicado en 2022 por
Descleé de Brouwer y editado por Alfonso V. Carrascosa y Raúl Orozco.
Se abrieron las Escrituras
Y llega ahora el cuarto libro: Están en ti todas mis fuentes. La
sierva de Dios Carmen Hernández en Tierra Santa (1963-64). Publicado
en este 2023 y también por la BAC. Una editorial que se convierte en la que más obras ha
publicado sobre esta mujer.
La obra es una traducción del italiano Sono in te tutte le
mie fonti. La serva di Dio Carmen Hernández in Terra Santa 1963-64, de
la Editorial Chirico. Los autores son Francesco Voltaggio y Paolo Alfieri.
El libro versa sobre la primera peregrinación llevada a cabo por Carmen Hernández a Tierra Santa durante
los años 1963-64. Peregrinación que hizo en compañía de su amiga irlandesa
Carmel Cooling.
Lejos de tratarse de una mera cronología de visitas a Santos
Lugares, los autores nos
sumergen desde el principio en el universo existencial de Carmen,
asegurándole al lector de este modo una fuerte interpelación, el cual no
tardará en emprender su propio viaje espiritual acompañando a esta
extraordinaria mujer.
La propia Carmen se había referido en vida a este viaje, señalando
que su realización tuvo lugar por un anhelo personal de conocer Tierra Santa en un momento muy
delicado de su vida. Un tiempo en el que no le fue posible profesar
los votos perpetuos para integrarse en el Instituto Misioneras de Cristo Jesús,
donde pensaba que se realizaría su vocación de evangelizar en la India, y de
partir hacia Oruro (Bolivia).
Empleando como base las anotaciones originales que Carmen hizo en
sus dos agendas, el texto integra lo
que esta experiencia supuso con posterioridad al desarrollo del Camino
Neocatecumenal y las referencias que Carmen hizo a dicho viaje.
También introduce aspectos de interés, que los autores conocen de primera mano
por haber vivido allí o por haber estudiado en profundidad los lugares y las
tradiciones judías.
Las dos amigas partieron a Tierra Santa en una gran precariedad, a
la aventura, como auténticas peregrinas, con una mochila cada una, una pequeña
tienda de campaña… y
Carmen con su Biblia debajo del brazo. Lo planeado era estar dos meses… y
la cosa se prolongó casi un año.
Limpiando casas de judíos
La geografía de la salvación se convertiría a partir de ese
momento en un elemento central de la predicación de Carmen Hernández y por
extensión del Camino Neocatecumenal. Como ella misma no se cansaría de repetir "Dios se ha revelado no solo en la
historia sino también en la geografía".
Los autores consiguen hilvanar las vivencias de Carmen con lo que
ella misma aseguró que el viaje le supuso en lo personal: "El Señor me concedió que se me
abrieran las Escrituras".
Esta expresión viene a significar que durante el transcurso de la
peregrinación experimentó,
con una intensidad nunca antes vivida, que las Escrituras hablaban de
ella, de la historia de salvación que Dios quería realizar a pesar de las
adversidades. Que dicha historia no era otra que la que había llevado a cabo
Dios con el pueblo de Israel y la misma que quiere realizar con cada hombre,
entregándole a su Hijo Jesucristo para su salvación.
Las descripciones que hace Carmen del bien espiritual que le iba haciendo
la visita de los Santos Lugares, y el leer los textos sagrados relacionados con
los mismos, contrasta con las dificultades tanto materiales -que le obligaron a buscar trabajo
limpiando casas de cristianos, judíos y musulmanes, quedando estos encantados
del amor con que lo hacían- como espirituales.
Estas últimas dificultades, ocasionadas tanto por algún que otro
desencuentro entre ellas como, sobre todo, por el sufrimiento interior de Carmen que,
una y otra vez, comentó que era debido a su anhelo de "encontrar el lugar
donde Dios me quería en su Iglesia". Carmen había tenido una traumática
experiencia al no poder permanecer en el instituto religioso en el que había
estado tanto tiempo.
La propia Carmen refirió con posterioridad en varias ocasiones que
la teología exegética que ella había estudiado en Valencia, al hacer Ciencias
Sagradas, era distinta a lo que ella entendía. Cuando se refiere al
"abrirse de las escrituras por obra del Espíritu Santo", siempre
iluminadas en un contexto Pascual a la luz de la Resurrección del Señor, es
cuando Carmen dice
literalmente "todo cobra fuerza".
Y todo integrando aspectos no sólo históricos sino geográficos. Carmen ve los Santos Lugares como
lugares teológicos. A lo insólito de que dos mujeres jóvenes emprendiesen
un viaje de estas características en el año 1963, se une el hecho del abundante
material gráfico incluido en el libro.
Dicho material ocupa aproximadamente la mitad de la obra, siendo testimonio inequívoco
de la intensidad y amplitud del viaje, así como de lo vivido en él.
Particularmente conmovedoras pueden resultar algunas imágenes en las que Carmen
dirige su mirada al horizonte o al Cielo. No era muy normal en la época hacer
tal número de fotografías en un viaje.
La conexión del Camino con
Israel
Esta riqueza de imágenes tiene también un valor histórico en el
sentido de que permiten
hacernos una idea del estado de Tierra Santa y de los Santos Lugares
en dicha época. "Es a pie como se entienden las cosas que vemos",
decía Carmen, y las fotografías nos facilitan ver mucho de lo que Carmen vio en
aquel inolvidable viaje.
La visita a la Escuela Bíblica de Jerusalén, de donde proviene el
posterior uso en el Camino de la Biblia de Jerusalén; el "casual"
encuentro con el Papa San Pablo VI, que visitó precisamente en ese momento los
Santos Lugares; los contactos hechos con las hermanas de diversas órdenes
religiosas, y con los franciscanos, permitiendo con el tiempo estos últimos la construcción de la Domus
Galilaeae; la búsqueda de los últimos lugares; el anuncio del Evangelio por
parte de las peregrinas en las casas donde limpiaban; el amor a Tierra Santa y
la veneración a nuestros padres en la fe; vivir varias noches de oración…
Son todo experiencias absolutamente providenciales que Carmen tuvo
y que terminaron pasando a
la praxis del Camino Neocatecumenal y siguen enriqueciendo y,
esperemos enriquecerán, espiritualmente a generaciones.
Concluye la obra señalándose que será a la vuelta del viaje cuando
Carmen tenga la primera
noticia de la existencia de un tal Francisco José Gómez Argüello Wirtz -haciendo
alusión a la nota que Carmen mismo deja en su agenda-, que no conocía de nada y
con quien también, de manera providencial, emprenderá "la
peregrinación" que durará hasta su partida al Padre.
Es éste un elemento más de ayuda para entender que el Camino
Neocatecumenal no es una
realidad eclesial planificada en un despacho o preconcebida, sino
inspirada, y que fue surgiendo progresivamente de una manera providencial.
Amar las fuentes de la fe
En cuanto a los autores, Francesco Giosuè Voltaggio (Roma, 1974)
es licenciado en Sagrada
Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma (2002) y doctor
en Ciencias Bíblicas y Arqueología por el Studium Biblicum Franciscanum de
Jerusalén (2007), y se especializó en el estudio del hebreo moderno en la
Universidad Hebrea de Jerusalén.
Ha sido rector y profesor
de Sagrada Escritura y de Judaísmo en el Seminario Redemptoris Mater
de Galilea (2007-2017), y desde 2017 es sacerdote Fidei Donum en el Patriarcado
latino de Jerusalén. Es también autor de obras que ya han sido comentadas aquí en Rel, y
coautor de la reciente y más que recomendable guía Tierra Santa. Biblia, arqueología, catequesis, también
de la BAC .
Por su parte, Paolo Alfieri es sacerdote del Patriarcado Latino de Jerusalén y canonista, es misionero itinerante del Camino Neocatecumenal con destino en Sudán. Se formó y vivió muchos años en Tierra Santa, siendo, entre otras cosas, vicerrector del Seminario Redemptoris Mater de Galilea, donde también fue profesor de árabe.
Completa la obra un magnífico prefacio del sacerdote Rino Rossi,
actual director del Monasterio Domus Galilaeae del
Centro Internacional del Camino Neocatecumenal (Korazim, Israel). El italiano
insiste en la conexión de
la providencial peregrinación con el posterior desarrollo del Camino
Neocatecumenal, permitiendo al lector descubrir la relación directa que el
Concilio Vaticano II tiene con todo lo vivido por Carmen y posteriormente
trasladado a esta realidad eclesial.
Rino concluye: "Mi deseo es que el libro que tienes en tus
manos, querido lector, que posee el mérito de transmitir la experiencia viva de
Carmen en Tierra Santa, te
ayude a amar las fuentes de nuestra fe, que se encuentran en Cristo, en la
Escritura, en la tradición, en la Iglesia, para que puedas realmente
experimentar y exclamar primero con el salmista y luego con Carmen".
Podría decirse de
algún modo, y salvando las distancias, que la peregrinación de Carmen recuerda
a la que hiciera otra mujer española, hispanorromana, en el siglo
IV, Egeria. Esperemos que el bien espiritual que sus narraciones han
hecho a lo largo de la historia vean su continuidad en el libro que en rústica
y a muy económico precio ofrece ahora la BAC a todos nosotros.
Alfonso V. Carrascosa
Fuente: Religión en Libertad