Este texto, con algunas variaciones, se presentará el miércoles. El documento de síntesis para la siguiente etapa se dará a conocer el sábado
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El Aula pablo VI, este lunes. Foto: Eva Fernández |
La lectura del borrador de
la Carta al pueblo de Dios ha sido acogida en la mañana de este lunes
con aplausos por la Asamblea General del Sínodo. Por invitación del cardenal
secretario general, Mario Grech, «se propusieron y aceptaron pequeñas
sugerencias de cambios y añadidos al texto, especialmente en lo que se refiere
a las traducciones». Hasta este mismo día a las 18 horas se podían presentar
otras propuestas de cambio al texto, que «será aprobado y publicado el
miércoles». Así lo ha anunciado Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la
Comunicación y presidente de la Comisión para la Información.
La jornada de este 23 de octubre
comenzó con una Eucaristía presidida por el cardenal Charles Maung Bo,
arzobispo de Rangún (Myanmar). Posteriormente, en la 16 congregación general,
en presencia del Papa Francisco, intervinieron los asistentes espirituales —el
padre dominico Timothy Radcliffe y la madre benedictina Maria Ignazia Angelini—
y el teólogo australiano Ormond Rush. A continuación, se presentó y debatió
la Carta al pueblo de Dios.
Respondiendo a una pregunta de
los periodistas, Ruffini ha informado de que la votación y la difusión del documento de síntesis están
previstas para el sábado por la tarde. La modalidad está aún por definir.
Sigue siendo episcopal
Otra pregunta se ha
referido, informan medios vaticanos, a la posibilidad de aplicar el
método elegido para la Asamblea General a todos los niveles en la Iglesia,
ampliando también la participación de laicos y mujeres. El cardenal Christoph
Schönborn, arzobispo de Viena, ha explicado que, como en el Concilio de
Jerusalén, ante todo el método es la escucha de lo que Dios muestra a través de
la experiencia del caminar. En su diócesis, ha apuntado, ya se han celebrado
desde 2015 cinco asambleas diocesanas con 1.400 participantes que representan a
toda la Iglesia local. Aunque no se haya votado, se ha vivido la escucha y la
comunión.
En respuesta a las críticas que
cuestionan la integridad del Sínodo por incluir a laicos como delegados, el
cardenal austriaco ha opinado que esto no es un problema, ya que sigue siendo
un Sínodo episcopal, aunque cuente con una participación real de no obispos.
Constituye un órgano que sirve para ejercer la responsabilidad colegial. Su
naturaleza no ha cambiado; solo se ha ampliado y la experiencia, ha asegurado,
es definitivamente positiva. Siempre se había contado con expertos laicos, ha matizado,
pero ahora existe una relación mucho más estrecha.
En cuanto al hecho de que algunas
personas LGTB puedan sentirse heridas por las palabras del catecismo de la
Iglesia católica que se refieren al «desorden» moral, Schönborn ha recordado
que el catecismo, en cuya redacción participó como secretario, es obra de la
Iglesia promulgada por el Papa. Cualquier cambio depende de la decisión del
Pontífice, como el que se realizó en 2018 sobre la pena de muerte. El cardenal
austriaco ha recomendado con todo «leer los textos en su conjunto». Son
cuestiones, ha añadido, que conciernen a la teología moral; pero el principio
es que «hay un orden objetivo y hay personas humanas. Estas siempre tienen
derecho al respeto, aunque pequen —que todos lo hacemos, incluso yo—», y «a ser
aceptados», como lo somos por Dios.
Por último, sobre la relación
entre magisterio, aportación de los teólogos y sensum fidelium, ha
recordado que hay grandes desarrollos a nivel de comprensión, pero también está
la inmutabilidad de la fe: no se puede cambiar la doctrina sobre la Trinidad,
la Encarnación o la institución de la Eucaristía. Sobre esto se funda un credo
que es válido en todo el mundo. Aunque las culturas difieran, la sustancia de
la fe no puede cambiarse, aunque haya evolucionado tanto desde la época de los
apóstoles.
Fuente: Alfa y Omega