19.6.23

UN 1 % DE LOS ESPAÑOLES PERTENECE A ALGUNA SECTA

Las sectas que se hacen pasar por grupos cristianos «ocultan la verdad para engrosar sus listas». La mejor forma de actuar «es desenmascararlos», asegura Luis Santamaría, autor de un libro al respecto

Foto cedida por Luís Santamaría

Como parte de su estrategia, «las sectas de origen cristiano utilizan nombres y formas de proceder» similares a las utilizadas en las comunidades católicas para «confundir a la gente y así ganar adeptos», explica Luis Santamaría, uno de los fundadores de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES). Es el caso de la Iglesia Católica Mercedaria, un grupo sectario que cualquiera podría confundir con la verdadera Orden de la Merced —fundada por san Pedro Nolasco en 1218 y a cuyos miembros se les conoce como mercedarios—, pero que en realidad se trata de una organización que nació en 2004, que tiene su sede en la Finca Nuestra Señora del Rosario de Elche (Alicante) y que «rechaza frontalmente toda innovación que proceda del Concilio Vaticano II», como explica Santamaría en su último libro, A las afueras de la cruz, donde presenta un exhaustivo memorando de las sectas de origen cristiano que operan en España. En la lista figuran también entidades como la Iglesia Católica Liberal, la Iglesia Antigua Católica y Apostólica o la Iglesia Católica Ecuménica. «Son grupos que se mueven en el engaño, que ocultan la verdad para engrosar sus listas», denuncia el también miembro de la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones (SECR). Por eso la mejor forma de actuar contra ellos, indica, «es desenmascararlos, contar la verdad, mostrar lo que son en realidad».

El autor lleva décadas enfrascado en esta labor, pero el trabajo en concreto para la publicación de este libro comenzó en 2014. Aquel año, Santamaría actuó como ponente en unas jornadas organizadas por la Conferencia Episcopal Española para analizar el fenómeno de las sectas. «No se había abordado el tema de forma monográfica desde 1989 y la jerarquía pensó que un cuarto de siglo más tarde era necesario volver sobre el asunto», recuerda. En aquel momento, el experto señaló a 43 entidades de este tipo. La lista creció posteriormente, cuando le encargaron una serie de artículos desde la revista Pastoral Ecuménica, del Centro Ecuménico de Madrid, para ayudar a sus lectores —muchos de los cuales se dedican al diálogo con otros grupos cristianos— a poder distinguir entre grupos fieles a una determinada confesión y otros de carácter cismático. El trabajo se ha completado ahora con el libro A las afueras de la cruz, en el que se advierte de un total de 99 sectas. No son todas las existentes, matiza el escritor, debido a la situación de fragmentación que afecta a los evangélicos. Si además incluimos las que no tienen origen cristiano, como las esotéricas, «podríamos estar hablando de cerca de 400 entidades».

A la luz de los datos, Luis Santamaría habla de una presencia más que notable en España. «En nuestro país habría unos 400.000 adeptos entre todas las sectas», lo que corresponde al 1 % de la población, un dato similar al de otros países de Europa. La Iglesia tiene especial interés por abordar esta situación con profesionalidad. «El tema es complejo y delicado por lo que, frente a tratamientos sensacionalistas o superficiales, se favorece el desarrollo de un trabajo riguroso». Que la obra de este experto haya sido publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos, uno de los sellos editoriales de la Conferencia Episcopal Española, parece confirmar esta posición.

La situación es diferente, sin embargo, en las comunidades eclesiales que no pertenecen a la jerarquía, donde se tiende a minimizar la influencia de las sectas. «Muchas personas —laicos y sacerdotes— no dan importancia a este tema. Lo creen algo propio de otro tiempo», critica Santamaría. También hay quien sostiene que, «en aras de la tolerancia y el diálogo, ni siquiera es apropiado hablar de sectas como tal», una situación que aprovechan estos grupos para captar incluso a miembros comprometidos con la Iglesia católica. «Conozco casos personalmente», dice el autor, que el pasado sábado estuvo firmando ejemplares de la obra en la Feria del Libro de Madrid. Ante este tipo de comportamientos, el experto pide más formación y más sensibilidad. «Hay muchas familias que lo están pasando muy mal».

—¿Espera algún tipo de consecuencia legal por la publicación del libro?

—La verdad es que las sectas son bastante peligrosas. Provocan siempre un daño en sus miembros y en los familiares. Sé cómo se las gastan y, efectivamente, a veces presionan con abogados. Suelen argumentar que se está vulnerando su derecho al honor y al buen nombre, pero lo que yo hago cabe dentro de la libertad de expresión y de información. Me dedico a mostrar aquello que estos grupos tratan de ocultar. Y en caso de que haya denuncias o amenazas de demandas, se confirmará el acierto del libro y el bien que puede hacer.

José Calderero de Aldecoa

Fuente: Alfa y Omega


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