Los ejemplos que necesito para ser mejor ¡están en todas partes!
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By Loza-koza|Shutterstock |
¡Qué lección me
da el enfermo que mira su vida con paz y vive su día con paciencia, el pecador
que no se asombra ante una nueva caída, que no se acostumbra y vuelve a
levantarse queriendo hacerlo todo mejor!
El ejemplo me
lo da la persona que renuncia a lo que cree tener derecho por amor. Aunque
salga perjudicada. Pero sabe que es lo que Dios espera de ella.
El ejemplo me
lo da ese hombre débil que cae agotado y no deja de mirar la meta mientras se
levanta herido. El ejemplo me lo da el que lo ha perdido todo en
la vida y sigue sonriendo, sabiendo que cada día es una nueva oportunidad para
seguir amando.
El ejemplo me
lo dan los que perdonan, habiendo sido heridos, difamados, condenados
injustamente. El ejemplo me lo dan los que se aman después de tantos años, con
deficiencias, con problemas y vuelven a levantar en sus vidas cada mañana el
estandarte de la esperanza.
El ejemplo me
lo dan los que no envejecen en el corazón aun pasando los años y se abren a los
que aún no conocen, queriendo encontrar en ellos un motivo para seguir
luchando.
El ejemplo me
lo dan los que no juzgan ni critican llevados por las apariencias. Miran con
bondad a los que han caído. Y aceptan sin temor a los que
no son como ellos.
El ejemplo me
lo dan los que trabajan todos los días desde la mañana a la noche y no siempre
logran lo que se han propuesto. Pero al final del día sonríen agradecidos.
Poder trabajar y luchar todo el día es ya un privilegio.
El ejemplo me
lo dan los veraces, los que nunca mienten, los que aceptan su verdad y
las consecuencias de su actitud coherente.
El ejemplo me
lo dan los que siempre están atentos porque la vida da oportunidades que se
lleva el viento y tengo que saber aprovechar cada minuto que tengo entre mis
dedos.
El ejemplo me
lo dan los que sufren y no se hunden ni desaniman. Y siempre tienen una palabra
de elogio para el que ha triunfado, para el que es más fuerte.
El ejemplo me
lo dan los que nunca se comparan y conservan no sé bien cómo un corazón
inocente, de niño que alza las manos al cielo siempre agradecido.
Yo necesito
esos ejemplos para levantar el vuelo. Y quiero ser ejemplo en mi forma de vivir
la vida. Desde mis límites y caídas. Desde mi pobreza y debilidad. Pero
sabiendo que Dios hace obras de arte con mis días. Cuando me dejo hacer
como el barro entre sus manos.
Carlos
Padilla Esteban
Fuente:
Aleteia