Las sectas que se hacen pasar por grupos cristianos «ocultan la verdad para engrosar sus listas». La mejor forma de actuar «es desenmascararlos», asegura Luis Santamaría, autor de un libro al respecto
Foto cedida por Luís Santamaría |
Como parte de su estrategia, «las
sectas de origen cristiano utilizan nombres y formas de proceder» similares a
las utilizadas en las comunidades católicas para «confundir a la gente y así
ganar adeptos», explica Luis Santamaría, uno de los fundadores de la Red
Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Es el caso de la Iglesia
Católica Mercedaria, un grupo sectario que cualquiera podría confundir con la
verdadera Orden de la Merced —fundada por san Pedro Nolasco en 1218 y a cuyos
miembros se les conoce como mercedarios—, pero que en realidad se trata de una organización
que nació en 2004, que tiene su sede en la Finca Nuestra Señora del Rosario de
Elche (Alicante) y que «rechaza frontalmente toda innovación que proceda del
Concilio Vaticano II», como explica Santamaría en su último libro, A las afueras de la cruz, donde presenta un exhaustivo
memorando de las sectas de origen cristiano que operan en España. En la lista
figuran también entidades como la Iglesia Católica Liberal, la Iglesia Antigua
Católica y Apostólica o la Iglesia Católica Ecuménica. «Son grupos que se
mueven en el engaño, que ocultan la verdad para engrosar sus listas», denuncia
el también miembro de la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones
(SECR). Por eso la mejor forma de actuar contra ellos, indica, «es
desenmascararlos, contar la verdad, mostrar lo que son en realidad».
El autor lleva décadas enfrascado
en esta labor, pero el trabajo en concreto para la publicación de este libro
comenzó en 2014. Aquel año, Santamaría actuó como ponente en unas jornadas
organizadas por la Conferencia Episcopal Española para analizar el fenómeno de
las sectas. «No se había abordado el tema de forma monográfica desde 1989 y la
jerarquía pensó que un cuarto de siglo más tarde era necesario volver sobre el
asunto», recuerda. En aquel momento, el experto señaló a 43 entidades de este
tipo. La lista creció posteriormente, cuando le encargaron una serie de
artículos desde la revista Pastoral Ecuménica, del Centro Ecuménico de
Madrid, para ayudar a sus lectores —muchos de los cuales se dedican al diálogo
con otros grupos cristianos— a poder distinguir entre grupos fieles a una
determinada confesión y otros de carácter cismático. El trabajo se ha
completado ahora con el libro A las afueras de la cruz, en el que se
advierte de un total de 99 sectas. No son todas las existentes, matiza el
escritor, debido a la situación de fragmentación que afecta a los evangélicos.
Si además incluimos las que no tienen origen cristiano, como las esotéricas,
«podríamos estar hablando de cerca de 400 entidades».
A la luz de los datos, Luis
Santamaría habla de una presencia más que notable en España. «En nuestro país
habría unos 400.000 adeptos entre todas las sectas», lo que corresponde al 1 %
de la población, un dato similar al de otros países de Europa. La Iglesia tiene
especial interés por abordar esta situación con profesionalidad. «El tema es
complejo y delicado por lo que, frente a tratamientos sensacionalistas o
superficiales, se favorece el desarrollo de un trabajo riguroso». Que la obra
de este experto haya sido publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos,
uno de los sellos editoriales de la Conferencia Episcopal Española, parece
confirmar esta posición.
La situación es diferente, sin
embargo, en las comunidades eclesiales que no pertenecen a la jerarquía, donde
se tiende a minimizar la influencia de las sectas. «Muchas personas —laicos y
sacerdotes— no dan importancia a este tema. Lo creen algo propio de otro
tiempo», critica Santamaría. También hay quien sostiene que, «en aras de la
tolerancia y el diálogo, ni siquiera es apropiado hablar de sectas como tal»,
una situación que aprovechan estos grupos para captar incluso a miembros
comprometidos con la Iglesia católica. «Conozco casos personalmente», dice el
autor, que el pasado sábado estuvo firmando ejemplares de la obra en la Feria
del Libro de Madrid. Ante este tipo de comportamientos, el experto pide más
formación y más sensibilidad. «Hay muchas familias que lo están pasando muy
mal».
—¿Espera algún tipo de consecuencia
legal por la publicación del libro?
—La verdad es que las sectas son
bastante peligrosas. Provocan siempre un daño en sus miembros y en los
familiares. Sé cómo se las gastan y, efectivamente, a veces presionan con
abogados. Suelen argumentar que se está vulnerando su derecho al honor y al
buen nombre, pero lo que yo hago cabe dentro de la libertad de expresión y de
información. Me dedico a mostrar aquello que estos grupos tratan de ocultar. Y
en caso de que haya denuncias o amenazas de demandas, se confirmará el acierto
del libro y el bien que puede hacer.
José Calderero de
Aldecoa
Fuente: Alfa y Omega