Los sacerdotes de Madrid apuntados al
Servicio de Asistencia Religiosa Católica de Urgencia (SARCU) se forman en
atención en casos de intento de suicidio en personas «que en realidad buscan
una palabra de Dios»
Foto: Jone |
El SARCU (Servicio de Asistencia Religiosa
Católica de Urgencia) nació en la diócesis de Madrid para atender por la noche
las necesidades surgidas en residencias de ancianos y hospitales, aunque sin
descuidar ámbitos como el acompañamiento en los últimos momentos de la vida o
las situaciones de crisis personal.
Sin embargo, en los once meses que lleva
en funcionamiento este servicio, la realidad del sufrimiento que han podido
atestiguar numerosos sacerdotes de Madrid les ha hecho reclamar una mayor
formación en casos de riesgo de suicidio.
«Muchos
sacerdotes han tenido que atender a personas en situación de extrema gravedad»,
afirma Bienvenido Nieto, responsable del SARCU, que ha organizado sus primeras
jornadas de formación con el tema Escucha, deterioro psicológico y riesgo
de suicidio. Claves de acompañamiento y protocolos de actuación.
Los
sacerdotes apuntados a este servicio se han encontrado «con personas que
muestran un grado tal de desesperación que les podría llevar a quitarse la
vida». Todos estos curas «han recibido formación psicológica durante sus
estudios, para poder intervenir en una mediación, para escuchar en el
confesionario, para trabajar en un Centro de Orientación Familiar…, pero eso no
les sirve cuando alguien les dice: “Me voy a pegar un tiro”, como ya ha pasado
en estos meses. Para eso hace falta una formación más específica», que es la
que se está impartiendo ahora con el apoyo del SAMUR y Protección Civil.
Los
sacerdotes se están encontrando «situaciones muy trágicas», que hacen aflorar
unas estadísticas poco conocidas: «Hoy hay más personas que mueren por haberse
suicidado que por haber sido víctimas de un accidente de tráfico», desvela
Bienvenido.
«Hay muchos
que nos llaman y dicen que se quieren quitar la vida: mujeres que han abortado,
personas que tienen problemas de alcohol o drogas, gente con problemas de
conciencia, fracasos amorosos, ruinas económicas…, pero en la mayoría de las
ocasiones hay un componente de desestructuración familiar grave», señala el
responsable del SARCU.
¿Qué es lo
que buscan entonces en un sacerdote a altas horas de la madrugada? Bienvenido
responde: «Es muy llamativo cómo parecen buscar una última esperanza. Y esto lo
hacen tanto creyentes como no creyentes. Buscan otra visión distinta a la que
les pueda dar el psicólogo o el médico, algo a nivel afectivo y espiritual.
Recurren al sacerdote como última salida. Y esto también lo hacen personas que
tienen problemas de conciencia por la decisión que han tomado de suicidarse».
Al llamar
al SARCU, estas personas «en realidad buscan una palabra de Dios. Cuando hablan
con el sacerdote se incide en qué te dice Dios, porque aunque tú no creas, Dios
te está pidiendo algo; lo que quieres hacer es muy serio, y va a romper tu
familia y va a hacer daño a mucha gente. Se trata de buscar la parte
trascendental de tu conciencia: ¿cómo ve Dios esto que quieres hacer? Lo que
piensan los demás más o menos lo sabes, pero…, ¿y Dios? El objetivo es
confrontar a esa persona con el autor de la vida».
Para
recibir la asistencia de un sacerdote del SARCU en asuntos de emergencia basta
con llamar al número de teléfono 913 717 717 en horario nocturno (de 22 a 7
horas), los 365 días del año.
Juan
Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente: Alfa y Omega