Si
no la alimentas, tu fe terminará muriendo del todo. Si quieres reavivarla, la
tienes que cuidar mejor
Más
de una vez me he encontrado con personas que, de entrada, me han dicho con toda
sinceridad: «Mira, yo no sé lo que me ha pasado estos años, pero he cambiado
mucho por dentro. Ya no sé si creo o no. No estoy seguro de nada». Si quieres,
vamos a pensar juntos: ¿cómo se deja de ser cristiano?
A
algunos os ha pasado una cosa muy sencilla. Sin daros cuenta, habéis ido abandonando
todo lo que podía nutrir vuestra fe. Y, naturalmente, privada de alimento,
vuestra fe se ha ido extinguiendo. Algunos me decís que no habéis tenido tiempo
para «esas cosas». Bastante teníais con estudiar o buscar trabajo. Otros ponéis
otras razones... No es difícil entenderos. Pero hay una cosa muy clara: si no
la alimentas, tu fe terminará muriendo del todo. Si quieres reavivarla, la
tienes que cuidar mejor.






