Han sido varias las ocasiones en las que el Papa Francisco ha ofrecido diferentes claves o consejos para la formación de sacerdotes santos, destacando la necesidad de una buena formación especialmente en el seminario
Papa Francisco junto a seminaristas. Crédito: Shutterstoc |
En su discurso entregado a los
participantes del Curso para Rectores y Formadores de Seminarios Latinoamericanos,
organizado por el Dicasterio para el Clero en noviembre de 2022, el Pontífice
destacó 7 claves para que los seminaristas puedan convertirse en santos
sacerdotes.
1. Formación con carácter
comunitario
El Santo Padre enfatizó que “la
formación sacerdotal tiene un carácter eminentemente comunitario desde su mismo
origen. La vocación al presbiterado, de hecho, es un don de Dios a la Iglesia y
al mundo, es una vía para santificarse y santificar a los demás, que no se
recorre de manera individual, sino teniendo siempre como referencia una porción
concreta del Pueblo de Dios”.
En este contexto, continuó: “me
permito hacerles notar que uno de los desafíos más relevantes que hoy enfrentan
las casas de formación sacerdotal es que ellas sean verdaderas comunidades
cristianas”.
Esto implica “no solo un proyecto
formativo coherente, sino también un número adecuado de seminaristas y
formadores que asegure una experiencia realmente comunitaria en todas las
dimensiones de la formación”.
“Este desafío exige en no pocas
ocasiones empeñarse en crear o consolidar seminarios interdiocesanos,
provinciales o regionales", inspirados "por las actuales
orientaciones de la Iglesia”.
2. Integrar los dones de la
gracia y la naturaleza herida
“En los seminaristas, como en
cada uno de nosotros, interactúan y coexisten dos aspectos que deben integrarse
recíprocamente, los dones de la gracia y los rasgos de la naturaleza herida; el
servicio que ustedes han de desempeñar es precisamente el unir ambas realidades
en un camino de fe y maduración integral”, indicó el Papa Francisco.
El Papa precisó que no se debe
formar “superhombres” sino “hombres que con humildad sigan el proceso elegido
por el Hijo de Dios, que es el camino de la encarnación”.
Francisco subrayó luego que “las
motivaciones vocacionales auténticas, esto es, el seguimiento del Señor y la
instauración del Reino de Dios están a la base de un proceso que es a la vez
humano y espiritual”.
3. Lectura de la propia historia
En este sentido, “una de las tareas más relevantes en el proceso formativo de un sacerdote es la gradual lectura creyente de la propia historia. Esta visión providencial del propio camino es la materia principal del discernimiento personal y eclesial de la propia vocación”.
En efecto, escribió el Papa
Francisco, “cada seminarista, primero, y cada sacerdote después, con acentos y
matices distintos debe ir actualizándola constantemente, especialmente en las
coyunturas más significativas del propio camino sacerdotal”.
De ese modo, “el contraste con
quienes lo acompañan en este proceso, tanto en el fuero interno como en el
fuero externo, le permitirá vencer cualquier tentación de autoengaño
subjetivista y abrirán la valoración a perspectivas mucho más amplias y objetivas”.
4. Los formadores educan con la
vida
El Papa Francisco resaltó que es
necesario “ser conscientes también del impacto formativo que la vida y
ministerio de los formadores tiene en los seminaristas. Los formadores educan
con su vida, más que con sus palabras”.
En ese sentido, “una sana
maduración humana coherente con la consolidación de la propia vocación y
misión, que incluye la normal superación de dificultades y períodos de crisis,
permite al sacerdote formador renovar constantemente la base sobre la que se
sustenta su configuración con Cristo, Siervo y Buen Pastor”.
Sobre este aspecto, indicó el
Papa Francisco, “la armonía humana y espiritual de los formadores,
particularmente del Rector del Seminario, es una de las mediaciones más
importantes en el acompañamiento formativo”.
5. Formación en la capacidad de
escucha y diálogo
El Santo Padre subrayó asimismo
que “uno de los indicadores de maduración humana y espiritual es el desarrollo
y la consolidación de la capacidad de escucha y del arte del diálogo, que
naturalmente están anclados en una vida de oración, donde el sacerdote
cotidianamente entra en diálogo con el Señor, incluso en momentos de aridez o
de confusión”.
“La disposición a escuchar y a
empatizar con los demás más que un instrumento de evangelización, es
precisamente el ambiente donde esta germina, florece y da frutos”, añadió.
El Santo Padre destacó luego la
“importancia de recurrir cada día a Jesús, ponerse de rodillas y ante su
presencia aprender de Él que es manso y humilde de corazón, de modo que poco a
poco nuestro corazón aprenda a latir al ritmo del corazón del Maestro”.
6. El rol formativo del rector
El Papa Francisco indicó que el
rector de un seminario “debe manifestar una preocupación constante por cada uno
de los formadores, manteniendo un diálogo abierto y sincero respecto de su vida
y servicio".
Esto, precisó, “sin descuidar de
hacerse eco de aquellos aspectos más personales de los que muchas veces depende
la superación de los problemas que pueden surgir al interno del equipo
formativo”.
“Tengan presente que los
formadores son para el Rector del Seminario sus hermanos más próximos, hacia
los cuales debe estar dirigido de modo privilegiado el ejercicio de la caridad
pastoral”, aseguró.
7. El acompañamiento de los
formadores
El Papa Francisco se refirió a la
importancia del "acompañamiento formativo de los formadores", para
que tengan una amplia ayuda en su tarea para que "cada futuro pastor pueda
ir discerniendo y consolidando no solo una genuina vocación al presbiterado,
sino también el modo personal e irrepetible que el Señor ha trazado para que lo
viva y ejerza".
Esta ayuda puede extenderse con
otras personas o especialistas, y no solo sacerdotes, explicó el Papa.
8. La escucha
Asimismo, en marzo de 2023, el
Papa Francisco recibió en audiencia a la Comunidad del "Seminario Santa María" de la Diócesis de Cleveland
(Estados Unidos), con motivo del 175 aniversario de su fundación.
En su discurso a los presentes en
el Vaticano, el Santo Padre destacó tres características “esenciales para
vuestra formación como futuros sacerdotes y ministros del Evangelio”.
En primer lugar, el Pontífice
subrayó la importancia de pasar tiempo con Jesús en la oración, “escuchándole
en silencio ante el Sagrario”.
“Escuchar la voz de Dios en el
fondo de nuestro corazón y discernir su voluntad es indispensable para nuestro
crecimiento interior, sobre todo cuando nos enfrentamos a tareas urgentes y
difíciles”, señaló el Papa.
Para el Santo Padre, la vida del
seminario “ofrece ya la oportunidad de cultivar un hábito de oración que os
servirá en vuestro futuro ministerio”.
Además, subrayó que
"escuchar al Señor implica también responder con fe a todo lo que Él ha
revelado y que la Iglesia transmite".
Esto, según el Papa, permite
“enseñar y proclamar a los demás la verdad y la belleza del Evangelio de manera
auténtica y gozosa”.
9. Caminar juntos
A continuación, el Santo Padre
indicó que el tiempo de formación en el seminario “es una oportunidad para
profundizar en el espíritu de comunión fraterna”.
En esa línea, resaltó que
“debemos reconocernos como parte de un gran pueblo que ha recibido las promesas
de Dios como un don, no como un privilegio".
“Recordar siempre que es
importante caminar con el rebaño, nunca separado de él”, manifestó.
10. El testimonio
Por último, explicó que “escuchar
a Dios y caminar junto a los demás da fruto al convertirnos en signos vivos de
Jesús presente en el mundo”.
“La Iglesia necesita vuestro
entusiasmo, generosidad y celo para mostrar a todos que Dios está siempre con
nosotros, en cualquier circunstancia de la vida”, señaló más tarde.
A modo de conclusión, el Papa
recordó que “escuchar, caminar juntos y dar testimonio marcan el camino sinodal
de la Iglesia y también vuestro camino hacia la ordenación sacerdotal”.
Por Walter Sánchez
Silva, Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa