Al recibir este lunes a una delegación del Centro de Investigación y Formación Interdisciplinar para la Protección del Menor (CEPROME), el Papa Francisco los alentó a seguir trabajando para erradicar la lacra de los abusos en la Iglesia Católica y en el mundo
El Papa Francisco | Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El CEPROME,
dirigido por el sacerdote mexicano P. Daniel Portillo Treviño, señala en su sitio web que es “un
equipo de profesionales de distintas disciplinas y de distintos países de
América Latina” que buscan que “la Iglesia sea un lugar cada vez más seguro
para todos, especialmente para los niños, niñas, adolescentes y adultos
vulnerables”.
Un niño mártir
En su discurso,
el Santo Padre resaltó que el encuentro se haya realizado “un 25 de septiembre,
fecha en que, por una antigua tradición, se celebra en un pequeño santuario de
España la memoria de un niño mártir. Independiente del hecho en cuestión, lo interesante
en la historia es que la tragedia de aquel niño se identificó con la de Jesús
mismo, y en sus representaciones aparece vestido como el Señor, ya caminando al
Calvario, ya sufriendo su misma Pasión”.
San Cristóbal
de la Guardia o el Santo Niño de la Guardia fue hijo de Alonso de Pasamontes o
Alonso Martín de Quintanar y de Juana la Guindera. Entre febrero y marzo de
1489, cuando contaba sólo tres o cuatro años, atrayéndolo con engaños, varios
judíos lo raptaron, lo torturaron y lo mataron en Viernes Santo.
El Pontífice
comentó que este hecho lo hizo recordar el pasaje del Evangelio de Mateo (Mt
25,40) en el que Jesús dice: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el
más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
“Cómo cambiaría
el mundo si nos convenciéramos interiormente de que cada uno de los pequeños
que encontramos son reflejo del rostro de Dios. Si viéramos en el sufrimiento
de cada niño, de cada persona vulnerable, un trazo impreso en el velo con que
la Verónica enjugó el rostro de Cristo”, resaltó el Papa.
La lucha contra
la lacra de los abusos
“Ustedes, lo sé
bien, tratan de trabajar y aplicar métodos cada vez más adecuados para
erradicar la lacra de los abusos, tanto en la Iglesia como en el mundo. Y no
debemos olvidar esto: los abusos que han golpeado a la Iglesia no son más que
un pálido reflejo de una triste realidad que abarca a toda la humanidad, y
sobre la que no se presta la necesaria atención. Alguno puede decir: ‘ah, no
son tantos, entonces’. Si fuera uno solo, ya sería escandaloso, uno solo, y son
más de uno”, continuó Francisco.
Tras agradecer
al Arzobispo de Boston, Cardenal Seán O’Malley, por su trabajo como presidente
de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, el Santo Padre destacó
el avance de la Iglesia en la lucha contra los abusos y animó a que la labor no
se quede en “la mera aplicación de protocolos”.
El Pontífice
alentó a sentirse hermanos de quienes sufren a causa del mal de los abusos, a
confiar en Cristo en la oración y a pedirle a Santa Teresita del Niño Jesús por
la conversión de los “pecadores más infelices y desesperados”.
No a la
pornografía infantil
“No quiero que
pase sin que haga una atención a un problema que es muy grave en esto de los
abusos, las filmaciones de pornografía infantil, que lamentablemente pagando
una cuotita ya lo pueden tener en el teléfono. ¿Dónde se hace esta pornografía
infantil? ¿En qué país se hace? Nadie lo sabe. Pero es la criminalidad puesta
al servicio de cada uno a través de sus telefonitos”, lamentó el Santo Padre.
“Por favor,
hablemos de esto también. Porque esos niños que son filmados, son víctimas,
víctimas sofisticadas de esta sociedad de consumo. No se olviden de este punto
que a mí me preocupa mucho”, continuó.
“Que Dios los
bendiga, que la Virgen los cuide y sigan luchando así, sigan. Gracias”,
concluyó.
Por Walter Sánchez Silva
Fuente: ACI Prensa