La próxima JMJ Lisboa 2023, que se realizará del 1 al 6 de agosto de este año, cuenta con 13 importantes patronos. Les compartimos algunos datos sobre estos santos y beatos y sobre su influencia en la juventud
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Beata Chiara Badano. Crédito: EWTN / Beato Carlo Acutis. Crédito: Asosiación Carlo Acutis / San Juan Pablo II. Crédito: Dominio Público |
1. San Juan Pablo II y los pobres
En el libro “El hombre detrás de S.S. Juan Pablo II” se detalla que
mientras Karol Wojtyla (1920-2005), más conocido como Lolek, estudiaba en la
universidad participó en una asociación que apoyaba a estudiantes con
dificultades económicas. En una ocasión, sus compañeros colocaron en la puerta
de su habitación la frase “futuro santo”.
2. San Juan Bosco y la alegría
Don Bosco (1815-1888), en su
adolescencia, tuvo que dejar su casa para trabajar y avanzar en los estudios.
Orientó a los compañeros más descuidados y formó la “Sociedad de la
alegría", donde todos tenían que buscar libros y realizar entretenimientos
que ayudasen a estar alegres. Los integrantes que producían tristeza eran
expulsados.
3. San Vicente y los cuervos que lo protegieron
El diácono San Vicente de
Zaragoza (+304) es patrono de Lisboa y el mártir más antiguo de España. Murió
en una persecución a los cristianos y su cuerpo fue entregado a los buitres,
pero un cuervo apareció y lo protegió.
Se dice que sus restos fueron
llevados a Lisboa en un barco y que unos cuervos acompañaron la embarcación.
Pero otras ciudades también señalan tener sus reliquias, como Castres (Francia)
y Bari (Italia).
4. San Antonio de Padua y de
Lisboa
San Antonio de Padua (1195-1231)
nació en Lisboa, ciudad que acogerá la JMJ este 2023. En su juventud tuvo
muchas tentaciones contra la pureza, pero supo dominarlas visitando al
Santísimo. Tras participar en un Capítulo General con San Francisco de Asís, se
le encomendó una ermita solitaria. Vivía en una cueva y le gustaba realizar los
oficios más humildes.
5. San Bartolomé y las vocaciones
San Bartolomé (1514-1590) nació
en Lisboa. Se le conoce también como “de los mártires” por la iglesia donde fue
bautizado. Fue dominico y un gran Arzobispo de Braga. En el Concilio de Trento,
lo llamaban “docto y religiosísimo Prelado”. El gran San Carlos Borromeo,
patrono de catequistas y seminaristas, lo señaló como un ejemplo que se debía
imitar.
6. San Juan de Brito y las
periferias
San Juan de Brito (1647-1693)
también nació en Lisboa. A los nueve años era parte de la corte real. Estuvo
por morir, pero su madre prometió que si sobrevivía entonces vestiría como los
jesuitas por un año. Se sanó y caminó en la realeza con sotana como si fuera un
jesuita en miniatura.
Ingresó a la Orden y logró muchas
conversiones en la India, como la del príncipe Tadaya Theva, a quien le indicó
que debía quedarse sólo con una mujer. Tadaya obedeció, pero una de las mujeres
rechazadas se quejó con un tío de gran poder, quien lo mandó a matar.
7. Joana, una princesa beata
La Beata Joana de Portugal
(1452-1490) era una princesa e hija del rey Alfonso V. Tuvo muchos
pretendientes reales, pero rechazó a todos. A sus 20 años quiso vivir sólo para
Dios. Ingresó a un convento dominico, pero no pudo profesar los votos porque su
padre y hermano se oponían. Sin embargo, esto no le impidió servir a los
necesitados con el hábito.
8. El Beato João Fernandes y la
valentía en las misiones
El Beato João Fernandes
(1547-1570), oriundo también de Lisboa, tenía el sueño de ser un evangelizador
jesuita. Siendo un joven novicio, se embarcó a Brasil junto a varios miembros
de la Compañía. En el camino fueron interceptados por corsarios calvinistas,
quienes los mataron. El joven João fue arrojado al mar, pero su valiente
testimonio permanece.
9. Beata María Clara: De una
familia nombre a la vida franciscana
La Beata María Clara (1843-1899)
nació en un palacio cerca de Lisboa y formaba parte de una familia noble. Quedó
huérfana a los 14 años. Sintió el llamado del Señor e ingresó a las Hermanas
Capuchinas. Posteriormente, descubrió que Dios le pedía iniciar una gran obra y
fundó a las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción.
10. Beato Pier Giorgio, protector
de los necesitados
La familia del Beato Pier Giorgio
Frassati (1901-1925) era de la influyente burguesía italiana. Él creció con un
profundo amor por la Eucaristía y la Virgen, ayudando a los necesitados. Le
gustaba escalar montañas e ingresó a la universidad para estudiar Ingeniería de
minas. Buscó promover y preservar los valores cristianos en la política.
En su funeral, las calles se
llenaron de pobres y desvalidos que fueron a dar el último adiós a quien tanto
los había ayudado.
11. El Beato Marcel Callo y la
pastoral en el mundo del trabajo
El Beato francés Marcel Callo
(1921-1945) llegó a ser integrante de la Juventud de Obreros Católicos porque
quería vivir su fe en el mundo laboral. Con la ocupación nazi en el país fue
obligado a hacer trabajos forzados en una ciudad alemana, dejando a su amada
novia y familia.
Aprovechó esta oportunidad para
seguir evangelizando clandestinamente como obrero católico hasta que fue
apresado por la Gestapo. Al final, fue enviado al campo de concentración de
Mauthausen, donde murió por todos los maltratos recibidos.
12. La Beata Chiara Badano y su
testimonio de fe durante la enfermedad
Cuando era niña, la Beata Chiara
(1971-1990) tenía una pequeña alcancía. Ese dinero lo destinó a los niños
pobres de África y soñaba con un día atenderlos como doctora. Le gustaba jugar
tenis, hasta que un día le detectaron un tumor maligno en los huesos.
En vez de desanimarse, afrontó la
enfermedad con serenidad y alegría, sabiendo que pronto se encontraría con
Jesús. Este testimonio de optimismo de su encuentro con Dios impactó tanto que
atrajo a cientos de personas, sobre todo jóvenes, en su funeral.
13. El Beato Carlo Acutis y la
evangelización en Internet
El Beato Carlo Acutis también
estuvo en Portugal. De hecho viajó hasta Fátima para visitar el lugar de las
apariciones. Tenía la característica de ser algo glotón y hacer reír en la
clase, por lo que se propuso controlarse a sí mismo.
Se hizo amigo de Rajesh, uno de
sus empleados, que era hindú. Carlo le hablaba tan entusiasmado de la fe en
Cristo que se convirtió y pidió ser bautizado católico. En el funeral del beato
se hicieron presente muchas personas de escasos recursos, inmigrantes y sin
techo, a quienes él había ayudado en secreto.
Por Abel Camasca
Fuente: ACI Prensa