Francisco ha reflexionado en el Ángelus de este domingo sobre una frase que se ha convertido en algo de uso común: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"
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Vatican Media |
El Papa Francisco ha rezado el Ángelus desde el Palacio
Apostólico con los fieles presentes y ha reflexionado sobre el Evangelio
de este domingo (Mt 22, 17): “¿Es lícito pagar impuesto al César o no?”.
Esta es la pregunta trampa de los herodianos a Jesús: “Si Jesús legitima el
impuesto, se pone de parte de un poder político mal respaldado por el
pueblo, mientras que si dice de no pagarlo puede ser acusado de rebelión
contra el imperio”.
Francisco explica que Jesús “escapa de esta trampa” y pide que le muestren
una moneda, que lleva impresa la imagen del César y les dice: “Pues dad al
César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. ¿Qué significa esta
frase que se ha convertido en algo de uso común?
“A veces se ha utilizado de manera equivocada – o al menos reductiva
dice el Papa - para hablar de las relaciones entre Iglesia y Estado, entre
cristianos y política; a menudo se entienden como si Jesús quisiera separar a
“César” y a “Dios”, es decir, la realidad terrenal de la espiritual. A veces,
también nosotros pensamos así: una cosa es la fe con sus prácticas y otra
cosa, la vida de todos los días. No. Esto es una “esquizofrenia”, como si
la fe no tuviera nada que ver con la vida concreta, con los desafíos de la
sociedad, con la justicia social, con la política y etcétera”
En realidad, dice Francisco, “Jesús quiere ayudarnos a colocar al “César” y
a “Dios” cada uno en su importancia”: “Al César - es decir, a la política, a
las instituciones civiles, a los procesos sociales y económicos – pertenece el
cuidado del orden terrenal, de la polis; y nosotros, que en esta realidad
estamos inmersos, debemos restituir a la sociedad lo que nos ofrece a
través de nuestra contribución de ciudadanos responsables, prestando atención a
lo que se nos confía, promoviendo el derecho y la justicia en el mundo del
trabajo, pagando honestamente los impuestos, comprometiéndonos por el bien
común y etcétera”.
Al mismo tiempo, Jesús afirma algo que es “la realidad fundamental”: “A
Dios pertenece el hombre, todo hombre y todo ser humano. Esto significa
que nosotros no pertenecemos a ninguna realidad terrenal, a ningún “César” de
este mundo. Somos del Señor y no debemos ser esclavos de ningún poder mundano”.
De este modo, el Papa ha subrayado que “Jesús nos recuerda que en nuestra
vida está impresa la imagen de Dios, que nada ni nadie puede oscurecer”: “Al
César pertenecen las cosas de este mundo, pero el hombre y el mundo mismo
pertenecen a Dios: ¡no lo olvidemos!”.
Como también lo ha hecho en otras ocasiones, Francisco ha dejado algunas
preguntas para los fieles que estaban en la Plaza San Pedro: “¿Tú qué imagen
llevas dentro de ti? ¿De quién eres imagen en tu vida? ¿Nos acordamos de
pertenecer al Señor, o nos dejamos modelar por las lógicas del mundo y hacemos
del trabajo, de la política, del dinero, nuestros ídolos a adorar?”.
Fuente: Ecclesia