¿Conoces las apariciones
de Laus?
Fue
en la pequeña localidad de Laus, en los Alpes franceses, en mayo de 1664.
Mientras cuidaba de las ovejas y rezaba el rosario, la joven pastoral Benoîte
Rencurel, de 17 años, vio “una Señora vestida de un blanco deslumbrante con un
niño en su regazo”.
Cuando
Benoîte le ofreció humildemente un trozo de pan duro, la Señora “sonrió
silenciosamente y desapareció”.
Durante
los meses siguientes, la Señora apareció para Benoîte todos los días. Su
mensaje era el de “orar continuamente por los pecadores”. Ella reveló su nombre
como “María, reconciliadora y refugio de los pecadores” y le dijo
a Benoîte que fuera a la antigua capilla de Nuestra Señora del Buen
Encuentro, donde un suave perfume emanaría del óleo de la lámpara del
santuario. Este óleo, dijo la Señora, haría milagros a las personas que fueran
ungidas con fe.
En
1665, la diócesis donde vivía Benoîte reconoció las apariciones. Se inició
entonces la construcción de una pequeña capilla para la adoración eucarística y
para recibir a los penitentes. Cuatro años después, Benoîte empezó a
recibir apariciones de Cristo sufriente: durante diez años, estas
apariciones le dijeron que ella se volvería una alma víctima, participando de
la Pasión de Cristo. A lo largo de las décadas siguientes, ella sufrió varias
dolencias y murió a los 71 años, visitada continuamente por Nuestra Señora.
En
mayo de 2008, la Santa Sede anunció el reconocimiento oficial de las apariciones.
El Santuario de Laus está hoy bajo los cuidados de la
Comunidad de San Juan, que se dedica al sacramento de la confesión. El proceso
de canonización de Benoîte también está abierto.
ALETEIA
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