Cuando regresó a Miami, Yoyi De Luca logró que Gospa Arts superase en cines a «Avengers: End Game»
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ReL |
Criada en una familia católica, la venezolana Yoyi De Luca amaba la fe,
especialmente en su adolescencia. Pero la independencia, las nuevas costumbres
y amistades que hizo al mudarse a Estados Unidos la llevaron a abandonar la Iglesia por completo
durante años. Entregada al consumo diario de marihuana y a la Nueva Era,
recobrar su fe y convertirse en una entregada evangelizadora era la última de
sus preocupaciones. Solo "la Gospa" podría
llevarla a tomar una decisión que "cambiaría" su vida.
Pero recién mudada y alcanzada la mayoría de edad, Yoyi cuenta al
canal Manual para enamorarse que el desenfreno, el consumo de marihuana
"24/7" y el abandono de su fe le llevó a una fuerte depresión.
Desde entonces, cuenta que la Virgen no se separó de ella,
"poniendo" los límites y cauces que le llevaron sin sospecharlo al
santuario de María
Desatanudos en Cancún, donde fue con su madre solo por
"disfrutar" y cumplir los doce destinos que se había propuesto llevar
a cabo en 2021.
"Estaba en todo":
deprimida y entregada a la Nueva Era
"Yo no creía. Estaba en el yoga, en el reiki, los chacras, los cristales, el agua de luna,
me ponía la piedra para sanar… Estaba en todo, en todo", recuerda.
Por eso cuando fue a misa lo único en lo que pensaba era en salir
de ahí lo antes posible. Hasta que la homilía del sacerdote sobre la confesión
le llamó poderosamente la atención. Tanto de que salió de inmediato de la
capilla y le pidió al
primer sacerdote que vio que le confesase. Aunque solo confesó "un
pecado que necesitaba sacar", fue su primera puerta de entrada en años.
La segunda fue propuesta nuevamente por su madre, la única católica de la familia, nada más volver de Cancún. "¿Vamos a Medjugorje?", le preguntó.
Al principio le resultó atractivo, conocer Europa, gastos pagados,
completar su listado de viajes… pero la emoción chocó con la cruda realidad de
esta localidad bosnia, que recorrió en media hora. Si buscaba diversión al
estilo de la que acostumbraba, supo de inmediato que no la encontraría allí… y
sin embargo, aquel viaje le
"cambió por completo la vida".
En Medjugorje, sorprendida
confesándose tras siete años
Rodeada de lo que consideraba "viejas" y
"fanáticos", a Yoyi solo le quedaron dos opciones, o ir a los
rosarios del santuario o quedarse una semana sin nada que hacer en su
alojamiento. A regañadientes, rodeada
por 50.000 personas rezando, una de ellas no hacía más que preguntar por
dónde se podía confesar. Y la joven, con tal de que se callase, decidió
acompañarla.
De pronto, haciendo cola para guardar sitio a aquella anciana, se
vio a sí misma arrodillada, confesándose con uno de los pocos sacerdotes que
hablaban español tras más de siete años sin hacerlo, que también relató al
canal El rosario de las 11
pm.
"Me confesé hace dos semanas, pero fue patético", le
dijo al sacerdote antes de empezar. "Le conté todo. Sentí que logré abrir mi corazón de una
forma que no lo había hecho antes y yo lloraba sin parar. Me dijo que
la penitencia era un rosario y yo no paraba de llorar, como un vaso derramado
de dolor y heridas que traía de una familia destruida", explica.
Aunque durante largo rato no paró de llorar, considera esas
lagrimas como "una
gracia" de la Virgen que le ayudó a sanar. No fue la única que recibió
en los siguientes minutos. También lo fue, en cierta manera, el miedo.
Ver al demonio, un argumento
para seguir a María
Un miedo que se mostró en todo su esplendor cuando, en pleno
rosario nocturno por los 50 años de las apariciones de Medjugorje, una mujer
comenzó a gritar y contorsionarse por lo que aseguraron que era una presencia demoníaca. El
episodio se repitió con otra persona, horas después, entre vómitos y
contorsiones "estilo Holywood" que durante meses deseó no haber visto
nunca.
"El mal existe, porque lo acabo de escuchar con mis sentidos. Si esto existe, quiero ser parte
del bien y decido estar con la Virgen", se prometió en aquel momento.
La gracia que recibió con los sacramentos fue como "quitarse
un velo" de los ojos "para ver el mundo con los ojos de la
verdad". Tan solo unas horas antes recuerda pensar en el sacerdote como alguien "completamente drogado y
fumado" y en ese momento era su "fan". También con su madre
mejoró la relación, la fe pasó de ser algo lejano o cultural para suponer
"una decisión voluntaria" en su vida… y todo en una semana. Hoy se
define en redes como "un fruto de Medjugorje".
Vivir la fe no fue su única resolución. "Tenía que llevar
Medjugorje a Miami. Tenía
que mostrar la fe, necesitaba mostrar a todo el mundo lo que viví y
que hay mucho más que alcohol, drogas y chacras", pero también explicar
"que con la fe no vas a dejar de salir, de tomar vino o tener novio. Solo
a hacerlo con coherencia", comenta.
Medjugorje supera a Los Vengadores... y otros
apostolados
Tras su regreso, Yoyi dedica buena parte de su tiempo a la fe, la evangelización y el
apostolado, ayudada por sus conocidos y por Instagram, convencida de que
"antes la gente cabalgaba" para transmitir la fe, "y ahora se
evangeliza por redes".
Pero no solo por redes. Ya en Miami, la joven fundó el grupo de
jóvenes En
tus manos, donde se combina la oración y la formación. "En
una semana pasé a cambiar completamente. Mi vida era despertarme, desayunar e irme
al Santísimo y a la Iglesia".
También fundó Café
con la Gospa, así como Enciéndeme, un servicio dedicado a
ancianos, madres embarazadas de la calle o campamentos para niños con escasos
recursos. Pero especialmente se centró en llevar la fe a su familia, antes
"destruida", a través de los retiros de Emaús. Su padre, su novio y
sus dos hermanas vieron sus vidas transformadas y en algún caso, hasta salvada.
Uno de sus grandes proyectos, y más improvisados, fue la propia
difusión de Medjugorje,
la película, de la Fundación Gospa Arts. En este caso, ni la
propia distribución tenía entre sus planes su difusión en Miami, así que Yoyi
decidió encargarse ella, sin más medios que la voluntad: alquiló una sala,
logró el permiso para su proyección y llegó a recaudar más de 30.000 dólares
para la fundación, con la que colabora actualmente. Durante unos días, se superó en recaudación a lo último
de Los Vengadores, End Game.
"Siempre fui
rebelde, pero ahora tenía una causa. Ahora era una rebelde con causa, la fe
y Medjugorje", concluye.
J. M. C.
Fuente: Religión en Libertad