Durante
la Misa celebrada en Casa Santa Marta este viernes 14 de septiembre, el Papa
Francisco ha reflexionado sobre la paradoja de la Cruz, que es signo de derrota
y de victoria al mismo tiempo
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| El Papa en la Misa celebrada en Casa Santa Marta. Foto: Vatican Media |
“No
tengamos miedo de contemplar la Cruz como un momento de derrota, de fracaso”,
señaló el Santo Padre. “Pablo, cuando hace la reflexión sobre el misterio de Jesucristo,
nos dice cosas fuertes. Nos dice que Jesús se vació a sí mismo, se aniquiló a
sí mismo, se hizo pecado hasta el final, asumió todos nuestros pecados, todos
los pecados del mundo: se convirtió en un descartado, en un condenado”.
“Pablo
no tenía miedo de mostrar esta derrota y también esto puede iluminar un poco
nuestros peores momentos, nuestros momentos de derrota. Pero también la Cruz es
un signo de victoria para nosotros cristianos”.
Para
explicar mejor esta paradoja de la Cruz, el Santo Padre recurrió al libro de
los Números, en el que se narra el Éxodo del pueblo de Israel de Egipto a la
Tierra Prometida, previo deambular por el desierto durante 40 años.
En
ese contexto se produjo un suceso que el Papa definió como una profecía de la
Cruz de Cristo. En un momento de desesperación, el pueblo de Israel comenzó a
murmurar contra Moisés y contra Dios. Se produjo entonces una infestación de
serpientes que mordieron a muchos israelitas.
Francisco
recordó que, desde tiempos antiguos, la serpiente simboliza a Satanás, el Gran
Acusador. Entonces Dios ordenó a Moisés hacer un báculo coronado por una
serpiente de bronce para que todos los que habían sufrido la mordedura de las
serpientes se curaran al mirarlas, ya que Dios dijo a Moisés que alzaría a la
serpiente causante de la muerte para dar salvación.
Para
el Pontífice se trata de “una profecía” que hace referencia directamente a la
Cruz: “Jesús, cargado de todos los pecados, derrotó al autor del pecado,
derrotó a la serpiente”.
“En
aquel momento, Satanás quedó destruido para siempre. Ya no tiene fuerza. La
Cruz, en aquel momento, se convirtió en signo de victoria”.
El
Papa continuó: “Nuestra victoria es la Cruz de Jesús, victoria ante nuestro
enemigo, la gran serpiente antigua, el Gran Acusador”. En la Cruz “hemos sido
salvados en aquel recorrido que Jesús quiso hacer hasta lo más bajo, pero con
la fuerza de la divinidad”.
Además,
recordó las palabras de Jesús a Nicodemo: “Cuando sea alzado, atraeré a todos a
mí”. Subrayó: “Jesús alzado y Satanás destruido. La Cruz de Jesús debe ser para
nosotros la atracción: mírala, porque es la fuerza necesaria para ir adelante”.
“Aquella
serpiente antigua que fue destruida, todavía grita, todavía amenaza. Como
decían los padres de la iglesia, es un perro encadenado: no te acerques y no te
morderá, pero si te acercas a acariciarlo porque la fascinación te lleva a él
como si fuera un cachorrillo, prepárate: te destruirá”.
Por
lo tanto, “la Cruz nos enseña que en la vida hay derrota y victoria. Debemos
ser capaces de tolerar el fracaso, de llevar con paciencia los errores, y
también nuestros pecados, porque Él ha pagado por nosotros”.
El
Papa finalizó su homilía con esta petición: “Hoy sería bello que, en casa, con
tranquilidad, dediquemos 5, 10, 15 minutos a ponernos delante del crucifijo, o
de aquello que tengamos, o del rosario, y mirarlo: es nuestro signo de derrota
que provoca las persecuciones, que nos destruye, y también es nuestro signo de
victoria, porque en ella Dios ha vencido”.
Fuente:
ACI Prensa






