La
jubilación, una etapa a veces delicada, puede llevar a una separación o un
distanciamiento dentro de la pareja
En
este nuevo ritmo, cada uno se encuentra a sí mismo y, a veces, se reinventa...
He aquí algunos consejos para que la jubilación sea un tiempo de desarrollo
para los dos.
“La jubilación es una reconversión necesaria. En unas vacaciones perpetuas, la vida ya no lleva el ritmo de la misma manera. La cadencia viene dada por otra cosa”. Con sencillez y bondad, descubre las claves para ser una feliz pareja de jubilados.
Comenzar por una reflexión
personal
En
primer lugar, la jubilación profesional se aborda de forma individual. Como en
cualquier etapa, requiere un interrogatorio interior personal. “La gente se
define a sí misma por su situación profesional”, dice Christiane Behaghel. “’¿A
qué te dedicas?’, es una pregunta común en primeras conversaciones. Pero
entonces, el día que te jubiles, ¿cómo te defines? La jubilación es un tiempo
personal dedicado a una reconversión”. Lo más importante es dejar el trabajo
con calma, sin remordimientos ni resentimientos.
Aprovechar las oportunidades
para hablar
“¿Y
si usamos este tiempo para dialogar?”, propone Christiane Behaghel. “Estos
momentos juntos son una oportunidad para hablar. Para renovar el diálogo, se
pueden recordar los buenos momentos, las etapas difíciles, agradecer al otro lo
que ha hecho. También es una oportunidad para darse cuenta de la felicidad de
tener hijos y nietos, de sentir al cónyuge al lado. Los recuerdos, la alegría,
el perdón, también son importantes. Hablar de los errores, aportar calma al
otro, decirse cosas que no se hayan dicho… Es muy relajante y conduce a la
bondad”. La comunicación siempre es valiosa para la pareja.
Hacerse un nuevo lugar en el
espacio
Con
una vida profesional más o menos ocupada, una pareja está presente de forma
intermitente y en diferentes momentos en casa. Después de la jubilación,
normalmente ambos están en casa, el uno frente al otro. “La pareja también debe
encontrar su lugar en el espacio”, precisa la consejera matrimonial. “En la
casa, por ejemplo, se puede transformar y reutilizar el cuarto de los niños.
¡Cada uno tiene su propio universo y eso está bien! Algunas aficiones pueden
ser muy invasivas, así que es mejor preservar un espacio vital mínimo para cada
uno”.
Encontrar un equilibrio nuevo
En
la vida de una pareja, que siempre tiene sus altibajos, la jubilación no debe
abordarse desde el drama, pero tampoco debe descuidarse. “La pareja tiene, por
definición, un equilibrio inestable”, señala Christiane Behaghel. “A lo largo
de la vida, evoluciona constantemente y requiere un cierto trabajo. La
jubilación representa un nuevo aprendizaje de la convivencia, según la
complementariedad de las parejas. Cada uno se había especializado un poco, uno
quizás no tenía tiempo antes para gestionar los recados o los niños o las
escapadas. ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo reorganizar la vida cotidiana? La pareja
no tiene que tratarlo todo junta. Es esencial tener actividades propias de cada
uno, que representan la oportunidad de hacer cosas y enriquecer al otro. Las
asociaciones están llenas de jubilados, ¡y no es por nada!”.
Rezar juntos
Ya
que hay más tiempo libre, la oración es también una manera para que la pareja
se reencuentre. “A menudo pensamos erróneamente que no tenemos tiempo para
rezar juntos, que es complicado, que una oración es siempre individual”,
lamenta Christiane Behaghel. “Pero es necesario tranquilizarse y liberarse de
la culpa. Se puede hacer en pareja un signo de la cruz, leer una encíclica del
Papa, ir a misa o decir un Ave María o
un Padre Nuestro. A veces la
sencillez es la mejor opción”.
Aceptar poner (o devolver) a
la familia al primer plano
La
transición a la jubilación trastoca las prioridades con una intensidad que
varía según el lugar que ocupó el trabajo en la vida. “¡Es un descanso
social!”, comenta Christiane Behaghel. “La familia toma la delantera, con intereses
y atenciones desplazados hacia la esfera de lo personal. Es el eco de aquel
primer punto de inflexión para la pareja: la emancipación del último hijo. La
pareja se encuentra cara a cara, con menos temas de conversación. Un primer
viraje que nos lleva de vuelta a la pareja. Cada uno tiene las claves en sus
manos y los recursos para ayudar al otro”.
Valorar el hecho de estar
activo
“Con
el deseo de estar en buena forma, quizás se quiera uno poner al servicio de los
demás o desarrollar algún proyecto personal para el que no habíamos tenido
tiempo antes”, sugiere la consejera matrimonial. “Ahora los dos tienen
elección, tienen libertad. También es una puesta en valor de las cualidades
(dibujo, ciclismo, etc.) que quizás una vez se enterraron o que surgen ahora”.
Erróneamente asociada a la vejez, la jubilación es hoy en día una oportunidad
para hacer muchas actividades que requieren más o menos energía. ¡Una linda
manera de reírse del paso de los años!
Fuente: Aleteia