Las experiencias personales recopiladas en la lucha
contra los demonios y su influjo en las personas, plasmadas en un relato apenas
publicado
El padre César Truqui |
¿Cómo es la vida de un exorcista? ¿Qué
episodios se afrontan ejerciendo ese ministerio? ¿Es posible identificar un
poseído o un endemoniado? ¿Cómo responder al influjo del mal en la vida
cotidiana? Relatos sobrenaturales, sí, pero también la vivencia diaria de quien
combate a los demonios.
Todo eso puede encontrarse en un relato apenas
publicado en Italia. Un verdadero diario, recopilado por la periodista Chiara
Santoniero con César Truqui. “Profesión exorcista” es el título. El sacerdote
mexicano, protagonista de la historia, respondió algunas de estas interrogantes
en entrevista con el Vatican Insider.
¿Qué encontrará el lector en este libro?
En este libro hay una serie de
experiencias personales que como exorcista he tenido, esencialmente, y lo que
quiso hacer la periodista es presentar la vida de un sacerdote, desde que se
levanta a la mañana hasta que se va a dormir.
¿Qué le impacta más a un exorcista de su
ministerio?
Lo que más impacta pienso que es poder
tocar con mano la realidad espiritual del demonio. Él, sabemos, es un ser
espiritual que no tiene cuerpo y ni siquiera palabra, sin embargo cuando, por
permiso divino posee a una persona, el demonio se expresa a través de ella, por
lo tanto podemos ver la mirada satánica, el tono diabólico, percibir su
soberbia, sentir su odio hacia los hombres. Todo esto, que puedes aprender en
el evangelio, lo tocas con mano durante los casos de posesión.
¿Cómo llegó usted a convertirse en
exorcista?
En mi caso pedí permiso al obispo de
Coira, en Suiza, que es donde estoy trabajando, porque se me acercaron diversas
personas pidiendo una ayuda espiritual de exorcismo, por lo tanto mi deseo fue
el ayudar a las personas. Lo mismo sucede con todos los sacerdotes exorcistas
que cada vez se encuentran con más casos, hombres o mujeres, ancianos o
jóvenes, con necesidad espiritual, no sólo de una bendición normal sino de un
exorcismo.
¿Cuál es la situación de los exorcismos en
la actualidad? ¿Son más que antes?
Me fue dicho que hace algunas semanas la
Radio Vaticana habló del incremento de un 200 por ciento en casos en Italia, no
de posesión, pero sí de personas que se dirigen al exorcista. Como muestra
basta botón, si en Italia han crecido los casos y la necesidad de los
exorcistas, se puede decir que en otros países pasa lo mismo, sea en México,
sea en Latinoamérica o en Europa. ¿Por qué? Por una parte, porque ha crecido la
conciencia sobre la realidad espiritual y, por otra, ha aumentado la gente con
la necesidad de acudir a un exorcista.
Entonces, ¿ahora se piensa más en el
mal?
Así es, hay una percepción mayor del mal,
sea a nivel moral, físico, en el trabajo. En todos los niveles. Este aumentar
de la conciencia de un mal que crece cada vez más en la sociedad, en las
familias y a todo nivel, pienso puede ser la causa de que la gente vaya a pedir
un exorcista.
¿Cómo se identifica un caso de posesión
diabólica?
Lo mejor es que el sacerdote exorcista
pueda hablar con la persona que pide su ayuda. En ciudades como Roma, donde las
peticiones son muchísimas, es más difícil. Lo que debe hacer un exorcista es un
discernimiento de los espíritus, hablar con la persona, escucharla, para saber por
qué la considera que necesita un exorcista.
¿Y qué síntomas se buscan?
El exorcista debe buscar los signos de una
posesión, hablar y entender lenguas muertas como latín, griego, arameo, tener
una fuerza que va más allá de la naturaleza o ser capaz de decir cosas ocultas
o escondidas o lejanas. Un cuarto signo es la aversión a lo sagrado. Estos
cuatro signos que vienen explicitados en el manual de exorcismo. También se
deben buscar elementos que le hagan descubrir al exorcista que se ha recurrido
a un mago, se han hecho ritos satánicos, esotéricos o mágicos. Más elementos de
este tipo encontramos, más elementos de juicio tendrá el sacerdote para poder
discernir un caso de posesión demoníaca.
¿Se puede llegar a confundir una
enfermedad psiquiátrica con una posesión diabólica?
Hay mucha confusión en la gente, el
peligro es querer ver al demonio en todos lados cuando no es así. El demonio no
es ni omnipresente ni omnipotente, aunque existe y puede actuar. Los exorcistas
nos damos cuenta que puede haber confusión en las personas cuando creen que una
enfermedad psicológica o un ensañamiento de las circunstancias son producto de
una acción demoníaca. Cono el problema económico mundial, que lleva más de 10
años y hace que las personas pierdan su trabajo, estén llenas de estrés o haya
conflictos familiares. Todo eso lo ponen junto y dicen es culpa del diablo,
pero no es así.
¿Existen suficientes exorcistas en el
mundo?
La respuesta es sí y no. En países como
Italia, en diócesis muy concretas como Roma, Milán y Turín, lo son. En Ciudad
de México sé que existe un buen grupo de exorcistas, bien formados y numerosos
que son parte de la diócesis y tienen un número suficiente. Pero hay otros
países, ciudades y diócesis donde no encuentras nada. Por lo tanto hay un
desequilibrio. ¿Cuál sería el número adecuado de exorcistas? Uno por diócesis.
Bastaría eso para que las diócesis estén suficientemente preparadas para los
casos que se presentan. El Vaticano no tiene un sistema de coordinación de los
exorcistas, eso lo deja a discreción de las diócesis.
¿Es verdad que dentro de la Iglesia no se
cree tanto en la acción del demonio?
Si, seguramente sí. De hecho, en 1970 la
Congregación para la Doctrina de la Fe emitió un documento titulado “El
demonio”, en el cual tuvo que explicar a los ambientes católicos detalles de la
existencia de esta figura. Si la Santa Sede tuvo que emitir un documento
eclesial sobre esta realidad es que había necesidad.
¿Qué le recomendaría a una persona que se
siente atacada por el diablo o poseída?
Le recomendaría mucha vida de oración; que
rece todos los días, con mucho fervor y atención. Los sacramentos no pueden
faltar, la misa de los domingos. En el caso en que, desgraciadamente, se pueda
caer en pecado mortal, acudir a la confesión, y en los casos en los cuales se
necesita una intervención mayor, porque se percibe que existe algo
extraordinario, buscar un sacerdote -en lo posible un exorcista-, para pedirle
ayuda.
ANDRÉS
BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD DEL VATICANO
Fuente: Vatican Insider